Por Antton Bastero, actor, titiritero y periodista
Solía decir mi padre con cierta frecuencia, ante situaciones patéticas y humillantes, que «esta vida a veces hay que afrontarla con la paciencia del santo Job». Como yo de vida de santos siempre he andado un poco perdido, acostumbraba a asentir con la cabeza a sabiendas de que por alguna razón de peso lo repetía tan a menudo. Y que me perdone el santo Job por mis ignorancias.
A lo que voy, me ha llamado por teléfono una «periodista» de un programa de ETB. Pertinaz y sagaz, ya había intentado conectarse conmigo por Instagram unos minutos antes. Según me ha detallado muy amablemente, ya en conversación telefónica, querían entrevistarme en directo esa misma tarde. La mujer no hacía más que pedirme perdón «ya sabes como es esto, todo a última hora» y tal pascual. Yo pensé «mira Antton, la inmediatez de la noticia llama a tu puerta de la mano de esta intrépida periodista». La mujer casi sin aliento por cerrar el «mandado» me comentaba que enviarían a mi elección un cámara hasta Trebiñu o a Bilbao. El caso es que mientras me quedaba sorprendido por tanto despliegue de medios informativos, y les invitaba a acercarse por Trebiñu a mi almacén de títeres, va la mujer y me suelta: «No, no, será en la calle, ya sé que está lloviendo pero ya encontraremos un sitio un poco a cubierto, tú estarás actuando con tus marionetas, y entonces te interrumpirán para preguntarte cómo está el tema de cobrar». Todo esto me ha hecho pensar durante un buen rato, algo que seguro que a ella se le ha hecho largo vista las prisas que se traía en cerrar la entrevista. «Increíble», me he dicho a mí mismo. «Por fin una periodista va a indagar porqué en cada ayuntamiento de Euskadi se factura de una forma diferente, unos por su web, otros por la Diputación correspondiente, unos pocos por correo electrónico y aquellos por un sistema indescifrable de facturación electrónica. ¡Qué bien! Vamos a conseguir no volvernos tarunbas los artistas a la hora de cobrar nuestro bolos porque alguien de la Administración, al ver la retransmisión en riguroso directo, valorará la posibilidad de unificar criterios» (En serio que así lo he pensado, lo juro). Pero no. No era eso, porque al continuar con la conversación me ha dicho la mujer, sin atisbo de sonrojo, que buscaba un artista que viviera de la «limosna» del transeúnte y no de facturar como es de recibo. Y ya yo, medio anodadado, me he despedido, con dolor de tripas, diciéndole «va a ser que no».
Cuando estudié los 5 años de carrera en la facultad de Ciencias de la Información de Leioa no nos enseñaron a montar y a crear la noticia sino a darla tal y como es. Y es que últimamente los telediarios, teleberris, informativos y magazines en general ya no son lo que eran. En lugar de contarnos las noticias según suceden se las crean como pueden o hacen de adivinos con temas como el tiempo que va a hacer, los gobiernos que se van a formar y los goles que van a entrar en el partido de fútbol de turno. Visto lo visto a la carrera de periodismo ya están pensando en cambiarle el nombre y en lugar de Ciencias de la Información van a ponerle Ciencias de la Adivinación y del Invento, con especialidades en Debates sobre Cualquier Cosa, Tecnología en TikTok y Construcción de la Noticia con un Titiritero.
Yo, por si acaso, ya he pillado un asiento en esta vida con salida de emergencia. Por lo que pueda pasar. Menos mal que fuera en la calle llueve y, aunque algunos no quieran, se llevará poco a poco el lodo que todo lo embarra…
