En toda la historia del papado, ningún papa ha dedicado mayor atención al cuidado del planeta, como el Papa Francisco, que murió el pasado lunes 21 de abril, a los 88 años, poniendo así fin a un mandato de 12 años. El papado de Francisco sí que ha estado marcado por peticiones constantes para actuar frente a la crisis ecológica y por una implicación muy importante en las negociaciones climáticas.
Empezaré diciendo que el 18 de junio de 2015, el papa Francisco publicó la encíclica Laudato sí (Alabado Seas), en defensa de la Tierra dedicada por completo a cuestiones ecológicas, que influyó y supuso un espaldarazo a las negociaciones climáticas internacionales, al aprobarse ese año el Acuerdo de París -el 15 de diciembre de 2015-, que rige en la actualidad los esfuerzos internacionales para combatir el cambio climático, aunque no se viene cumpliendo. En dicho documento, a lo largo de 184 páginas, conecta por primera vez la lucha contra el cambio climático con la necesidad de la justicia social.
Basado en la encíclica papal, el Vaticano produjo la película “La Carta”, que dirigida por el director norteamericano Nicolás Brown, el film muestra impresionantes imágenes del planeta y tiene como protagonistas al proprio papa, a un activista ambiental, a un refugiado climático de Senegal, a un indígena del Amazonas…, que conversan sobre la importancia de actuar unidos ante la crisis climática, la pérdida de biodiversidad, el agotamiento de los recursos naturales, la contaminación…..
Ocho años después, en 2023, el Papa Francisco volvió a hablar del cambio climático en Laudate Deum (Alabad a Dios), ante la ausencia de la acción climática, aunque en esa ocasión utilizó el término crisis climática en el que elevó el tono hacia sus causantes, las empresas del sector de los combustibles fósiles, y también fue muy crítico con la respuesta que los Gobiernos y las diferentes cumbres climáticas estaban dando a este problema global, el mayo desafío que tiene la humanidad en la actualidad. “La transición que se necesita, hacia energías limpias como las energías renovables, abandonando los combustibles fósiles, no tiene la velocidad necesaria”, señaló.
De la primera encíclica del Papa Francisco que se difundió en junio de 2015, hasta tiempos más recientes el mensaje del Papa Francisco es muy diferente en relación con las llamadas cumbres climáticas, ya que las que se han celebrado posteriormente han sido más bien un fracaso. Concretamente, el Papa Francisco recuerda en su texto que, ante la cumbre climática a celebrar en Dubai (Emiratos Árabes Unidos) que tuvo lugar del 30 de noviembre al 12 de diciembre de 2023 -la 28ª Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático- a la que estuvo a punto de acudir pero no pudo por problemas de salud, vino a decir que se trata de un país “que se caracteriza por ser un gran exportador de energías fósiles”, y advierte de que “las empresas de gas y petróleo ambicionan nuevos proyectos allí para ampliar más aún la producción”.
De la exhortación apostólica del Papa Francisco, destacaría como principales cuestiones, su posicionamiento contra el negacionismo climático. El Para Francisco viene a decir que “por más que se pretendan negar, esconder, disimular o relativizar, los signos del cambio climático están ahí. Nadie puede ignorar fenómenos extremos, períodos frecuentes de calor inusual, sequía y otros quejidos de la tierra. Es verdad que no cabe atribuir cada catástrofe al cambio climático global. Sin embargo, sí es verificable que determinados cambios en el clima provocados por la humanidad aumentan notablemente la probabilidad de fenómenos extremos. En los últimos años no han faltado personas que pretendieron burlarse de esta constatación. Mencionan supuestos datos científicamente sólidos, como el hecho de que el planeta siempre tuvo y tendrá períodos de enfriamiento y de calentamiento”.
También vino a decir que “ya no se puede dudar del origen humano del cambio climático”. Veamos por qué, dice. “La concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera, que por ese efecto provocan el calentamiento de la tierra, se mantuvo estable hasta el siglo XIX, por debajo de las 300 partes por millón en volumen. Pero a mediados de ese siglo, en coincidencia con el desarrollo industrial, comenzaron a crecer las emisiones”.
Mientras escribía `Laudato si´ se alcanzó el máximo de la historia -400 partes por millón- hasta llegar el pasado febrero de 2025 a 427,70 ppm (partes por millón). Este valor es el promedio diario más reciente, según Earth’s CO2. La concentración de CO2 en la atmósfera ha ido aumentando a un ritmo de aproximadamente 2 ppm por año, y esta tasa de aumento se está acelerando.
El Papa Francisco se refiere también “a la responsabilidad del modelo económico”, señalando que “la lógica del máximo beneficio con el menor costo, disfrazada de racionalidad, de progreso y de promesas ilusorias, vuelve imposible cualquier sincera preocupación por la casa común y cualquier inquietud por promover a los descartados de la sociedad. En los últimos años podemos advertir que, aturdidos y extasiados frente a las promesas de tantos falsos profetas, a veces los mismos pobres caen en el engaño de un mundo que no se construye para ellos”.
Y, viene a considerar a Occidente, como un «modelo irresponsable» llamado a cambiar. “Si consideramos que las emisiones per cápita en Estados Unidos son alrededor del doble de las de un habitante de China y cerca de siete veces más respecto a la media de los países más pobres, podemos afirmar que un cambio generalizado en el estilo de vida irresponsable ligado al modelo occidental tendría un impacto significativo a largo plazo. Así, junto con las indispensables decisiones políticas, estaríamos en la senda del cuidado mutuo”.
La lucha contra el cambio climático depende de decisiones políticas y de una sociedad internacional concienciada y movilizada, y si hay alguien con autoridad, como es el Papa Francisco, que es el máximo responsable de una tradición religiosa milenaria en la que se reconocen cientos de millones de personas, hablara de la crisis climática y en los términos en que lo hizo, es algo muy importante y positivo.
Julen Rekondo, experto en temas ambientales y Premio Nacional de Medio Ambiente