Por Toni Ayala vía La Vanguardia
La obra sobre el bombardeo de 1938 vuelve a exponerse medio siglo después
Han pasado 44 años desde que el artista Domingo Millán (Alcoi, 1947-2016) pintara el cuadro Memoria, libertad, esperanza . Es el llamado Gernika de Taller de Picasso, porque representa simbólicamente, en una de sus tres partes, el terrible bombardeo que sufrió la ciudad de Barcelona en el año 1938 por parte de la aviación italiana durante la Guerra Civil española.
La obra pertenece al fondo de la colección Jordi Costa de Taller de Picasso de Barcelona, que, ahora, mostrará en público esta pintura del año 1977 por primera vez. Y el escenario escogido tiene mucho que ver con el sobrenombre del cuadro.
Uno de los rincones de Barcelona donde es más visible aún hoy en día el rastro de los bombardeos de la aviación italiana es la plaza de Sant Felip Neri, donde se puede apreciar la metralla en las paredes.
Es por eso que el Gernika de Taller de Picasso se podrá ver, como presentación, los días 23 y 24 de julio, expuesto en la sacristía de la iglesia de Sant Felip Neri, en el punto exacto donde cayó una bomba que causó 42 víctimas mortales, una treintena, niños. Justo allí había un sótano que era utilizado como refugio antiaéreo, que quedó reducido a escombros.
El pintor retrata en su obra el símbolo de esa amenaza mortal que llegó del cielo incluyendo en el cuadro, entre otros elementos, al pájaro negro. “Paloma sangre, paloma verde, ¿por qué voláis? Para traernos muertes”, dejó escrito el artista.
La obra de Domingo Millán se expondrá en Sant Felip Neri, donde aún hoy hay rastro de las bombas
La colección Jordi Costa de Taller de Picasso de Barcelona ha llevado a cabo los últimos años un exhaustivo estudio del lienzo a partir de la decodificación de los 18 símbolos principales que componen la pintura. Para ello, como si de una novela de Dan Brown se tratara, se han analizado las pistas que el pintor dejó en su obra inmediatamente anterior, sobre todo, en la serie Sobres (1976), donde ahonda en el tema de la falta de libertades y la censura, y la serie Botas (1977), donde reflexiona sobre la represión. Posteriormente, presentaría la serie Muertes alquímicas (1978).
Domingo Millán realizó esta obra para la sala de arte Taller de Picasso en 1977, un momento lleno de incertezas, pero también de esperanzas en España. Hacía dos años de la muerte del dictador Francisco Franco, faltaba un año para que entrara en vigor la Constitución española, que certificaba el reencuentro con la democracia, y faltaban dos años para que se aprobara en referéndum el Estatut catalán. Todo ello, ese clima, queda también reflejado en el cuadro.
En una primera parte, el artista plasmó la noche de la Guerra Civil, con el bombardeo de Barcelona, y los años de la dictadura franquista; en el centro, ilustró la Transición democrática, con la figura de la Estatua de la Libertad como personaje principal; y, en la última parte, mostró el nacimiento de un nuevo futuro para todos los pueblos de la península ibérica, con especial alusión a Catalunya. “Tú eres un sobre donde te guardas tus esperanzas”, escribe el artista en uno de sus poemas visuales de la serie Sobres .
La mayoría de estas obras se conservan en la colección Jordi Costa de Taller de Picasso de Barcelona, lo que ha permitido interpretar la simbología de Domingo Millán, uno de los muchos artistas que pasaron por esta sala de arte barcelonesa de la calle de la Plata, que se mantuvo activa desde 1971 a 1996.
Cuatro décadas después de que Domingo Millán pintara esta obra, los mensajes del cuadro le otorgan una gran actualidad, plasmando el deseo de la cultura catalana de expresarse (“queremos salir”, proclama Millán en otra de sus obras).
El cuadro fue pintado en 1977 y retrata la guerra, la dictadura y la transición democrática
En conjunto, la pintura mueve a reflexionar sobre los peligros de olvidar la memoria histórica y es una invitación a abrazar la diversidad, en un canto al diálogo y la paz. “En tus ojos está la luz de tu condena callada”, escribe el artista en otro de sus poemas, donde la simbología de las miradas, como en el cuadro del Gernika catalán , es muy importante como elemento para mantener viva la memoria histórica. “Quien a tus ojos esconde tu verdad, corazón que en una mañana huye para olvidar la razón”, describe el pintor.
El simbolismo del sobre (en este caso, cerrado), en una época donde el correo era la forma más extendida de comunicación, destaca también en el cuadro como elemento alegórico de la censura franquista y, al mismo tiempo, como forma para preservar la memoria. “Verlo tirado sobre la cesta, el sobre de las palabras, sin una mano que frene la condena a sus letras. Bien rasgado su mensaje, para que no suene su palabra. Bien herido de silencio, para que nunca se sepa, lo que trajeron ayer las palomas mensajeras”, escribe Domingo Millán.
Otro elemento que sobresale del cuadro es la bandera catalana, que sujeta la Estatua de la Libertad, que transforma su antorcha en una senyera a través de la cual contempla el futuro, como si lo observara a través de un catalejo. En esta parte del cuadro también se ha identificado una alusión al Estatut catalán, cuando aún faltaban meses para su aprobación.
“Domingo Millán era un poeta, una persona de una inteligencia profunda, tenía un don”, explica Hilda Bencomo Ensesa, propietaria de la colección Jordi Costa de Taller de Picasso de Barcelona, “tenía un magma interior tan fuerte que lo emanaba y enriquecía a aquellos que estaban a su alrededor”.
El marchante de arte Jordi Costa le abrió las puertas de Taller de Picasso, como hizo con muchos otros artistas. “Tenían una relación muy buena, llegaron a tener una profunda amistad y un gran respeto mutuo”, recuerda la viuda del galerista, que, con esta primera presentación, comienza a dar a conocer el importante fondo de obras de arte de la colección.
La pintura tiene 18 símbolos principales, que se han podido decodificar gracias a obras anteriores
En el Gernika catalán se aprecia este diálogo entre el artista y el galerista. Y es que Taller de Picasso fue un centro cultural muy activo en unos años de efervescencia social y cultural. Al final, el destino quiso que ambos fallecieran con pocos meses de diferencia. “Domingo Millán era pura energía y estuvo muy cerca de la dimensión intelectual de Jordi Costa”, destaca Hilda Bencomo, quien ya hizo una aportación a Barcelona con la colección de vestidos de alta costura de Maria Brillas, su abuela, que forma parte del museo Disseny Hub.
Homenaje a las víctimas de los bombardeos
41 horas para poder ver el cuadro
Los peores días del bombardeo de la aviación italiana sobre Barcelona fueron el 16, 17 y 18 de marzo de 1938. En solo 41 horas cayeron sobre la capital catalana 45 toneladas de bombas. Fue una carnicería: 670 muertos y 1.200 heridos. En homenaje a todas las víctimas, la Col·lecció Jordi Costa del Taller de Picasso de Barcelona expondrá el cuadro Memoria, libertad, esperanza, conocido como el Gernika catalán, en la sacristía de la iglesia de Sant Felip Neri durante solo 41 horas, el mismo periodo de tiempo que duró aquel bombardeo. En un contexto de pandemia, el cuadro solo se podrá visitar con cita previa, durante una visita guiada para grupos de 20 personas y en horario restringido. La Vanguardia ha llegado a un acuerdo para que 80 de sus suscriptores puedan verlo a través de un sorteo, cuyo plazo para participar empieza el 5 de julio y acabará el 18 de julio.
5.000 obras de arte de Barcelona
El primer año de vida de la sala de arte Taller de Picasso, fundada por el galerista Jordi Costa (1949 – 2015) en el número 5 de la calle de la Plata de Barcelona, fue intenso.
El 22 de enero de aquel 1971, ya hace 50 años, se inauguró con una exposición de obras de Pablo Picasso. El 25 de octubre, el alcalde José María de Porcioles descubrió la placa de homenaje al pintor malagueño, en presencia del pintor Manuel Pallarès, compañero de juventud de Picasso.
Días después, la galería sufrió un incendio provocado por el lanzamiento de cócteles molotov. El atentado dio la vuelta al mundo. En Estados Unidos, no solo The New York Times se hizo eco, sino los diarios locales.
Desde el primer momento, Jordi Costa tuvo que luchar contra las adversidades para sacar adelante un proyecto con claro “espíritu renovador”.
En esta galería, “las artes se interrelacionan y el diálogo entre pintores y literatos llega a ser frenético”, declaró Jordi Costa.
Un ejemplo de ello es la colección de bibliófilo Poemes i Dibuixos, que combina poemas en catalán de escritores como Salvador Espriu, J. V. Foix, Manuel de Pedrolo, Marià Manent o Baltasar Porcel con pinturas de artistas de Taller de Picasso. Estos libros están hoy presentes en grandes instituciones, como la Biblioteca del Congreso de EE.UU. o la Herzog August Bibliothek.
La colección Jordi Costa del Taller de Picasso de Barcelona reúne 5.000 obras de arte, que son el reflejo de un período histórico clave, que arranca con los últimos años del franquismo, recoge toda la transición democrática y describe la Barcelona de antes, durante y después de los Juegos Olímpicos de 1992.
En todo ese periodo, Taller de Picasso fue un polo de atracción de artistas de todas partes que venían a crear a Barcelona. “Me siento como un medio para que mucha gente haya podido conectar con el mundo cultural, económico e, incluso, político del país”, detalló Jordi Costa.
“Esta colección es una historia de Barcelona en estado puro”, destaca Hilda Bencomo Ensesa, propietaria del fondo de arte, “en un rincón de esta ciudad, muy cerca de la Rambla, pasó algo maravilloso gracias a la pureza y a la emotividad de los artistas, a los que Jordi Costa dio libertad para crear”.
“Por eso la colección es tan amplia, los artistas ven y experimentan cosas antes de que las otras personas las veamos claras, así se dice que son incomprendidos, pero Jordi Costa se daba cuenta y les apoyaba para defender el arte”, resalta la viuda del galerista.
Una de las características de la colección es la gran cantidad de obras de mujeres artistas. Otra peculiaridad es que esta sala de arte contribuyó a facilitar los primeros pasos de muchos artistas, como el pintor Luis Claramunt o la poeta Maria Mercè Marçal.
No solo acogió a pintores, escritores o escultores llegados de diferentes partes del mundo o de España, sino a movimientos artísticos locales, como Pintors del Gòtic, el Grup TACA de Sant Andreu o el Taller de Pubilla Casas de L’Hospitalet.
Taller de Picasso fue un reflejo de cada momento histórico. Cuando el presidente de la Generalitat, Josep Tarradellas, regresó del exilio, visitó la galería, donde Jordi Costa había contribuido a mantener viva la cultura catalana. “Catalunya es suficientemente fuerte como para aportar valores culturales a la humanidad”, declaró.
La sala de arte Taller de Picasso estuvo muy vinculada a la Rambla. En el Hotel Oriente, Jordi Costa organizaba los encuentros intelectuales de la Barretina de Xeixa, con Antoni Tàpies, entre otros.