Asociación Vasca de periodistas - Colegio Vasco de periodistas

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“De 1991, el año Guggenheim”, al 1992, firma del compromiso con los norteamericanos (5)

Este era todavía el sueño de Frank Gehry y el compromiso del Guggenheim

Comienzo el quinto artículo dedicado al recuerdo vivo y sacrificado del Museo Guggenheim Bilbao, y lo hago con referencia a una aportación del entonces alcalde de Bilbao, Josu Ortuondo, con un artículo titulado: “1991, el año Guggenheim”, que comienza con esas palabras: “El año 1991 ha sido pródigo en la firma de compromisos para el desarrollo de proyectos de gran importancia para el futuro de Bilbao y del Área Metropolitana” (…) Y concluye: “Este año 1991 será recordado sin duda como el año Guggenheim, una oportunidad sin igual para Bilbao y para toda nuestra Comunidad que hemos de saber aprovechar y utilizar como aglutinador de voluntades y propulsor de nuestro desarrollo futuro” (…)    

            Y es que desde que comenzaba el año de 1992 lo hacía con una cierta esperanza y también muchas dudas sobre el futuro del País Vaso y sobre todo de Bilbao-Vizcaya… Uno de los fenómenos de los que más se hablaba y se escribía en Bilbao era: no solo del Museo Guggenheim, calificado por el PSOE y el PP como auténtica barbaridad, sino también de la Alhóndiga y su futuro, así como del vacío industrial… Un buen ejemplo fue un artículo del amigo y compañero José María Calleja (1955-2020), que falleció víctima del covid-19 y fue periodista, escritor y profesor universitario, que estuvo en la cárcel en la dictadura de Franco y fue constantemente amenazado por ETA…, y siempre recordado por el noticiario de Teleberri... Hoy le destacamos por su artículo, titulado: “Empacho del 92”, que comenzaba de esta manera: “Por fin ya estamos en el 92 y no lo hemos notado, de momento, un cambio sustancial en nuestra perspectiva europea, ni un aumento de nuestro espíritu competitivo ni una sustancial mejora de nuestra imagen ante el resto de mundo. Asuntos, todos ellos, que nos han prometido que tienen que ocurrir en este año de gracia” (…) Y más adelante, continúa: “Año que ha comenzado con la expectación, trufada con unas gotas de escepticismo, de muchos ciudadanos que no acaban de creerse que realmente vaya a ocurrir todo lo que nos han anunciado” (…) Y más adelante, señala: “Aquí arrancamos con la polémica abierta sobre el Guggenheim… Una inversión de muchos millones que no ha hecho más que comenzar” (…) Y añadía: “Unos intelectuales que han sacado el alfanje y proyectan en el Guggenheim todos los cabreos pendientes en relación con la cultura, que siempre serán muchos. Y una opinión pública que hasta que no lo vea no se lo va a creer, más que nada porque durante cuatro años no ha hecho más que oír hablar de la Alhóndiga y solo la ha visto en maquetas” (…) Y concluye: “Ojalá que los buenos deseos de este nuevo año lleguen por lo menos hasta Semana Santa” (…)

La Alhóndiga y el gran escritor y periodista José María Calleja

Precisamente en aquel enero de 1992 escribía Joseba Arregi como Consejero de Cultura, y lo hacía preguntándose por quienes son los que temen al nuevo Museo Guggenheim en Bilbao, y comenzaba así: “Pregunta nada retórica. Pregunta que surge de constatar la visceralidad e irracionalidad de las críticas que ha provocado la decisión de construir un gran museo en Bilbao… Porque pocas decisiones y propuestas políticas han provocado reacciones contrarias tan disparatadas, tan poco fundamentadas, provenientes en medida tan grande del miedo, de la sospecha, de la duda preconcebida… Pocas veces se habrá visto hablar con tanta rotundidad y con tanto dogmatismo e ignorancia. Pocas veces se han manipulado cifras como en esta ocasión, se han intentado azuzar envidias y despertar suspicacias” (…) Y concluye: “¿Quién y por qué tienen miedo a que Euskadi salga a la escena internacional con la fundación S. R. Guggenheim… ¿Quién y por qué tienen miedo a que Euskadi proyecte su futuro al mundo, y lo haga, a través del Guggenheim y de la mano del PNV y de las instituciones vascas?” (…) Destacó también en aquellas fechas las optimistas intervenciones de Juan Luís Laskurain, respondiendo a cada una de las duras críticas contra el acuerdo con los norteamericanos y el futuro museo, hasta el punto de que después de analizar la grave situación económica y social de Bilbao, ofrecía toda la información que “está en mi mano”, información de quien conocía la situación económica de Vizcaya mejor que nadie por ser diputado de Hacienda…

         El grandísimo poeta Javier de Bengoechea (1919-2009), premio Adonáis de poesía en 1955 y autor de “A lo largo del viaje”, recopilación de toda su extensa y extraordinaria obra, afirmaba que “con el Guggenheim se compara, además de un museo, un sello, una marca, una denominación de origen y eso hay que pagarlo… Pero la valoración de esas circunstancias corresponde a otras competencias que escapan a la fiscalización de la cultura pura” (…)

Javier de Bengoechea y su obra completa

Un mes después, el 18 de febrero de aquel año 1992, Thomas Krens, director de la Fundación Solomon R. Guggenheim, era entrevistado en “El Correo” por otro gran periodista: José Antonio González Carrera, con el que trabajamos para la creación de la Facultad de Ciencias de la Información en Bilbao. Krens afrontaba entonces la reapertura inminente de la sede del Guggenheim en Nueva York y mantenía contacto directo con los responsables del futuro museo de Bilbao… Y declaraba: “Se ha puesto en cuestión la calidad de lo que Guggenheim va a traer y es preciso dar una información de forma directa” (…) Y a la pregunta sobre su opinión con respecto a que varios escultores vascos, al referirse a la instalación del Guggenheim en Bilbao, habían hablado del “colonialismo cultural norteamericano”, respondía: “Guggenheim tiene constantes presiones, en Nueva York mismo, pero las exposiciones que organiza son de un gran nivel de calidad, y la calidad no tiene nada que ver con el nacionalismo. El artista puede ser de cualquier nacionalidad, de cualquier color, de cualquier sexo…, solo cuenta su calidad” (…) 

            Visto bueno del Parlamento Vasco al Museo Guggenheim Bilbao

         El 21 de febrero de 1992, el Parlamento Vaso dio el visto bueno a la realización del museo en Bilbao, con los votos favorables de los grupos que sustentaban el Gobierno, es decir: el PNV, PSE-PSOE y EE, además del apoyo de UA, y el voto contrario de EA, EUE y PP… La proposición no de ley presentada por los grupos Eusko Alkartasuna y Euskal Ezkerra, motivó el debate por el que se solicitaba instar a las tres instituciones vascas, instituciones implicadas en la firma del proyecto cultural con la fundación norteamericana Solomon Guggenheim, que dejaran en suspenso los compromisos adquiridos por la fundación… Esa proposiciòn fue rechazada por los mismos votos citados y contó con la abstención del grupo popular… Los tres socios del Gabinete Ardanza, tal y como informó, en Deia, Joseba San Nicolás, hicieron hincapié en el hecho de que “la realización del Museo Guggenheim constituye el proyecto cultural más importante diseñado en Euskadi”, y subrayaron su relevancia como “elemento primordial en la proyección externa del País Vasco que toda la sociedad vasca debería estar empeñada en transmitir” (…)

            No podemos ni debemos dejar de recordar que el día anterior al visto bueno político, el profesor de Teoría Económica: Juan Urrutia, escribía un interesante artículo en “El Correo” titulado: “Economía y cultura: difícil matrimonio”. Y afirmaba: “La economía y la cultura tienen unas relaciones difíciles, de cuyo examen quizá aprendamos algo” (…) Y más adelante, afirmaba: “No cabe duda de que muchas actividades culturales, como será el caso del Guggenheim en Bilbao, tienen una magnitud financiera nada despreciable, pero enfocar desde el punto de vista económico o simplemente enfatizar este punto de vista, me parece inadecuado e inútil” (…) Y concluía haciendo referencia a las deficientes elecciones de los líderes tanto de empresas como de universidades y centros culturales, para que sepan interpretar “esas partituras que son nación, democracia, riqueza o ciencia”…

                        Ardanza: “Proyección de Euskadi hacia el mundo entero”

            El 28 de febrero de aquel año 1992, el lendakari Ardanza manifestaba que el museo Guggenheim Bilbao “será un foco de atención, de prestigio y de proyección de Euskadi hacia Europa y el mundo entero” (…) Y en los diarios vascos, cada día aparecía algún artículo de muy distintas firmas, unas a favor y otras en contra, como fue en este caso el del gran escritor Antonio Bilbao Aristegui, que se limitó a defender el Museo de Bellas Artes de Bilbao, que existe desde 1970 y en el que se había inaugurado recientemente el nuevo edificio…

            Y en defensa de la apuesta de nuevo museo escribió en numerosas ocasiones José Luis Merino, extraordinario conocedor del arte por su Galería Grises. El titular de su artículo en vísperas de la firma de la creación del Museo Guggenheim en Bilbao, ya es llamativo: Millones en peligro: “Después de seis meses de cruda polémica, nos veremos todos metidos en una aventura tan gigantesca como apasionante: el Museo Guggenheim en Bilbao”. Y añadía: “Cinco mil millones de pesetas van a flotar peligrosamente en el aire de los próximos años” (…) Y concluía el artículo: “Mas no nos pongamos ni espesos ni estupendos. Pensemos en la aventura que se nos avecina, y acordémonos del Vasco de Gama alentando a sus hombres frente a la galerna en la que estaban metidos: “No tengan miedo, amigos, es el mar quien tiembla ante vosotros” (…)

                        Durísimas críticas de Ramón Zallo y Mario Gaviria             Lo más sorprendente de aquel momento histórico de la firma con el Guggenheim norteamericano fueron cuatro artículos publicados unos días antes (del 14 al 17 de febrero de 1982) en “El Mundo”, firmados por Ramón Zallo, doctor en Ciencias de la Información y catedrático de Comunicación Audiovisual, y el sociólogo Mario Gaviria (1938-2018), con estos titulares que reflejan el contenido de los textos: “Guggenheim, radiografía de un despropósito”, “Guggenheim, un proyecto inviable”, “Guggenheim, ¿inversión estratégica?” y “Una alternativa al Guggenheim” (…)

En el resumen de los artículos se advierte de lo que se trata “de aspectos como el contrato, el estudio de viabilidad o el impacto que, previsiblemente, tendrá este edificio no solo en Bilbao sino en toda Euskadi”(…) En el tercer artículo, los autores se cuestionan si la inversión prevista es la adecuada para una ciudad como Bilbao y para la economía vasca en general, sometidas ambas a un grave proceso de desindustrialización” (…) Y en el cuarto artículo los autores analizan la política cultural de la Administración vasca, y proponen una alternativa estratégica en varios frentes para cubrir los déficits culturales de Euskadi” (…) Y al final, en el último párrafo del artículo cuarto afirman­: ¡Por favor!, anulen el contrato, reduzcan el proyecto a la dignísima expresión del IVAM valenciano –considerando la posibilidad de remodelar, ampliar y modernizar el prestigioso Museo de Bellas Artes de Bilbao, por ejemplo—y tómese en serio el futuro cultural de Euskadi” (…)   

            A lo largo del mes de marzo de 1992 se van sucediendo distintas noticias relacionadas con los nietos de Peggy Guggenheim, por ejemplo, que, ante el tribunal de gran instancia en París, interponen un pleito en contra de la Fundación con sede en Nueva York, por estimar que ésta desvirtúa el Museo de Venecia… También en las mismas fechas se da a conocer que la oficina Guggenheim en Bilbao se abrirá a lo largo del año 1992, y tendrá funciones ejecutivas… Y otro dato interesante: la oficina de Bilbao tendrá, como la de Nueva York, una Asociación de Amigos para captar fondos adicionales, a fin de complementar un presupuesto y remediar un posible déficit anual… Y así mismo hubo acuerdo de Nueva York para que la Fundación comprara también obras para el museo vasco, y los norteamericanos aconsejaron al futuro museo de Bilbao que adquiriera 68 obras para Bilbao valoradas en 3.000 millones de los 5.000 previstos para el fondo permanente del museo… Serían obras de Warhol, Merz, Morris y Twombly…

“Museo Guggenheim Bilbao: diálogo entre América y Europa”            

En aquel tiempo se hablaba constantemente de miles de millones en obras y también de los posibles déficits, pero también de esperanza de futuro, y en este caso, quienes lo hacían, como escribía Amaia Okaritz en el diario Egin, que, bajo el título de: “Guggenheim, el Imperio del Arte”,  consideraba que la imagen que ofrecía el Guggenheim era joven y dinámica, y añadía: “Sus representantes rebosan soltura, hablan con fluidez y seguridad, saben lo que tienen entre manos y demuestran eficacia” (…) Y otro ejemplo positivo fue el de Nekane Lauzirika en el Deia, que comienza su largo artículo, titulado “Museo Guggenheim-Bilbao: diálogo entre América y Europa”, con estas palabras: “En un mundo de marcas, la denominación de origen “Guggenheim” es sin duda una de las más prestigiosas en el mundo del arte concretamente del arte moderno y contemporáneo”. Y en la presentación del “reportaje” se escribe: “Con el atrevido diseño proyectado para el edificio Guggenheim Bilbao por el arquitecto Gehry se pretende que el museo bilbaíno entre por los sentidos tanto como el de Nueva York” (…)    

En aquellas fechas de mediados de marzo del 92, el alcalde de San Sebastián, Odón Elorza, con motivo de la presentación de las exposiciones temporales del Museo de San Telmo para aquel año, afirmaba: “Tenemos un pequeño Guggenheim en Donostia con una inversión veinte veces menor” (…) Y añadía; “San Sebastián es la capital cultural vasca” (…) Y en la misma fecha, Juan Carlos Eguillor (1947-2011), al anunciar que cada día publicaría una viñeta en El Correo, afirmaba: “Veo muy claro que el Guggenheim es un intento para convertir Bilbao en una ciudad seductora que atraiga a gente, pero me gustaría que fuera la ”guinda” de apuestas culturales normalizadas”.

            El 22 de marzo de aquel 92, se anunciaba que la Sala Rekalde de Bilbao presentaría una exposición de Antoni Tapies (1923-2012), el pintor catalán más cotizado en aquel entonces. Con ese motivo, era entrevistado para “El Correo” por Enrique Portocarrero y Arancha Gorostola, y además de señalar que en el Museo de Bellas Artes de Bilbao hay obras suyas, afirma: “Pienso que el Museo Guggenheim puede ser muy interesante para el País Vasco, y me parece bien, con independencia de la polémica”. Y añade: “He ido concretando con Thomas Krens, la idea de hacer una gran exposición en Nueva York”. Y confiaba también en que se la hicieran en Bilbao cuando se abriera el museo (…)

            Además de los pocos artículos que ya confiaban en el Museo Guggenheim Bilbao, había otros muchos de crítica manifiesta, por ejemplo el de José Luís López García, profesor de Historia Contemporánea en la Universidad de Deusto, que, bajo el título de “Euskadi inacabada”, comenzaba con “Los actuales momentos de inquietud y confusión por los que atraviesa la ya desorientada sociedad vasca”, y concluía: “A este país le espera un nuevo y difícil reto que no se cura con calmantes Guggenheim, generadores más de escepticismo que de confianza… Hasta que eso suceda tendremos una Euskadi inacabada y presa de improvisación, si bien aún nos queda la ilusión de que el Athletic no baje a segunda” (…)

            Por su parte, el conocido profesor Carlos Martínez Gorriarán publicaba un artículo en “El Diario Vasco” titulado “Del cierre de San Telmo al imposible Guggenheim”, con este comienzo: “Lo de San Telmo no tiene remedio. Las últimas declaraciones sobre el futuro del museo más provisional de Europa no pueden ser más obscuras y lamentables… Y según el entonces alcalde Elorza, San Telmo es un pequeño Guggenheim donostiarra, pero mucho más barato y como Donostia tiene La Concha y la Parte Vieja, somos y seremos la capital cultural vasca; ¿puede concebirse un diagnóstico más disparatado de lo que San Telmo es y de lo que debe tener una ciudad cultural? (…) Y después de una dura crítica sobre la situación del Museo de San Telmo y las enormes dudas sobre el futuro Guggenheim, concluye: “Va siendo hora de que la opinión pública se mueva, si no quiere hacer un día el desagradable descubrimiento de que la supuesta capital cultural es, cuando no tenga remedio, un geriátrico sin futuro donde toda creatividad y toda idea nueva está condenada al fracaso o a la emigración” (…)

            Cada día, el Museo Guggenheim era motivo de apuesta ya definitiva y de algún aldabonazo de humor. Pongamos dos ejemplos: El positivo: “El Guggenheim va en serio”, así se titulaba una referencia concreta publicada en los periódicos que afirmaba que el órgano interinstitucional creado el 7 de mayo de 1992 por la Diputación de Vizcaya, el Gobierno Vasco y el Ayuntamiento de Bilbao, para iniciar el desarrollo del proyecto del Museo en la capital vizcaína, garantiza que la gran iniciativa es ya irreversible… Y añade: “El Guggenheim, la intermodal, el metro y otros proyectos revitalizadores de la capital de Vizcaya insuflan un ánimo que tiene que ser consciente también del enorme esfuerzo financiero que van a conllevar” (…) Y en cuanto al aldabonazo de humor, un ejemplo: El grupo Paradox, premiado en el concurso de ideas “Bilboko Jaiak 92” afirmaba que “el museo Guggenheim podría ser una buena txozna” (…)           

El terreno: momento histórico, importante y decisivo

  En aquel mes de mayo de 1992 estábamos en un momento muy importante y decisivo para el futuro del Museo Guggenheim Bilbao, se crea un órgano constitucional propio, encargado de su gestión directa y se elige a Juan Ignacio Bidarte, director de Política Fiscal y Financiera de la Diputación de Vizcaya, como gerente que gestionará la puesta en marcha del futuro museo Guggenheim Bilbao…. De modo que el museo estaba en marcha, pese a que aún no habían sido adquiridos los terrenos donde iría ubicado, pese a la larga negociación de ocho meses. “Estamos realizando –comentó Joseba Arregi (1946-2021)— todas las gestiones para la compra de esos terrenos, tanto los que afectan al Puerto Autónomo como los que afectan a la propiedad privada” (…) Y también, de forma paralela, se quiere formalizar el pre–contrato con el arquitecto Frank Gehry “para ir desarrollando los proyectos de construcción del extraordinario edificio” (…) El propio Joseba Arregi mostraba su optimismo al afirmar que “el Guggenheim afianzará la demanda vasca del “Guernica” de Pablo Picasso, afirmando que “cuando finalice la construcción de Museo bilbaíno no habrá razón para negar el Guernica a Euskadi”…, lo que pronto quedó en un sueño… Y en la misma fecha se publicaba en los diarios vascos otra gran noticia: el hecho de que la editorial donostiarra Lur presentaba en Bilbao el primer diccionario enciclopédico realizado íntegramente en euskera…

            Y también, en aquellas fechas, se publicaba en “El Correo” un artículo firmado por Tomás Camarero Arribas, profesor de Literatura Española en la Universidad de la Sorbona de París, artículo que, a nuestro modo de ver, promete mucho en favor del museo bilbaíno y sin embargo termina atacándolo sin piedad. En principio subraya el cambio que a su juicio se estaba experimentando a través de iniciativas como la del pabellón del País Vasco en la Expo de Sevilla, que, como se sabe, dependía también del Departamento de Cultura presidio por Joseba Arregi y que, este periodista firmante de este artículo, vivió directamente de su éxito. Y el citado articulista añade: “Si en el caso de la Expo la cultura vasca se proclamaba como particular para integrarse de esta forma en una cultura universal, con este museo se asume la cultura internacional para hacerla parte de una cultura particular” (…) Y añade: “La forma de esa asunción, a través de la enormidad del proyecto, el prestigio de la fundación comprometida y el presupuesto astronómico presentado, crea una dinámica con un gran efecto también mediático… Se inmiscuye a la cultura vasca en un acontecimiento de prestigio que le afecta por contagio” (…) Y termina el artículo atacando: “Los proyectos como el Museo Guggenheim Bilbao se asemejan a esos ostentosos y ridículos palacios de nuevos ricos que no saben cómo derrochar su dinero ni emplear su pobre imaginación. Tengamos dos dedos de frente” (…)

            El Museo Guggenheim Bilbao comienza ya en aquel final de año de 1992 a ser un tema en la prensa internacional dedicándole amplio espacio el “The New York Times”, el “Newsweek”, el ”Chicago Tribune” y el “Times” de Londres, entre otros, y esa atención especial coincide con el nombramiento de Javier González Durana, director de la sala Rekalde y vocal del Museo de Bellas Artes, y Kosme de Barañano, catedrático de Historia del Arte en la Universidad del País Vasco y subdirector del Centro de Arte Reina Sofìa, como asesores de las instituciones vascas a la hora de adquirir las obras de arte que conformarán la colección propia del Museo Guggenheim de Bilbao…

            En octubre de aquel 1992, Thomas Krens (en la foto), en aquel entonces director general de la Fundación Guggenheim, era entrevistado para “El Correo” por Portocarrero y Gorostola, con este titular: “El arte tiene impacto político y económico”, y añadía: “La calidad del Guggenheim de Bilbao será idéntica a la del museo de Nueva York” (…) Y a lo largo de la entrevista afirma repetidamente que el museo en Bilbao puede ser de gran éxito de público y concluía con estas palabras: “Creo que el trabajo que se puede desarrollar en Bilbao será una doble contribución, tanto par la cultura mundial como para la local. Será una gran oportunidad de crear una experiencia museológica y cultural” (…)

Lo evidente, tal y como lo manifestó Joseba Arregi (1946-2021), era que en la selección de las obras para el Guggenheim de Bilbao “primará el criterio de la calidad”, y con esas palabras el Consejero de Cultura salía al paso de una opinión bastante difundida de que el Guggenheim bilbaíno podría acoger obra circunstancial, de menor entidad, algo así como lo tangencial de la sede de Nueva York… El consejero fue tajante: “Los criterios de adquisición de obras se fundamentarán en la calidad, aunque ello nos lleve a tener una colección más pequeña” (…) También manifestó que ya está constituida la Sociedad Inmobiliaria que se preocupará del aspecto arquitectónico y que, en el año próximo, el 1993, puede estar terminado el proyecto básico de ejecución” (…) Y el propio Joseba Arregi inauguraba el 22 de octubre en San Sebastián la segunda edición del Congreso Europeo de Arquitectura Popular y Hórreos, organizado por la Sociedad de Ciencias Aranzadi y celebrado en el Palacio de Miramar…

            Y a finales de aquel año de 1992 el alcalde de Bilbao, José María Ortuondo expresaba su confianza en que las obras del Museo Guggenheim y del futuro Palacio de la Música y de Congresos o Palacio Euskalduna, obras que se iniciarían en la primavera del 93. Para las mismas fechas podrían también ver la luz las primeras piedras de la pasarela peatonal de Uribitarte sobre la ría, tras años sin construir un nuevo puente en Bilbao… 

            Con todo, Euskadi y concretamente Bilbao comenzaban cultural y artísticamente a ser un punto de referencia internacional… Los medios de información de distintos países así lo reflejaban, tal y como veremos en próximos artículos…

                                                               José Manuel Alonso