José Manuel Alonso
Esta semana es de Navidad y en ella, además de celebrar el aniversario del Nacimiento Divino, confiamos en que nazca un tiempo nuevo y distinto de aquellos años en los que uno ocupaba su silencio periodístico o su descanso mental y/o vacacional, al menos en casos como el mío, en escribir y soñar con la poesía y con la frase ocurrente: sueños de mente literaria o entretenida y ocupada. Y hoy, otros tiempos muy distintos, no solo en la edad sino también, como se decía antes, en dignidad y gobierno, los recuerda y/o saca del encierro cajonero… Y una vez recuperados, vuelve a leerlos y aprovecha para transmitirlos a los que seguramente, también en otros tiempos, hicieron o pensaron hacer lo mismo. Esta ocurrencia la plasmo ahora en la revista quincenal de los periodistas vascos, Kazetariak, confiando en que pueda ocupar y hacer pensar a los lectores de hoy en días de Nacimiento, la misma que otros años, con una clara diferencia: fiesta medio confinada en nave compartida, ávida de vida, pero siempre Navidad…
Creer desde la matemática
En cada despertar del sol, amanecer del día
En cada día de siglos, creación y manutención
En cada sujeto empeñado en guerras, derrotas y más derrotas
En cada encendido de Internet, programación (?)
En cada atleta: más fuerte, más alto y más rápido
En vías de tren o en vía satélite; abriendo y cerrando puertas
En el móvil y en la hipoteca, en los bancos y en los discos
En la Ilíada y en la Odisea, en Platón y Aristóteles,
En Cervantes y Shakespeare, en Unamuno y Baroja
En cada relato o poema leído o escrito, interpretado
En el ruido y en el silencio, en la música y en el canto
En el voto y en el compacto, en el tiempo y en el espacio
En la vida colectiva, pies, sentidos, voz y cerebro
En las manos y horizontes, entre sorpresas y espantos,
En la cuenta de la abuela y en cada amor y primer llanto
En todo, todo eso… y en mucho más que en todo eso…
Donde estuvo, está y vuelve a estar y estará… la matemática.
Me encanta
Me encanta…
sentirme ladrón de la memoria
Buscar la sombra
del único árbol que domina la Castilla más ancha
Beberme el último sorbo que guarda una barrica en la Rioja
Acompañarme con unas aceitunas andaluzas de Jaén
Sentirme gaviota que vuela por la marejada del Cantábrico
Contemplar el Bidasoa desde la Irún romana sin fronteras
Plantarme en el balcón que se abre a la gran Concha
Oír el salmo de la infancia…, de Silos, Loyola y Aránzazu
Ocupar silla que dejaron caballeritos de Azcoitia
Ser nieve permanente en Pirineos y empezar la ruta de Santiago.
Oír el toque de cita y esplendor de la tamborrada donostiarra
Salir al mundo desde la Getaria que extendió Elcano
Sentir los alfileres de la lluvia desde el interior de mi ventana.
Arriesgar la vida desde el Everest como disfrute innecesario
Soñar con el reencuentro de Bilbao / Bilbao con su ría
Volver a encontrarme con los viejos amigos de la infancia
Recuperar aquel hermano que perdí por el destino…
Me gustaría…
Vencer a la derrota…
Ganarme las horas de los nunca…
Romper las cadenas que nos separan
Hacer de nuestro otoño otra primavera
Hacer del puñal poesía y del barro vasija
Me gustaría…
Trazar el horizonte para alcanzarlo con la mano
Tomar la hipotenusa y librarme de los catetos
Abrir una bella exclamación; y hacerla larga
No permitir que el bello recuerdo nos lo rompan
Derribar la cólera que nos dejan los malvados
Llenar los ojos de los ciegos, de brazos a los mancos
hablar y escuchar a los sordos y callar a los mentirosos,
Llenar de pan a los hambrientos y de fe a los no creyentes
Hacer callar a los mal habladores y aclamar a los cantores
Humillar a los que van de chulos y enseñar a los tontos
Perseguir a los perseguidores y encerrar a los violentos…
Me gustaría…
Sacar a pasear lo que nos pasa
Echar olor de rosas al basurero
Tapar las bocas de los cañones
Mandarle flores al artillero
Obligar las promesas al político
Enviarle miseria al usurero…
Me gustaría
Que los mudos digan todo lo que retienen
Y que los amores den siempre cuanto se dieron.
Me gustaría
Pedir prestado tiempo a la paciencia…
los labios a los besos y las rimas a los versículos.
Me gustaría que todo el sufrimiento…
cupiera en una lágrima y se secara.
Me gustaría invadir de gozo los corazones
Cubrir de calor a los fríos hechos cuerpos
y llenar de vida de agua a los desiertos.
Dejar libre responsable a cada persona
y felicidad y buena justicia a cada pueblo
Me gustaría dejar jugar y jugar a cada niño
Reír lluviosamente de dentro y de fuera
y repartir de polen la flor en la sequía…
Me gustaría dicha que diga y habla que haga
Me gustaría que todo fuera mejor por diferente
Y el cielo prometido se hiciera realidad en esta tierra
Y que cada uno de nosotros supiera interpretar la música
para que todas las bocas de amor estuvieran juntas.
Tus gustos, ¿coincidan y/o coinciden con los míos?…
Hagamos un juego, querido lector o lectora, sobre nuestros gustos. Veamos sí coinciden tus gustos con los míos…
Anoto primero: Eludo toda referencia a los nombres propios porque, aunque coincidiéramos, alguien podría sentirse aludido. Tampoco nos referiremos a la mujer, por razones obvias, para poder jugar sin que se nos note nuestra condición sexual…
¿Listo? ¡Ahí van algunos de mis gustos, los que estaban esperando para salir de una madriguera, de una madrugada en un feliz y paciente día de diciembre!…
Me gustan:
1- Los pájaros al amanecer, cuando cantan y estiran sus alas en el despertar…
2- Los ojos de la vaca cuando miran al ganadero en el primer ordeño de la mañana.
3- La sorpresa del campo cuando recibe el primer rayo de sol.
4- Las gotitas de lluvia sobre las flores.
5- Las mariposas cuando chupan el polen; las abejas, cuando lo expulsan.
6- Los perros callejeros, porque cojean más deprisa de lo que corren los perros señoritos.
7- El resplandor prometedor de la luz del proyector de cine.
8- Las figuras de las sombras y de las nubes.
9- Jugar al azar al abrir un libro.
10- El impaciente salto de la bola en una ruleta.
11- El mundo del circo; y no el circo del mundo.
12- Los molinos, los arados y las cañas de pescar.
13- Los desvanes, los baúles, las jarras y los botijos.
14- Los saltamontes y el respiradero de los topos en la tierra.
15- Los puentes por encima y por debajo.
16- La siesta en verano a la sombra de un árbol.
17- Las montañas pequeñas y las piedras en los bordes.
18- La entrada y salida de los túneles: luz y sombras.
19- El espionaje de las gaviotas en los puertos.
20- La variedad tan infinita de los verdes naturales.
21- Los riachuelos con libélulas; los ríos con los patos
22- Los juegos de manos; el mus con los amigos.
23- La serenidad y deslizamiento de los barcos.
24- El escenario de los teatros con telón abierto.
25- Inventarte una palabra y dejarla caer en una frase;
la caída de una piedra en un estanque.
26- Cuando las agujas de un reloj se encuentran y se separan.
27- Las ventanillas de los trenes, las estaciones… del año.
28- Los campanarios de las iglesias, y su sonido a media tarde.
29- Cubrirse de vaho los cristales y de nieve las montañas
30- El fuego de hogar en una cabaña y el calorcillo del brasero
31- Las escaleras de caracol; el caracol trepando por una escalera.
32- El tomate verde recién cortado y la tortilla de patatas.
33- Los maizales altos para perderse en ellos. Y la harina de maíz, como la del trigo.
34- La manzana y el melón en cualquier instante, y el zumo de naranja.
35- Dejar perdida la vista y el tiempo «navegando» en el mar desde el acantilado.
36- El recibimiento y despedida de los bancos de piedra o madera, y no el de los de tu dinero.
37- El atardecer con la noche libre y el amanecer con sol ocupado
38- Pasear de madrugada por las ciudades, con saludos serenos
39- Esos zapatos viejos que no hacen daño.
40- Esos pies descalzos que se pierden en la arena.
41- La música, siempre.
42- Determinada música para bailar en determinados momentos.
43- Los viejos tranvías y los tranviarios.
44- El pan recién hecho y el vino bien repartido
45- El aire que mueve lentamente los trigales…
46- Soñar que me revuelco en la nieve; o soñar en vuelo por el tejado de las ciudades.
47- Oler el incienso de una iglesia y sentir la vibración musical del órgano.
48- El maestro que enseña como alumno y el porqué de lo que te explica…
49- Los amigos que echas de menos y nunca te dejan ni dejaste…
50- Los plumieres de dos o tres pisos, aquellos en que guardábamos con llave lápices mordidos, sacapuntas, gomas masticadas, tizas de colores, chicle usado, chuletas de fórmulas, un corazón pintado, el cromo de alguna actriz exageradamente guapa y los versos de un primer amor…
Del gusto 51 en adelante: Todo aquello con que la mente goza y sueña…
Amigo lector:
Si de esos 50 (y uno) gustos hay confirmación positiva en más de 24 es que la probabilidad de coincidencia entre tu y yo es superior al 50%; es decir, somos la mitad de coincidentes… Y, por tanto, nos veremos un día de estos porque a ti, como a mí, nos gusta ir donde nos esperan y saber que están predispuestos a recibirnos y también a regalarnos, y nosotros predispuestos a recibirles y regalarles…
Dejarme jugar a mí un poco más… La realidad de la vida es la de que se nos trata no como un “todo” sino como un “casi nada”, es decir, intermediarios, vicarios, correcaminos, encuentra-vidas, recadistas que a veces pierde u olvida el recado, o lo confunde; un híbrido, una mezcla, un cesto que permite la mezcla de peras con manzanas, un pequeño mar lleno de peces en las cabezas… Por eso nos gusta aquello que es composición de varios todos. Y también por eso no nos basta que nos elijan lo bello ni lo rico ni lo sabio. Prefieres elegir tú, aunque no sea tan bello ni tan rico ni tan sabio…
Tu y yo, seguramente, coincidimos en mucho más de lo que pensamos, y por eso yo necesito sorprenderte algún día con más elementos o hechos de tu gusto, aunque sean, que lo serán, más inteligentes y complicados…
Lo dicho: algún día de estos nos veremos en alguna parte para que me hagas llegar tus gustos. Tu lista… ¡Y la lista que quiero es la del sincero!…
¡Ah!… y si no nos viéramos, tienes la consumición pagada… para cuando salgamos de esta crisis y no nos lo impida el cobertizo, perdón, el covid’19. Que así sea…