El destacado politólogo e investigador ha profundizado en la Universidad sobre la pérdida de calidad de la democracia y los obstáculos al desarrollo en América Latina
El politólogo peruano Alberto Vergara esta mañana con estudiantes de Relaciones Internacionales de Deusto
La Universidad de Deusto ha contado este miércoles, 10 de abril, con la presencia del destacado politólogo peruano Alberto Vergara, que en su visita al campus de Bilbao ha compartido en diferentes espacios de la universidad sus conocimientos sobre el estancamiento político y malestar social que vive hoy América Latina.
Profesor de la Universidad del Pacífico (Lima) y doctor en Ciencia Política por la Universidad de Montreal (Canadá), el prestigioso experto ha complementado su formación con investigación postdoctoral en la Universidad de Harvard (Estados Unidos). Su carrera académica incluye también la docencia en prestigiosas instituciones como Montreal, Harvard y Sciences Po.
El experto, especializado en el análisis de los países andinos desde diversas facetas políticas (ciudadanía, representación, tecnocracias, rendición de cuentas poderes subnacionales, etc.), ha participado por la mañana en un encuentro especial con el estudiantado de Relaciones Internacionales, donde ha querido hacer una radiografía del estado de la democracia en los diferentes países latinoamericanos, mientras que esta tarde imparte una conferencia en DeustoForum en diálogo con Iñigo Calvo Sotomayor, profesor de Deusto Business School, que bajo el título “Desencanto y resiliencia en la América Latina”, ahondará en el entramado de esferas que permiten u obstaculizan el desarrollo de la región.
Democracias de baja calidad
¿Existe un receso de los sistemas democráticos en Latinoamérica? En palabras de Alberto Vergara, la situación no es mucho peor que antes ya que, si hacemos una foto de los años 1978-1979, solo existían tres países democráticos por aquel entonces. Sin embargo, reconoce que pueda existir cierta polarización que amplifique las caídas, como los casos trágicos de Nicaragua, Venezuela o Costa Rica, en los que la democracia ha intentado durante más de una década sobrevivir a la crueldad y las vulneraciones de derechos humanos.
Es más, afirma que a día de hoy el continente se puede considerar mayoritariamente democrático, si bien es cierto que muchas de esas democracias son de baja calidad. En este sentido, ha señalado a su propio país, Perú, donde la ciudadanía, aun viendo su poder limitado y pisoteado por la represión desmedida de las autoridades, sigue manteniendo su derecho a voto. “La democracia consiste en poder manifestarse sin miedo, pero en Perú han matado a 50 personas por ello”, ha expresado.
Por ello, para valorar el estado de salud de una democracia, estudios de todo el mundo analizan dos dimensiones básicas: el sistema de representación, con organizaciones, partidos políticos e instituciones que desde la diversidad den respuesta continúa a las demandas sociales mediante políticas públicas, y la capacidad del Estado de Derecho de hacer cumplir la ley de forma efectiva.
Tras analizar las realidades de distintos países, el politólogo ha situado a Uruguay como ejemplo de país con alta calidad de democracia, ya que tanto el sistema de representación como el Estado de Derecho funcionan de forma óptima. Paraguay y Bolivia, por su parte, cuentan con un buen sistema de representación, pero con problemas en hacer valer la ley, y en el caso de Chile sucede al contrario, con un sistema de representación débil que no logran resolver y gran efectividad a la hora de combatir la corrupción. A la cola de esta clasificación quedarían Ecuador, Perú y Guatemala que, en su opinión, siguen siendo democracias pese a contar con una gran fragilidad en ambas vertientes.
Además, el profesor Vergara considera que existen ciertos países que flotan en un limbo, ya que no son regímenes totalitarios ni tampoco funcionan como democracias, como es el caso de Colombia, Brasil o El Salvador en la actualidad.
Desafección política y desigualdades
Los países latinoamericanos parten de realidades y problemáticas diferentes, pero Alberto Vergara observa una tendencia hacia la pérdida de calidad de las democracias, aunque ve improbable que éstas corran el riesgo de caer en manos de regímenes totalitarios. “La sociedad se muestra escéptica hacia el liderazgo político y no hay una ola ideológica clara. Ya no tiene paciencia ni voluntad para confiar, por lo que se aprecia que la votación electoral tiene a día de hoy un carácter más punitivo, que hace difícil la reelección de los mandatarios que han ejercido el poder”, ha declarado.
Bajo su punto de vista, una de las razones es que en el actual panorama resulta muy difícil construir partidos políticos estables, ya que abundan nuevas formaciones y perfiles políticos tránsfugos, con un efímero o nulo recorrido político, pero con mucha atención mediática. “Siendo un completo desconocido, Emmanuel Macron consiguió, en cuestión de meses, fundar un partido político con sus iniciales y ser elegido presidente de la República francesa, y Javier Milei, con sus excentricidades y un partido creado hace solamente 2 años, ha conseguido desbancar al peronismo en Argentina”, ha señalado.
Asimismo, la promiscuidad entre el poder político y económico ha generado una crisis de confianza en las instituciones, y un 90% de la población cree que la clase política ejerce su poder para sacar provecho propio. “Si la cosa económica está mal, debería de estar mal para todos, por ello los políticos más populares entre la ciudadanía suelen ser los más austeros”, ha manifestado.
No es casualidad, por tanto, que en democracias debilitadas por crisis de representatividad, corrupción y violencia sea aún más difícil corregir las desigualdades sociales ya existentes.