LA EXPOSICIÓN DEL FOTOPERIODISTA PORTUGALUJO ASESINADO EN PANAMÁ SE PUEDE VER HASTA FEBRERO
Un artículo de Maite Redondo en DEIA.
«Nos habíamos identificado como periodistas, como huéspedes del Marriot, el fotógrafo Juantxu Rodríguez y yo. No nos hicieron ni caso. El hotel, como todos, había sido tomado por las tropas de EE.UU. Aquella veintena de marines estaba al borde de la histeria. No había un soldado panameño en los alrededores, sólo periodistas indefensos. Juantxu salió corriendo hacia el hotel disparando fotos, los demás nos refugiamos debajo de los coches. Juantxu no volvió». Así describía la periodista Maruja Torres el asesinato del fotoperiodista portugalujo Juantxo Rodríguez, abatido a tiros por un marine en Panamá el 21 de diciembre de 1989, mientras retrataba los estragos de una invasión militar que le sorprendió durante una escala de tránsito a El Salvador, donde viajaban para concluir un reportaje que realizaban juntos.
El fotorreportero natural de Casillas de Coria (Cáceres), pero criado en Portugalete, donde residía su familia y donde también colaboró con DEIA, moría con solo 32 años. Tuvo el triste honor de ser el primer fotoperiodista del Estado cuyo fallecimiento en un conflicto internacional fue reconocido oficialmente. Estados Unidos fue condenado a indemnizar a su familia. Su nombre abrió una larga lista de periodistas muertos impunemente mientras ejercían su arriesgada labor.
EXPOSICIÓN
Juantxu Rodríguez tuvo una carrera como fotógrafo autodidacta, que apenas duró diez años, pero que nos dejó como legado una vida de sensible y desbordante talento y de palpable necesidad por registrar la experiencia humana.
Su archivo fue donado, por expreso deseo de su familia, repartido entre el Archivo Histórico de Euskadi en Bilbao y la Universidad Menéndez Pelayo de Santander, no solo para su conservación, sino para facilitar su acceso a la ciudadanía. El Archivo Histórico colgó en 2019 en la red todo el material del fotógrafo portugalujo, premiado in memoriam por la Asociación de Periodistas Vascos. Y ahora le recuerda con una exposición que incluye algunas de las imágenes más impactantes que realizó a lo largo de su truncada carrera. La muestra, que lleva por título Juantxu Rodríguez, Una mirada ininterrumpida, se puede visitar en la primera planta del Archivo hasta febrero, y recoge fotografías de sus colecciones más representativas.
La retrospectiva exhibe algunos de sus trabajos más destacados, como su proyecto de reflejar la reconversión industrial en Euskadi, así como los cambios estructurales en la España de los 80 que estrenaba su transición democrática, entre nuevas tribus urbanas, cambios sociales y culturales y las inevitables huellas de la marginación; hasta su trabajo en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, que le catapultó como consumado retratista.
Juantxu Rodríguez inició su carrera como fotógrafo en Portugalete, combinando colaboraciones con distintos medios de comunicación de Euskadi, entre ellos DEIA. Retrataba con su cámara el mundo gris y la realidad social de aquella Euskadi fabril sacudida por la reconversión industrial. Reflejó la realidad que él veía y de la que quería dejar una constancia gráfica, a sabiendas, de que la margen izquierda iba a sufrir un cambio radical a raíz de la reconversión industrial. Su idea era seguir paulatinamente todo el proceso utilizando como herramienta su cámara.
Siempre con la cámara analógica, el blanco y negro y los objetivos de corto alcance como seña de identidad, Juantxu lograba imágenes que golpeaban las retinas del espectador y no dejaban indiferentes a nadie. Colaboró con medios como The New York Times, Le Figaró, Liberation y Newsweek, entre otros, y obtuvo además reconocimientos póstumos como el Premio Ortega y Gasset (1989), y la Medalla al Mérito en el Trabajo (2004). La Asociación Vasca de Periodistas ha creado también el Premio Juantxu Rodríguez que otorga anualmente a un reconocido fotoperiodista.
La exposición que se puede ver ahora en el Archivo Histórico no es solo una gran oportunidad para conocer su trabajo, sino también para recorrer una parte de la historia vasca, estatal e internacional de la segunda mitad del siglo XX a través de los ojos de un gran fotógrafo.