Asociación Vasca de periodistas - Colegio Vasco de periodistas

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DESDE LA PLAZA DE LA CONSTITUCIÓN

Da un poco de cosa quedar en una plaza que se llama “de la Constitución” en una ciudad que es la capital del territorio menos constitucionalista de la “pell de brau” y que se permite incluso proclamarlo no sólo en sucesivas manifestaciones y pancartas más o menos festivas, sino incluso en placas incrustadas en egregios edificios.

Pero, como todas las plazas, esta también resulta acogedora en invierno y en verano, bajo los porches oscuros y ruidosos o entre las terrazas alegres y dicharacheras.

El pasado domingo fueron las últimas elecciones autonómicas y me he refugiado con el Fepe  en una terraza soleada para compensar el frío viento gallego que se cuela entre las calles de la parte vieja – “April is the cruelest month” que decía T.S. Eliot.

Fepe en realidad se llama José, pero lo de Fepe, que es un nombre de guerra, le viene de cuando acudía a las unidades de acción representando al FLP o Frente de Liberación Popular (FELIPE). Pues bien, del FELIPE, con melenas y barba profética, se pasó a la ORT, y de la ORT, ya con bigote nietzscheano y encabezando una facción abertzale interna, a HASI. Desde entonces se ha ido convirtiendo en un calvoreta de Herri Batasuna y de los sucesivos apelativos que en tal mundo han sido.

Supongo que esta sopa de siglas resultará enigmática, esotérica o simplemente curiosa para la mayoría de quienes no conocieron a don Francisco Franco Bahamonde ejerciendo como “enano saltarín de El Pardo”; es más, sería capaz de dar un premio gordo a quien me ubicara LAIA (ez) en su espacio y tiempo.

Ríe el Fepe de la pregunta que sabría responder perfectamente. Mientras se zampa de golpe un pintxo de diseño –“¡Vaya mariconada eso del Basque Culinary Center!”–, se le ve contento ahora que los suyos  se han equiparado en escaños  a los sobrino-nietos de Sabino Arana Goiri.

A pesar de eso, él, que nunca vio claro lo de la lucha armada (ni, por cierto, lo de aprender euskera –y no lo aprendió–) no sabe qué decir sobre el futuro. El poder quema y desgasta y no es lo mismo estar en la oposición rugiente –legal o ilegal– que  dirigiendo una Consejería – ¡Además seguro que nos darían Interior! – pues no da por hecho el pacto con los socialistas y todavía confía en un frente nacional  PNV- BILDU. Pues recuerda la respuesta que le dio en su momento Xabier Arzallus a Herrero de Miñón (proto-vasco españolista) cuando este le preguntó: “Pero, bueno, Xabier, vosotros… ¿qué queréis?”, “Pues qué va a ser, Miguel, ¡qué va a ser!”. 

Calla el Fepe como arrebatado por la dimensión metafísica y mistérica de aquella respuesta y yo aprovecho para terminarme de un trago el txakoli de Getaria que quedaba en mi vaso – lo cierto es que soy más del vizcaíno, seco y contundente–.

La conversación se reinicia tras una larga pausa de ensimismamiento y torna a lugares más físicos y empíricos. Hay, dice el Fepe, novedades en el frente de bares y restaurantes, pero prefiere que vayamos a comer a nuestro Oquendo y luego a tomar café al Basque.

Hay cosas que no cambian y que no deben cambiar. Y nosotros, ya muy bebidos, muy fumados y (con perdón) muy esfoliados, debemos recurrir a esa oralidad vasca primigenia, tan consoladora y siempre gratificante, que reivindicaba  en clave matriarcal aquel que fue don Andrés Ortiz-Osés que en paz descanse…

(*) Vicente Huici Urmeneta