Por José Antonio Recondo, médico e historiador
Un total de 90 médicos guipuzcoanos de los 400 que conformaban el colectivo de médicos del territorio en 1936 fueron sancionados por las autoridades franquistas. Una veintena sufrió un juicio militar sumarísimo por su militancia política y se dictaron además siete sentencias de muerte, si bien todos los facultativos pudieron salvar finalmente sus vidas porque sus condenas fueron conmutadas por trabajos forzados.
Son algunos de los datos, hasta ahora inéditos y desconocidos que aparecen en el libro que he escrito titulado “La sanidad en Gipuzkoa durante la guerra civil (1936-1939). Los médicos guipuzcoanos en el 36”, y que fue presentado el pasado 21 de abril en el Colegio Oficial de Médicos de Gipuzkoa, y editado por la Sociedad de Ciencias de Aranzadi.
A pesar de que son numerosas las investigaciones en el territorio sobre la Guerra Civil, se sabe muy poco del devenir de los facultativos y de la sanidad durante aquellos convulsos años de contienda bélica. Investigar sobre todo ello es un tema que desde siempre había rondado por mi cabeza, pero me daba miedo adentrarme en él, ya que cada vez que le llegaban noticias de las arbitrariedades, sufrimientos y brutalidades que se cometieron, a pesar de que para suerte mía no afectó a ninguno de mis familiares.
Recuerdos y sentimientos que vienen de la niñez y juventud me han tenido atrapado durante años y finalmente me han forzado a dar este paso. Algunas evocaciones son de índole familiar. Mi aita también era médico, e hizo la especialidad en Neumología y comenzó a trabajar en 1933 en el Sanatorio Andazarrate, en Asteasu, que acababa de abrirse para atender a las personas con infección de tuberculosis de Gipuzkoa. ¿Por qué este libro? Creo que no se puede juzgar a las personas en función del bando. Muchos médicos fueron alistados obligatoriamente. Mi padre siguió trabajando en el hospital que cayó en poder de los requetés. Me enseñó a ser transversal, a juzgar a las personas por sus virtudes y no por sus ideas.
Según he podido constatar, el porcentaje de médicos represaliados asciende al 22%, en consonancia con otros colectivos estudiados como el de los maestros guipuzcoanos, que alcanzó a un 27% de los trabajadores en la enseñanza primaria. El número de facultativos lo conseguí a través de una lista de represaliados en el Estado. No hubo ningún fusilamiento de médicos. Un total de 29 fueron destituidos y algunos fueron denunciados por rencillas personales, lo que provocó poco menos que un drama, ya que muchas localidades de Gipuzkoa se quedaron sin médicos en una época de necesidades sanitarias terribles.
Fue el caso de Zegama y Amezketa. De Tolosa se escaparon nueve médicos. Sólo quedaron dos. Era difícil encontrar sustitutos porque había que ser muy afín al régimen, al tiempo que se sucedían entonces enfermedades como la viruela y fiebres tifoideas. Son recuerdos y sentimientos que se remontan a mi infancia y que me han tenido atrapado durante años, hasta que finalmente me he visto forzado a emprender la investigación.
A través de esos testimonios he podido constatar que 22 médicos guipuzcoanos marcharon a Francia y otros diez conocieron el exilio en América. Tres murieron lejos de sus hogares. El resto tardaron en volver varios años, en la medida en que se iban aprobando sus indultos.
Fue Francisco Etxeberria Gabilondo, director del Departamento de Antropología de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, el que me convenció hace dos años y medio para investigar sobre un tema poco conocido como es el devenir de los médicos y de la sanidad en Gipuzkoa durante la guerra civil y posguerra. Sus palabras textuales fueron “Si alguien no lo hace todo quedará en el olvido y tú eres la persona más apropiada para entrar en el mismo”. De modo que me vi sumergido en un trabajo muy exigente pero que me llenó de ilusión.
Actualmente disponemos de una extensa bibliografía sobre la guerra civil que tiene que ver con operaciones militares, migraciones de población y depuración de personas, etcétera. Profesionales de la medicina como Manuel Solórzano, José María Urkia, Pedro Gorrotxategi y otros autores han investigado sobre médicos, sanitarios y centros asistenciales de San Sebastián y Gipuzkoa en el siglo XX; han publicado magníficos estudios que han sido de gran utilidad a la hora de llevar a cabo nuestro trabajo, que se centra exclusivamente en la sanidad y el devenir del colectivo médico en la guerra civil del 36 y la posguerra.