José Manuel Alonso
Me van a permitir, queridos lectores y lectoras de Kazetariak, que este artículo lo dedique a dos personajes muy distintos, sí, pero que uno de ellos influyó en mis estudios del pasado y mi admiración por Checoslovaquia, como fue Franz Kafka, del que el pasado 3 de junio se cumplieron los cien años de su muerte… Y la personalidad durante años de un extraordinario compañero periodista en distintos diarios vascos: Ricardo Arques Álvarez, fallecido en la mañana del pasado 30 de mayo en el Hospital Universitario del Marqués de Valdecilla (Santander), donde permanecía ingresado a consecuencia de un cáncer de estómago. Ricardo se distinguió en su larga carrera periodística reconocida en todo el mundo, por su permanente y muy expuesta información sobre los GAL: Grupo Antiterroristas de Liberación, agrupación parapolicial que practicó el terrorismo de Estado o “guerra sucia” contra la organización terrorista ETA (Euskadi Ta Askatasuna) y su entorno entre los años 1983 y 1987… A los GAL se le señalaron actos criminales: 27 asesinatos, secuestros y asociación ilícita, y nuestro compañero Ricardo fue gravemente amenazado de muerte en diversas ocasiones…
Escribiremos primero sobre Franz Kafka, por lo mucho que influyó en nuestros estudios, sobre todo, en mi caso personal, con alguna de sus obras y los famosos aforismos, a los que haremos referencia directa… Y a continuación, sobre nuestro admirado compañero Ricardo Arques… que fue una de las máximas figuras del periodismo de investigación, desde sus comienzos profesionales en Deia, y probablemente el periodista más cotizado y fichado por muy distintos medios desde la muerte de Franco, como veremos…
Franz Kafka: su corta vida y sus famosos escritos
Antes que nada he de señalar que personalmente yo soy muy kafkiano y muy pragista, es decir, seguidor de Kafka y enamorado de Praga, donde nació Franz Kafka el 3 de julio de 1883, en tiempos del imperio austrohúngaro, hoy capital de la República Checa, falleciendo, con tan solo 41 años, el 3 de junio de 1924 en Kierling (Austria), y, tal como refleja en los diccionarios, la vida de este escritor es definida como heterodoxa, además de, son sus propias palabras, “discrepante con mi padre, con el que no ha habido combate propiamente dicho porque yo fui eliminado enseguida”… Y fue siempre un escritor solitario que diseccionó mejor que nadie el mundo del siglo XX, sacudido por pesadillas indigestas en un rincón de la preciosa Praga…
Franz Kafka nació en la Praga muy distinta a la que este periodista ha visitado encantado en diversas ocasiones, una Praga que a finales del siglo XIX era una ciudad de la monarquía austriaca, y estaba habitada por tres comunidades muy diferentes: la checa, la alemana y la judía… Franz era hijo del judío Herman Kafka y sufrió toda su vida este problema. Educado en el ambiente alemán, considerado más aristocrático que el checo, fue, sin embargo, un hombre desarraigado por su origen judío…
Desde joven, Kafka se interesó por la mística y la religión judía, que ejercieron sobre él una notable influencia y favorecieron su adhesión al sionismo. Su obra, que nos ha llegado en contra de su voluntad expresa, pues ordenó a su íntimo amigo y consejero literario Max Brod, a quien Franz conoció en sus épocas de estudiante en la Universidad de Praga, que quemara todos sus manuscritos, toda una obra que constituye una de las cumbres de la literatura alemana, y se cuenta entre las más influyentes e innovadoras del siglo XX…
Precisamente, en la línea de la Escuela de Praga, como miembro más destacado, la escritura de Kafka se caracterizó por una marcada vocación metafísica y una síntesis de ironía, lucidez y pesimismo… Fue autor de obras tan grandes como La metamorfosis (1915) y En la colonia penitenciaria (1919), y otros relatos cortos o novelas como El proceso, El castillo. El desaparecido y América, escritas entre 1911 y 1920… La metamorfosis ha sidouna de las obras más influyentes de la literatura universal, y comienza con estas palabras: “Cuando Gregorio Samsa se despertó una mañana después de un sueño intranquilo, se encontró sobre una cama convertido en un monstruoso insecto” (…) En general, la obra del escritor está definida como pionera en la fusión de elementos realistas con fantásticos, y tiene como principales temas los conflictos paternofiliales, la ansiedad, el existencialismo, la brutalidad física y psicológica, la culpa, la filosofía del absurdo, la burocracia y las transformaciones espirituales…
Para Walter Benjamín (1892-1940) “Kafka se demora sin fin en la naturaleza incierta, fluctuante de las experiencias. Cada una cede, cada una se mezcla con la experiencia opuesta” (…) Según Elías Canetti (1905-1994) “desde un principio, Kafka ha sido partidario de los humillados” (…) Para Theodor Adorno (1903-1969), “Kafka peca contra una vieja regla al producir arte tomando como material único la basura de la realidad” … Y a juicio de Félix de Azua, “Kafka deseaba que sus lectores se rieran a carcajadas de la esencia trágica de nuestra existencia” (…) Idea que completa Georges Bataille (1897-1962) con estas palabras: “Kafka quiso que la existencia de un mundo sin razón, en el que no se ordenan los sentidos, siguiera siendo la existencia soberana, sólo posible en la medida en que reclama a la muerte” (…)
En la Navidad de 1923, Kafka contrajo una pulmonía y al agravarse la enfermedad, ingresó en un sanatorio cerca de Viena, donde sufrió un ataque de tuberculosis de laringe, lo que le obligaba tragar los alimentos y le resultaba muy doloroso, de manera que en sus últimas semanas se alimentó principalmente de líquidos… Y en ese final de su corta vida, estuvo escribiendo “Un artista del hambre” y falleció el 3 de junio… Lo enterraron el 11 de ese mismo mes de 1923 en la parte judía del Nuevo Cementerio de Praga… Murió sin tener que sufrir el horror planeado y ejecutado por los nazis a diferencia de sus tres hermanas y otros familiares y amigos, asesinados en campos de concentración…
Kafka, como se ha escrito, lo confió todo a la fuerza de la palabra por sí misma, fue prácticamente un desconocido durante su vida, pero no consideró importante la fama; alcanzándola, sin embargo, rápidamente después de su muerte, sobre todo después de la Segunda Guerra Mundial…
Los aforismos de Kafka: su impronta más espiritual
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De todo cuanto puede interesarnos de Kafka, que es mucho, incluido los 150 dibujos de “El principito”, una de las obras más editadas del mundo, lo que testimonia su interés por las artes visuales y la caricatura de principios del siglo XX, de toda su obra hemos elegido, para recordarle especialmente, los aforismos…, aforismos que figuran entre las creaciones intelectuales más originales…
Aforismos que suelen definirse académicamente como género literario cuyas obras consisten en máximas, esto es: frases u oraciones breves, en las que se expresan ideas de manera precisa y categórica, ya sea una definición, una relación de cosas o una descripción particularmente elocuente” (…) Preferimos, no obstante, otras definiciones menos académicas: “Aforismos son máximas en las quese articulan los accidentes del ser y las deducciones del sentido: así se expresan los asuntos del mundo de la vida y las vivencias cuotidianas en relaciones / relatos simbólicos del ser–sentido” (…) O la definición del escritor Andrés Ortiz Osés (1943-2021), “el aforismo no sólo señala la sabiduría del que sabe vivir más acá de la felicidad, sino también la ignominia del que intenta alcanzar la felicidad en vano” (…) Y para el crítico alemán Marcel Reich-Ranicki (1920-2013), los aforismos son “verdaderas piruetas mentales, mensajes cifrados que presentan una interpretación diferente por cada lector”
Todos y cada uno de los aforismos e imaginaciones que Kafka elaboró en más de cien papelitos, numerados y recortados, durante una estancia de ocho meses en el pueblo bohemio de Zürau, todos ellos se cuentan entre sus textos más conocidos y más herméticos… En ellos, Kafka se ocupa de cuestiones filosóficas clásicas como la relación entre la verdad y la mentira, el bien y el mal, el mundo espiritual y el mundo sensible, y lo aborda sirviéndose de imágenes y de experiencias concretas… Todos sus aforismos ilustran la idea de que todo ser humano está dotado de una impronta espiritual, una “esencia” que debe asumir y desarrollar… Una vez leído el recién editado libro completo de “Aforismos”, vamos a poner algunos ejemplos…
“Puede reconocerse muy bien en mí –escribe Kafka—una concentración orientada a la escritura. Cuando se hizo claro a mí organismo que escribir era la dirección más productiva de mi naturaleza, todo tendió con apremio hacia allá y dejó vacías todas aquellas capacidades que se dirigían preferentemente hacia los gozos del sexo, la comida, la bebida, la reflexión filosófica, la música… Adelgacé en todas estas direcciones” (…)
En otro aforismo indica: “Hay una meta, pero ningún camino…, lo que llamamos camino, es vacilación” (…) Y añade: “El camino hacia el prójimo es demasiado largo para mí” (…) “Y todos los errores humanos son impaciencia… hasta el punto de que hay dos pecados capitales humanos de los que derivan todos los demás: la impaciencia y la dejadez” (…)
Desde luego, el mal es el motivo más recurrente de los aforismos de Kafka, y su preocupación principal era la ética y la responsabilidad humana, y, para toda su filosofía, la imaginación jugaba un papel importante, hasta el punto de que escribe: “Una jaula fue en busca de un pájaro” (…) Desde luego, en Kafka, además de raros y originales sueños, estaba una permanente duda y reflexión de la vida y las relaciones humanas, aunque su principal preocupación era la ética: la responsabilidad… De Kafka siempre se ha destacado su bondadosa manera de buscar siempre lo positivo en él y en todo el género humano, incluso en sus enemigos… Para ello, su estilo sigue siendo kafkiano…
Ricardo Arques, periodista tan único como plural
Voy a recordar al querido y admirado compañero Ricardo Arques, fallecido el pasado 30 de mayo, destacando un muy acertado texto de otro compañero: Sergio García, que escribía en “El Correo” lo siguiente: Modera, Ricardo. Un día te van a pegar un tiro y nadie va a saber de dónde viene. Es lo peor que puedes hacer, asomar en todos los frentes… Son palabras –destaca Sergio– de un comisario con el que Ricardo Arques, maestro de periodistas y actor protagonista, allá por los años 80, en la investigación que puso al descubierto la trama de los GAL (Grupo Antiterrorista de Liberación), las catacumbas de la información para una profesión cada vez más sacrificada y pegada al momento” (…)
Aquella fuente anónima la bautizó Ricardo, redactor entonces del diario “Deia”, con el nombre de “Garganta Profunda” y le puso tras la pista de José Amedo como dirigente del GAL… En una llamada posterior el comunicante anónimo le informó de la relación entre Amedo con cuatro miembros del Gal y le citó varios lugares de Andorra, y, además, le sugirió que buscara allí un zulo en el que encontró armas, explosivos, munición y abundante documentación, tal y como se ve en una de las fotografías, y en la otra, Ricardo Arques muestra las dos balas que le dejaron en el buzón de su vivienda mientras investigaba a los GAL…
Como se recordará, el GAL, como agrupación parapolicial, practicó terrorismo (“guerra sucia”) contra la organización terrorista de ETA en los años de 1983 a 1987, época con Felipe González de presidente… Como asociación ilícita, se calcula que, además de una importante malversación, cometió 27 asesinatos y varios secuestros… Toda la investigación al respecto concluyó con penas de prisión para miembros del Ministerio de Interior por asesinato, secuestro, asociación ilícita, falsificación documental y/o malversación de fondos públicos…
Volviendo a la dolorosa actualidad del reciente fallecimiento del extraordinario compañero que, como se ha escrito, permitió poner en perspectiva lo que con el tiempo se conocería como las cloacas del Estado, le recordamos a través de su trayectoria humana y profesional: José Ricardo Arques Álvarez, nació en Santoña, el 27 de septiembre de 1959, y fallecido en Santander, el pasado 30 de mayo…
Fue alumno en la Facultad de Periodismo del País Vasco y compañero en varios medios de información de este periodista, firmante del artículo… Arques, como se le conocía, se licenció en periodismo precisamente en la Universidad del País Vasco, y trabajó en dieciséis medios informativos (prensa, radio y televisión) así como agencias de información, son estos: El Correo, La Gaceta del Norte, Deia, ABC, Europa Press, Diario 16, Telecinco, Antena 3, Radio Nacional, El Mundo, Diario Expreso, El Día de Valladolid, La Razón, El Día de Bolivia, Red ATB y Radio Continental…
Cuando Ricardo comenzó a trabajar en las redacciones de los distintos periódicos (diarios) se ocupaba de la información local y regional, con especial atención a la política y los sucesos… Tal y como se ha escrito, su compromiso más largo, y el que le llevaría a convertirse en referente de la profesión, llegaría de la mano de “Diario 16”, donde se significó como periodista de investigación, faceta en la que por aquel entonces pocos se habían sumergido y menos aún en un escenario tan comprometido como el de los años del plomo, ese periodo sórdido durante el que ETA sacudió los cimientos del Estado de Derecho y se llevó por delante 850 vidas, vidas de civiles, políticos, miembros de la judicatura, ertzainas, policías, militares y 210 guardias civiles… De esos 850 asesinatos, 370 están sin resolver…
La labor más reconocida y admirada de Ricardo Arques fue, lógicamente, la del campo de la investigación periodística. Definió el periodismo bien hecho como “una fotografía de la realidad” y el de investigación como “una radiografía”. El Club Internacional de Prensa le distinguió en 1988 con el Premio a la mejor labor informativa del año en España, gracias a sus investigaciones sobre el caso GAL y el terrorismo de Estado... También le concedieron el Premio Defensa de los Valores Humanos de la Fundación León Felipe, otorgado en 1996 en reconocimiento al “valor humano de su trayectoria profesional” (…)
Autor de dos extraordinarios libros: Amedo, el Estado contra ETA, superventas en España en 1991 y presentado por el periodista del caso Watergate Carl Bernstein y ETA… Yel otro libro: “La derrota de las armas”, presentado por el juez Baltasar Garzón… Fue vicepresidente de la editorial: Granasa, que edita los diarios Expreso y Extra, en Ecuador… Fue premio del Club Internacional de Prensa a la mejor labor informativa en España del año 1988, por sus investigaciones sobre los GAL, y premio Defensa de los Derechos Humanos 1996, de la VIII edición de los Premios a los valores humanos de la Fundación León Felipe, en reconocimiento al valor humano de su trayectoria profesional durante el caso GAL…
Concluimos este doble recuerdo/artículo con frases de Ricardo Arques y Frank Kafka pronunciadas por ellos mismos y que hemos seleccionado porque nos sirven de lección… El periodista cántabro solía resumir su larga experiencia con este vivo recuerdo: “He entrevistado a muchos demonios porque el periodista debe indagar en las cloacas” (…) Y en cuanto al mundo en que habitualmente vivimos los vivos, Kafka afirmaba: “El silencio es un absoluto de la perfección”; y “Este mundo sensible es un mundo de transición hacia un mundo superior” (…) ¡Que así sea!…
José Manuel Alonso