Por Sara Castro vía El País
El 45% de la población española se siente discriminada por su edad, según un informe de las Naciones Unidas
Aminta Ruiz, de 85 años, se ha sentido excluida por su edad en diversos momentos recientes de su vida. Recuerda cuando fue a pedir una prestación económica para un proyecto profesional y tuvo que insistir para ser atendida. Cuenta que, a veces, los médicos y los abogados se dirigen a los mayores de forma diferente porque creen que no les comprenden. “Para ello tengo audífonos y gafas”, explica. En España, el 45% de la población ha referido ser discriminada por sus años de vida, según el Informe Mundial sobre el Edadismo de las Naciones Unidas (ONU), publicado en 2021. Este término, referido a la marginación por cuestión de edad, se coló hace un año en el diccionario de la Real Academia Española. Para vencer esta segregación, Ruiz imparte clases de pintura, dibujo y bordado en el Programa de Personas Mayores de la Fundación La Caixa: “Es la manera de apoderarme del mundo y que él no se apodere de mí”.
La autora principal de este estudio de la ONU, Vânia de la Fuente-Núñez, insiste en que esta discriminación por edad es un problema de salud pública y una realidad estructural en todo el mundo, aunque predomina con mayor fuerza en los países de ingresos bajos. Una de cada tres personas en Europa ha sido víctima de edadismo. Este comportamiento puede causar una muerte más temprana y un deterioro de la salud física y mental a quien lo sufre. La calidad de vida se resiente con el aislamiento social y la soledad no deseada, según explica esta especialista en envejecimiento saludable.
Para De la Fuente-Núñez, los dos sectores poblacionales más afectados por el edadismo son los jóvenes y los mayores: “En el entorno laboral los empleados que tienen alrededor de 20 años se consideran inexpertos y los de 60 atraviesan una etapa en la que se cree que su experiencia ya no es relevante”. En España hay unas 850.000 personas mayores de 50 años en situación de desempleo, según la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea).
Con los obstáculos profesionales también se topó Ruiz, de origen colombiano, aunque consiguió sortearlos. Reside desde 2012 en Terrassa (Barcelona), a donde se desplazó por motivos de salud y para estar cerca de sus hijos. Tras sentir un fuerte desarraigo cuando se mudó de país, no dudó en ponerse en contacto con la Fundación La Caixa, donde ahora imparte talleres a las personas mayores, de forma voluntaria. “Quería seguir en el mundo laboral y hacer relaciones para continuar con mis proyectos, pero la sociedad te pone barreras cuando llegas a una edad porque piensan que ya no eres productiva”, cuenta.
En el ámbito de la salud mental las personas mayores también se ven relegadas a un segundo plano. Los suicidios entre esta población aumentan, pero “muchas veces no reciben campañas de prevención”, explica De la Fuente-Núñez, que dirigió la Campaña Mundial contra el edadismo de la Organización Mundial de la Salud. Esta segregación se manifiesta en las instituciones, en las relaciones con los demás y con uno mismo, y puede derivar en un estereotipo autoinfligido. Por este motivo, hay personas que deciden dejar de tomar la medicación prescrita o no cuidar su dieta porque “asocian la vejez a un periodo de enfermedad”.
Estas ideas preconcebidas derivan en conductas discriminatorias. Por ello, la psicogerontóloga Montserrat Celdrán, autora del Glosario sobre Edadismo de la Fundación La Caixa, explica que las personas mayores no solo han sido marginadas de actividades profesionales o de ocio, también de tratamientos.
La experta refiere la existencia de informes que generalizan las consecuencias de un tipo de fármaco para toda la población mayor de 65, sin especificar más dentro de esa amplia franja etaria. “Los efectos pueden no ser los mismos en una persona de 75 que en una de 90″, reprocha.
Celdrán añade que en el ámbito de la tecnología y la sexualidad las personas mayores también son excluidas y, en consecuencia, son alejadas de las estadísticas y las políticas sociales sobre estos temas. “Hay menos seguimiento de enfermedades de transmisión sexual en esta población porque se les homogeneiza en un colectivo que ya no mantiene relaciones, cuando son muy diversos”, matiza.
Con el glosario, publicado el 15 de junio, Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez, la psicogerontóloga pretende que la sociedad “cambie la forma de acercarse a las personas mayores”. Recogió más de 1.500 expresiones que hacían sentir mal a los participantes de los talleres de la Fundación La Caixa y extrajo un listado de construcciones a evitar porque “infantilizan, despersonalizan y deshumanizan”.
El catálogo incluye el término elderspeak, referente a la forma en la que los adultos se dirigen a las personas mayores de forma inconsciente con una entonación lenta, elevada y sencilla. “Es como si los consideraras menos y tienes que adaptar el mensaje para que te puedan entender”, cuenta Celdrán. Explica que esto deriva en situaciones discriminatorias normalizadas, por ejemplo, cuando el médico no se dirige en consulta a la persona mayor, que es el paciente, sino a su acompañante.
La psicogerontóloga también explica que este colectivo, a veces, se siente infantilizado. Por ello, aconseja huir del uso generalizado de diminutivos y posesivos. Referirse a ellos como “viejitos” o “abuelitos” no es correcto. “Dentro de una relación adulta, entre iguales, las coloca en una situación de inferioridad y, por tanto, pierden autoridad para poder defender sus ideas y decidir por sí mismas”, aclara la experta. Pese a que normalmente el tono de voz que lo acompañe sea afectivo y bienintencionado, el impacto final es perjudicial.
La expresión “nuestros mayores”, que tuvo su apogeo en la pandemia de la covid-19, implica una posesión que destila paternalismo con un riesgo de tomar decisiones por ellos en distintos asuntos, según Celdrán. Por otra parte, las palabras “jubilado” o “tercera edad” no son apropiadas si se utilizan de forma genérica. “Se asocian a los que ven la obra o juegan a la petanca”, explica la autora del glosario, tras aclarar que muchas personas con 80 años tienen una vida muy activa.
Enrique Boronat, de 71 años, siente que la sociedad arrincona, en cierto modo, a las personas mayores porque se prioriza la productividad. “No solo tenemos ese valor, aportamos mucho”, insiste. Es voluntario en el programa Siempre Acompañados de la Fundación La Caixa en Murcia para combatir la soledad no deseada y participa en el taller Amigos Lectores, también de esta entidad.
Ruiz insiste en que “envejecer no es deteriorarse”. Creó la Fundación Arcala en los campos de Latinoamérica para ayudar a las personas a “expresarse a través del arte”, publicó dos libros en los últimos años y este mes ha presentado sus creaciones en una exposición. Aunque ha perdido bastante visión, no deja de coser porque, en consecuencia, ha desarrollado más el tacto. “Si yo puedo, los demás mayores también. Con la creación de sus propias obras se empoderan para hablar en su casa, pensar o actuar por sí mismos y decir que no, si están en desacuerdo”, explica. En 2021 fue galardonada por el Ayuntamiento de Barcelona por esta labor.
El director del Programa de Personas Mayores de la Fundación La Caixa, David Velasco, que atiende a 426.787 personas en toda España, insiste en que “hay que cuidar el lenguaje porque construye pensamiento”. Recuerda ver anuncios donde se busca talento, pero se pide la abstención de gente que supere una determinada edad. Para vencer estos prejuicios desarrolla en su entidad formaciones gratuitas de crecimiento personal, actividades de participación social y voluntariado, programas para combatir la soledad no deseada, clases de Nuevas Tecnologías, con más de 530 ciberaulas orientadas a vencer la brecha digital, y talleres para fomentar la creatividad en las personas mayores.
La guía de recomendaciones de la ONU para abordar esta discriminación insiste en las políticas y medidas legislativas transversales, en las actividades educativas para disipar conceptos erróneos y en las intervenciones sociales intergeneracionales.
La edad cobró importancia en el ordenamiento jurídico español en 2022 con La Ley Integral para la Igualdad de Trato y la No Discriminación, que establece que nadie podrá ser discriminado por razón de edad, entre otros supuestos. Para De la Fuente-Núñez es un paso importante, pero cree que aún queda mucho camino por recorrer, sobre todo, en lo que respecta a la concienciación ciudadana. “La sociedad piensa que te formas, produces y después ya no haces nada, pero uno aprende hasta el día que se muere”, concluye Ruiz.