En memoria del bodeguero Fernando Remìrez de Ganuza, un gran emprendedor fallecido recientemente que ha dejado en Samaniego, en Rioja Alavesa, una bodega y una estela con su apellido.
Yo compré a Domecq 370 hectáreas en Rioja Alavesa” (I)
“Si no quieres estudiar, ale, venga, al campo, a las viñas de tu madre, a Elvillar”
le decía su padre Antonio (un maestro que nunca ejerció como tal) a Fernando Remírez de Ganuza. “Me lo decía como si el campo, como si la viña fuera un castigo”.
Creador y Alma de una bodega en Samaniego.
Quiere contar su historia amplia, generosamente. Sin que le apremien. No nos conocíamos, pero Fernando Remírez de Ganuza es un hombre que llega en sus palabras. El periodista quiere hablar de vino, de bodega, de tierra, de Patrimonio Mundial, de la nueva DO, de Rioja Alavesa… pero tendrá que esperar.
En esa demora el entrevistador tiene algo de culpa. ¡A quién se le ocurre preguntar “¿Cómo empezó todo?”!
FERNANDO Remírez de Ganuza Saenz de Urturi.
Julio Flor / Samaniego
Bien mirado, hablar con uno de los bodegueros de Rioja Alavesa (alguien que antes de los 27 años ya sabía lo que era hacerse millonario y perderlo todo), uno de los que son referencia (obteniendo con otros los ansiados 100 puntos de Parker) es, al fin, hablar de la Comarca, de la tierra, de los modos y maneras, aunque al final cada cual se representa a sí mismo. Paisaje decimos. Y paisanaje. Fernando habla de muchos otros en su crónica vital. Y todos los vitivinicultores son habitantes de este Blog.
Esta es una larga conversación que daremos en dos entregas. El periodismo camina, en ocasiones, muy deprisa. Nosotros haremos caso a Antonio Remírez, el aita de Fernando, cuando ante la velocidad a la que iba su hijo por la vida, siendo joven y muy ambicioso, le pedía que antes de salir disparado se sentara un rato con él para conversar. Eso es lo que hicimos nosotros, conversar largo y tendido.
.- ¿Cómo empezó todo, Fernando?
Yo vengo de un pueblo que son todos comerciantes, de Meano, en Navarra. Los que no eran carniceros, se dedicaban al estraperlo o eran tratantes.
Nací en pleno invierno en Elvillar, que mi madre Pilar se retrasaba mucho en mi parto y quiso estar con su madre, y nos fuimos a Elvillar. Mi padre era de Meano, donde vivíamos. Mi hermana mayor nació también en Meano.
«NACÍ en Elvillar, en pleno nevazo, un 25 de diciembre».
Nos fuimos mientras nevaba a Elvillar, que nacer nací el 25 de diciembre, pero en mi familia han ocurrido cosas como que mi abuela, la de Elvillar, estuvo sirviendo de joven en Zaragoza, y tenía una gran devoción por la Pilarica. Ella quería que su primera hija, mi madre, se llamara Pilar, y mira por dónde nació el 11 de octubre. Ella le convenció al cura de que la pusiera como fecha de nacimiento el 12 de octubre, día del Pilar.
Mi madre murió también un 11 de octubre. Con sus antecedentes, yo le convencí al médico que pusiera en el acta de defunción que su muerte había tenido lugar un 12 de octubre.
Yo nací el 25 de diciembre, pero como es Navidad y el cumpleaños de Jesucristo, mi madre le convenció al cura para que dijera que había nacido el 26.
Estuve registrado hasta que fui a la mili en dos pueblos, en Elvillar de Álava y en Meano, porque el secretario de Meano estaba de patrona en casa de mi tía Lucía y se empeñó en registrarme en Meano. Me registró con el apellido Remírez de Ganuza, que lo habían perdido mi abuelo y mi padre, y esta tía nuestra recuperó para mí el apellido de mi bisabuelo.
.- Remírez de Ganuza es tu primer apellido. ¿Y el segundo?
Saenz de Urturi.
.- En los impresos no entrarían los dos apellidos
En los papeles de mi partida de nacimiento me llamo Fernando Remírez de Ganuza Saenz de Urturi. Pero para los efectos, toda mi vida he sido Fernando Remírez Saenz, porque los dos apellidos no entraban en los impresos. Cuando me llegó la época militar, me citaron a filas desde Álava y Navarra. Yo creía que sacaba mis partidas de nacimiento en Meano con 6, con 14, con 18 años, pero era mi madre quien las pedía, sin yo saberlo, a Elvillar.
PODEROSA CEPA de Rioja Alavesa.
A mí me convenía hacer la mili en Vitoria, porque me iba a tocar Gamarra o Araca, mientras que si iba a Pamplona me podía tocar Ceuta o Melilla. Así que para la mili yo era alavés de arriba abajo. Y no soy alavés, porque en mi sentimiento siempre he dicho que soy de Meano. De Meano sí, por lo demás yo no me siento ni navarro ni alavés. Y por tener puedo tener cuatro identidades.
.- Pareces de Bilbao (le digo a Fernando bromeando)
Bueno, los de Bilbao quieren que los navarros seamos de Bilbao, ¿no?
.- Los de Bilbao, ya sabes, podemos nacer donde nos dé la gana, a nosotros o a nuestras madres.
Fíjate un navarro, que encima puede nacer en Bilbao. Eso ya es la leche, ¿no?
.- Pero tú no te sientes de un sitio en concreto por alguna razón…
Sí, porque yo nací en Elvillar, viví en Meano, pero he estado estudiando en Logroño, de donde son muchos de mis amigos, desde los 10 hasta los 20 años. Allí estuve interno muchos años. En el internado había jóvenes de muchos sitios, muchos vizcaínos y muchos guipuzcoanos. Estuve interno en Los Maristas, que eran peor que el Ejército, aplicando aquello de “quien bien te quiere te hará llorar”.
VIÑAS de Samaniego.
.- Cuando pregunto “¿cómo empezó todo?”, estoy preguntándote por la Bodega, por tus vinos y por Rioja Alavesa.
Empezar empezó a consecuencias de que yo me fui de casa de mis padres. Con 21 años yo no quería seguir estudiando. Me fui a Baños y le dije a un amigo que me dejara una furgoneta con chorizos y embutidos, “te pago, y la diferencia es mía”. “¿Oye, y tu padre?”. “Si mi padre hubiera aceptado esto, yo no estaría aquí”. Así me di cuenta que era muy difícil ganar dinero, porque apenas ganaba 60 pesetas en un paquete de embutidos.
Entonces pasé a dedicarme a vender las carnes en frigoríficos. Bueno, primero empecé por comprar novillos en Aldeanueva de Ebro, en Navarrete, matándolos en el matadero… pero era complicado. Así que llegue a un acuerdo con frigoríficos Logroño, para vender sus carnes a carnicerías de Gipuzkoa. Yo iba con mi coche para decirles a los repartidores: “deja aquí un novillo, allí deja dos…” y así.
.- Tenías 21 años y estabas a punto de cumplir el servicio militar
Tenía un piso de alquiler en Bergara, en un hotel. Los sábados bajaba a Meano y, de allí, me bajaba a Logroño, donde tenía mis amigos. En Meano estaba hasta el miércoles, que me volvía a Bergara, donde acudía a ver los partidos de pelota. Allí me veía con Patri Etxabe, que era el comprador de Eroski, con un pelotari que montó un pub…, todos mayores que yo. De ahí marché a la mili, dejándole el negocio a mi padre. Le dije que atendiera a una docena de clientes buenos que yo tenía.
.- Y así lo hizo, imagino.
Mi padre Antonio los atendió a su manera. Era comerciante del embutido, pero era muy blando, de tal modo que en el mes y pico que estuvo le dejaron a deber más de un millón y pico de pesetas. Uno de ellos le dejó a deber unas 850.000 pesetas. Aquel era un hombre honrado que no podía salir del atasco. “Cómo le has dejado a este hombre tanto dinero de crédito”, le reproché a mi padre. “No te preocupes, es buena persona y te lo pagará, no te preocupes”, me dijo mi padre.
.- Te veo hablando con aquella buena persona.
Me dijo que no podía pagarme, que le era imposible. “¿Por qué no me compras un par de carnicerías que tengo en Mondragón?”. Se llamaba Anastasio Uribeetxebarria, un auténtico señor, y te explico porqué: yo le compro esas carnicerías hoy a la mañana, diciéndome que le diera la diferencia, que venía a ser un millón y pico.
Luego fui a ver a otro cliente, al que conté que acababa de comprar las carnicerías de Anastasio. Ellos tendrían miedo a la competencia que podría hacerles allí, y aunque yo era un nene de 23 años me di cuenta. Fuimos a ver las carnicerías y me preguntaron por cuánto las vendía… Y entonces se las vendo por el doble de lo que me habían costado, y se entera Anastasio. “Así me gusta la gente, qué tío más listo”. Y aún no habíamos firmado nada, eh! Y firmó sabiendo que yo ganaba dos millones y pico de pesetas!, que era una fortuna hace 43 años.
REMÍREZ DE GANUZA, poco tiempo después de llegar a Samaniego.
.- Se lo contaste a tu padre, por supuesto.
Exacto. No se lo creía. “¿Cómo coño le has comprado esto a Anastasio y lo has vendido por el doble?”. Le conté que los otros me habían ofrecido ya de entrada casi el doble y les he dicho “bah, esto vale mucho más”, y les he subido un poco más. Eleuterio Cid se llamaba el que me las compró. Pero mi padre me recriminó: “¿cómo le has hecho esto a Anastasio?”. “¿Qué le he hecho a Anastasio?. Si no le hago esto no podemos cobrar lo que me debía”. Yo creo que mi padre pensaba que le había robado la cartera.
.- Tu padre era una columna de honestidad.
Pero fíjate lo que me hizo después. Fuimos a una feria de ganado a Burgos, pero de sport, porque queríamos ver la Catedral. En la Feria había dos novillos impresionantes. El que ganó se subastó y va mi padre y compra los dos, que mi tío Valeriano le dice “a ver qué cojones haces ahora”. Me dijo que había que llevarlos y matarlos. Yo le tenía un gran respeto a mi padre, pero no entendía nada. “Estos se los vas a vender a Anastasio”, me dijo. “¿Y por qué estos?, ¿no les puedo vender otros novillos?”.
“Les vas a ‘vender’ éstos, pero no se los vas a cobrar. Éstos se los vas a regalar”. Me cago en la leche, si habían costado más de 500.000 pesetas. “Oye -me dijo-, te ha hecho ganar dos millones y medio, ¿no? Eso ha pasado porque no tenía las ideas claras. Estaba en un mal momento y le has engañado”. ”Padre, fue él quien te engañó a ti, porque sabía que no te podía pagar”.
LA SIERRA desde el pueblo alavés de Páganos, en febrero de 2017.
.- De todas maneras estabas de buena racha, vaya comienzos.
De verdad que sí. Tiempo después hicimos una compra de unos locales, que luego nos recompró el Banco Hispanoamericano.
.- Podías haberte dedicado a vender y comprar inmuebles, ¿no?
Bueno, el caso es que a los 27 años me arruino, más o menos. De Bergara había pasado a San Sebastián a la plaza principal del Antiguo, donde se hacían los toros hace mucho tiempo. Las olas y el ruido del mar me ponían triste. Por entonces, cuando yo me asomaba a Herrera, que solía venir por Bernedo, y ver todo esto, bum, este era “el mar de la paz” para mí. Me volvía la alegría.
.- ¿Y cuándo enlazas con el vino y la Bodega?
Espera. Después de aquello me engañaron en una serie de negocios, porque yo no estaba ducho en la materia… Porque en el fondo siempre he sido un comerciante muy arriesgado y el caso es que al final me engañaron unos murcianos. Es igual.
VIÑAS DE PÁGANOS, fotografiadas aquel 21 de febrero.
Yo me casé con Marisol, de Oyón, y me dije “algo tendremos que hacer”. Y vemos que Domecq vende toda la tierra que había adquirido en Álava. Viñas, tierras y demás en Rioja Alavesa, concretamente en Elciego y Laguardia. Domecq había llegado aquí en 1969 y empezó a comprar terrenos, hasta llegar a 1.400 hectáreas, todos ellos sueltos, con unas fincas importantes que ahora las tiene Riscal y Julián Murua. Yo fui comprando a Domecq a medida que tenía dinero y les compré 370 hectáreas.
.- Es muchísimo terreno, Fernando
Lo es. Compraba, vendía, hacía cambios, permutas y tal y cual. Tuve un problema con Hacienda porque todo era irregular, ya que no hacía escritura pública, queriendo pasarlas del uno al otro, sin saber que yo estaba cometiendo una irregularidad. Al final Hacienda no me hizo nada porque lo mío fue una labor social buenísima, cual era agrupar fincas. Agrupar no sólo mis fincas, sino las de los demás.
Mi manera de actuar era la siguiente: si yo te pedía a ti estos 2.000 metros que estaban en lo mío, yo te daba a ti 3.000 metros de la misma categoría a poder ser al lado de lo tuyo. De tal manera que el otro siempre ganaba un 50%. Todo esto lo pudimos hacer porque Páganos, que es donde más permutas hice, estaba estudiado como parcelaria, aprobada, pero en el último momento no la quisieron porque Domecq empezó a comprar allí y dijeron “éste se va a hacer dueño del pueblo”, y no se dieron cuenta que él habría montado allí la empresa.
.- Tú le compraste a Domecq sus hectáreas de Páganos.
Sí. 232 hectáreas de Páganos. Y otras de Elciego y Laguardia. Ahí empecé mi andadura. Pedí prestado dinero a Bancos, a mi padre, mi suegro, mis amigos, todos me avalaron. Uno me dejó medio millón, otro un millón, otro dos. Tenía 28 años. Y ahí empezó mi andadura en estas tierras alavesas.
PLAZA intramuros de la bodega hacia donde se dirige la conversación.
¿QUIÉN LE IBA a decir que acabaría montando una bodega en Samaniego?
.- ¿Dónde empezasteis a vivir Marisol y tú?
En Oyón, en unos pisos muy bonitos al lado del Frontón que hizo un señor de Labraza, Julio Martínez Bujanda. Mientras nos daban el piso vivimos en Meano. Entonces empecé la andadura del negocio del vino.
.- ¿Qué sabías tú del vino con 28 años?
Yo sabía comprar y vender. De lo demás no sabía nada. Nada de agricultura. Nada de viticultura. Nada. Te diré que cuando yo suspendía en los estudios mi padre me decía “si no quieres estudiar, ale, venga, al campo, a las viñas de tu madre a Elvillar”. Me lo decía como si fuera un castigo.
.- “Si no estudias, mira la que te espera”. ¿Quién te iba a decir a ti que acabarías montando una bodega en Samaniego?
…
MAR 05, 2017
“Rioja Alavesa es la mejor zona de viñedos de España” ( y II)
“El mejor Maceración Carbónica del mundo está en Rioja Alavesa, que injustamente ha sido el vino pobre y el barato de esta región vitivinícola”
En esta segunda parte de la conversación, el bodeguero Fernando Remírez de Ganuza no deja de emitir un titular tras otro para una Comarca a la que se le resiste el galardón para convertirse en Patrimonio Mundial de la UNESCO.
Julio Flor / Samaniego
Alguien podrá decir que esos titulares pueden resultar subjetivos, alejados de la realidad, pero Fernando no regala adjetivos. De igual manera que asienta su prestigio en la búsqueda permanente de la mejora continua desde que sacara a la venta, hace ahora 20 años, su primer vino reserva. En ese fiel de la balanza se mueve.
REMÍREZ DE GANUZA en su bodega de Samaniego.
“La Naturaleza –dirá por ejemplo- le ha dado a esta Comarca un piropo que se lo da Dios al que quiere, y al que no, se queda sin él. Rioja Alavesa se aproxima al paraíso. Es las “Américas de España” para los que la han querido buscar, y ha resultado una tierra agradecida en cuanto a la Agricultura se refiere”.
“Estaba harto de escuchar a los de Rioja Alta decir que “los vinos de Rioja Alavesa son muy buenos para vinos jóvenes, pero que para criar no valen». Los de Haro defendían también así su producto diciendo estas cosas… Aquello era un cuento. Y es un cuento”, dirá Remírez de Ganuza después de concluir durante años una investigación pormenorizada, como bodeguero, para comprobar fehacientemente qué había de cierto en aquel runrún.
Aquí está la conversación tal cual se produjo. Fernando es una persona a quien le gusta que le llamen bodeguero, aunque en su propia bodega él se sienta “un comodín” que puede maridar con cualquier objetivo que sea sinónimo de búsqueda incesante del mejor vino, como si fuera Jasón y los argonautas en busca del vellocino de oro. “Queremos hacer, y hacemos, un vino con cuerpo y alma. Este es el reto de nuestro oficio”.
Trabajar para obtener un vino con cuerpo y alma. En Rioja Alavesa son muchos los que navegan con esa estela por bandera. Cuerpo y Alma para ser bebido en el mundo entero. Bello oficio. Cercano -casi- a la mitología.
Pero nos habíamos quedado con aquella pregunta…
MÁS QUE una entrevista, una larga conversación con Fernando
.- ¿Quién te iba a decir a ti, Fernado, que acabarías montando una bodega en Samaniego?
A mi padre tampoco le gustaba el campo. Lo suyo de Meano se lo había vendido a un hermano. Pero lo de mi madre, como ella tenía mucho carácter, mi padre lo respetó… A mi madre le llamaban «la pólvora”, así que fíjate.
.- Algo de esa pólvora también llevas tú.
Yo me parezco más a mi padre.
.- Tuviste el valor de marcharte de casa con 20 años.
Bueno, pero siempre podía volver. Mi padre se lo tomó con mucha guasa, que era muy guasón, me decía: “mira bien la maleta a ver si te dejas algo, mira bieeen”.
.- ¿Cómo pusiste en marcha esta bodega en la que nos encontramos?
Esto estaba construido… pero el interior lo tuvimos que hundir para hacerlo todo de nuevo. Eran casas antiguas. Donde nos encontramos ahora sería la cuadra, ahí estaba la tienda, en la entrada… Pero yo empecé en Torre de Oña, en Páganos. Que allí me ubiqué, en una oficina que me hice encima del antiguo hotel Marisa, que fuimos amigos, y luego socios 20 años.
De allí me fui porque aquello se le vendió a Caja Laboral, que por entonces promovía cooperativas en Rioja Alavesa. Promovió Artadi, que por allí pasó Juan Carlos López de la Calle, a quien por cierto yo quise fichar para gerente de Torre de Oña. Al final no fue así, y yo me hice socio de la gente de Torre de Oña, que luego, por avatares nos separamos. Compré esta propiedad de Samaniego, que en principio estaba comprada para Torre de Oña. Al marchar hicimos un acuerdo, yo me quedé con esto y me fui.
«TUVIMOS que hundir el interior de los edificios para hacerlo de nuevo»
.- Las vueltas que da el mundo, Fernando. Finalmente hemos llegado hasta aquí, donde estamos (le digo gastándole una broma, pues desde un principio yo quería hablar de la Bodega).
Esta era la ‘casa de los Santiagos’, que eran de Baños de Ebro y vivieron aquí muchísimos años. Los hijos se marcharon a Gipuzkoa y montaron unos almacenes de ultramarinos para abastecer a los barcos de pesca en Pasajes. Fui yo quien les compré esta propiedad para Torre de Oña, que fue una de las compras más bonitas que yo he hecho jamás, y no precisamente por dinero.
.- Tú te viniste aquí porque con los de Torre de Oña no os entendíais. ¿Qué pasó para que quisieras poner en marcha un negocio con tu propio vino?
Me empezó a picar el gusanillo, por llevarle la contraria a otro. El otro decía una cosa y yo decía la contraria. Empezamos con las obras. Y mi abogado me dijo que no pusiera a la bodega mi apellido “porque tú eres un hombre que compra y vende”. Pero no le hice caso, le llamé para empezar “Bodegas Fernando Remírez de Ganuza”, pensé que luego le cambiaría el nombre. Y el vino tampoco sabía cómo llamarle. Todo estaba registrado. Así que al vino decidí llamarle “Remírez de Ganuza”.
.- ¿Soñabas con una gran bodega?
No, yo quería hacer una bodega sin saber apenas nada de todo esto. Sí sabía que para hacer buen vino hacían falta buenas uvas.
Inicialmente no tenía a nadie conmigo. Al principio yo estaba solo en esto. Un día bajé a Elciego y cogí a un chaval a dedo, uno que había hecho Enología y Viticultura en Laguardia. Me dijo que había sacado buenas notas. “¿Sabes hacer vino”, le pregunté. “La verdad es que aún no lo he hecho nunca, pero soy enólogo”.
Tendría 18 años y yo estaba con algunos asesores, Juan Manuel, Gonzalo Rodríguez, pero yo quería un enólogo. “¿Quieres trabajar conmigo?”, le pregunté. Aquel chaval era Pablo Martínez, que hoy tiene una bodeguita, un sobrino de Florentino, cuya marca es Aladro.
SIERRA desde Páganos, donde comenzó la aventura del vino…
.- “Aún no sé hacer vino”, te diría. “Pues ahora vas a aprender”. Y arrancasteis.
Así fue. Mi primera cosecha la sacamos a finales del 97, principios del 98. Era la del 92. La del 91 no me gustó. La del 93 tampoco. Como me pidieron más vino que el que tenía, vendí también la del 94 a la vez que la del 92. Recuerdo que la vendí, la del 92, a 2.650 pesetas la botella, que era una locura. Y la del 94 a mil pesetas más. Todo vino de reserva, que yo siempre he hecho reservas.
.- ¿Habías dejado para entonces tus trabajos de compra y venta?
Esa ha sido mi gran suerte, que nunca dejé de comprar y vender.
.- ¿Cuándo empezaste a amar el vino, o la bodega?
Amar no. Yo empecé a dedicarle más tiempo. Eso sí. El verbo amar no me sirve para esto. Mi dedicación al vino no fue por amor, ni por negocio, sino por amor propio. “Hay que hacer buen vino”, me dije. “No quiero que mi vino sea malo”, me repetía a mí mismo. Igual que cuando planté la primera viña, que por poco se seca.
.- ¿En qué año plantaste aquella tu primera cepa?
En 1983. Arreglé las fincas. Planté la viña con un equipo de gente, sin saber casi de qué color era la tierra. La prueba no salió bien porque en vez de meter injertos en huerta y luego plantarlos en la viña, lo hicimos directamente en la viña. Eso se puede hacer en una zona de regadío, como en las de Elciego, teniendo al lado al Ebro. Pero en Páganos no había agua y se medio secaron más del 50%.
Me miraban y en vez de mirar al “choricero de Meano” que es como me llaman a mí porque mi padre era el choricero de Meano. Ya no era el “choricero”. Era otra cosa. “¿A nosotros nos vas a enseñar a hacer hijos, no?”. Pero si llego a acertar a la primera, entonces me hubiera parecido la leche y no hubiera aprendido nada en mi vida.
¡Hay que equivocarse para aprender!, Julio.
“HAY que hacer buen vino”, se dijo. “No quiero que mi vino sea malo”.
.- ¿Y qué hiciste?
Mezclé tierra, como si fuera un jardín. Tierra que traje en camiones. Tierra del polígono Cantabria y de una finca que estaba arreglando Julio Faustino, el de Oyón, tierra de Assa, del polígono Casablanca. Mezclé tierra fuerte y tierra suave. Veinte camiones eran de tierra arenosa, fértil; otros 20 camiones de tierra arcillosa, como la de la zona, y 20 camiones de basura. Y fui mezclándolo todo. Con eso, a las plantas que fallaban, les hice un agujero y les echaba esa tierra. Las cepas que parecían muertas se pusieron más grandes que las que no se secaron. Ahí empezó mi afición por la tierra, que ya pensaba yo que sabía más que nadie.
.- ¿Quién te aconsejó?
Pues mira, Joaquín Viñegra, de Páganos, un trabajador tremendo y muy sacrificado. Y mi padre me asesoró mucho filosóficamente. Mi padre era un filósofo. Él era maestro, aunque nunca ejerció. Leía mucho y tenía una gran cultura. Era la filosofía del vivir y la del pensar. Me enseñó lógica.
“Tengo que hacer esto rápidamente”, le decía yo.
“A ver, fúmate un cigarro y luego lo haces, porque todo lo que corras será una equivocación”.
“Tengo prisa, padre”.
“A ver, para dónde vas, si no sabes si vas para Vitoria o para Logroño. Fúmate un par de cigarros conmigo y cuéntame que vas a hacer hoy”.
.- De eso te darías cuenta cuando murió, sabes que “se canta lo que se pierde”.
Claro, suele pasar. Mientras vivía no me daba cuenta de su sabiduría. Ese refrán de “cuando las barbas de tu vecino…” no lo hemos aprendido nunca. Sólo cuando es tarde para ti, se lo vuelves a decir tú al hijo, y tu hijo no se lo cree, ni lo aprende hasta que le sucede lo mismo. Es una cadena.
EL bodeguero posa en su bodega ante un cuadro de su hijo el pintor Remi.
.- A fecha de hoy, en 2017, ¿qué has conseguido en el mundo del vino, Fernando?
En estos veinte años, desde que saqué mi primer reserva en 1997, he conseguido estar a gusto con lo que hago y, en muchos casos, tener la satisfacción de que lo realizado estaba bien hecho, hablando desde un punto de vista vitivinícola.
.- ¿Cuál ha sido tu impronta para la Comarca?
Yo empecé a vendimiar en caja y a seleccionar en la bodega… Que la mía fue la primera cinta de selección que se hizo en España para uva de vino, porque para uva de mesa seguro que había, como para melocotones o manzanas.
.- Algo pasaría para que se encendiera esa luz
Teníamos muy malas vendimias siempre, y se pudría uva, lo que no daba buenos resultados. Había que quitar esa uva. Así que monté una cinta de selección y todo porque un cliente mío, Roda, en Haro, me pedía los 20.000 kilos de uva mejores que tuviera. Que yo cogía igual entonces 400.000 kilos, y no era bodeguero aún. Y si la uva valía 60, él me pagaba a 100. Pero tenía que mirar cada uva al detalle. El racimo con uva imperfecta la volvíamos a dejar en el suelo, o apoyada en la parra, y el siguiente equipo recogía el resto.
.- ¿Qué has conseguido después de aquel día?
He conseguido con otros muchos cambiar un poco el sentido de la calidad, la identidad, la mejora en el mundo de la elaboración del vino. Digo con otros muchos, eh! He conseguido alguna cosa, y otros muchos han conseguido mucho más que yo. A mí me han tenido bastante cariño los periodistas, porque estábamos pasando a una era nueva. Aquí en esta mesa han estado doce o catorce periodistas que trajo Diputación para que hablasen de Rioja Alavesa. Y todo ayuda. Poco a poco fuimos construyendo la bodega y almacenando vino. Construye y almacena. Construye y almacena y, mientras tanto, había que vivir de otra cosa.
VEINTE AÑOS DESPUÉS «he conseguido estar a gusto con lo que hago «
.- Tuviste suerte que la compra-venta era entonces un buen negocio, eh!
Así es. El negocio de comprar y vender entonces iba muy bien y ganaba para esto y para no vender vino, porque ahora mi ciclo de venta normal en los reservas, que son Remírez, Remírez de Gran Reserva, Fincas, Coqueta, María Remírez de Ganuza (un vino cuyo importe donamos íntegro) y Trasnocho tienen un ciclo de venta de siete años desde que se vendimian hasta que se venden. Que al año vendo unas 150.000 botellas de reserva.
.- ¿Cómo veías Rioja Alavesa desde tu atalaya de Meano, en tus años mozos, a finales de los años 70?
Entonces no sabía lo que era Rioja Alavesa… hasta que no hice vino con los de Páganos. En Páganos acostumbraban a echar mil kilos o quinientos kilos a un lago, y luego se repartían el vino, en la bodega de Joaquín Viñegra, y luego el vino se trasladaba a la de Antonio Viñegra Rodríguez, que era el alcalde… Al hacer vino, yo decía “este vino huele a cano (a moho seco)”, “que nooo, hombre”. Eran un par de depósitos los que olían a cano. “Calla, que eres muy raro. Luego lo mezclamos y no se entera nadie”.
.- ¿Qué es lo que sucedió con esa historia?
Al año siguiente me preguntaron si haría vino con ellos. Les dije que si me dejaban haríamos un par de lagos más pequeños. El enólogo era Felipe Viñegra, que había que echarle un par de sacos de azúcar para el grado. Hicimos el vino con la condición de que de la limpieza me encargaba yo.
.- ¿De la limpieza de los depósitos que te habían olido a moho?
Eso es. Decían que el mejor tío limpiando era Rafa, “que es el que ha limpiado todos los lagos de este pueblo”. Allí almorzábamos o comíamos. Era un ejercicio más de fiesta que de trabajo. Cuando me dijeron que un depósito estaba limpio, yo cogí y tiré un caldero de agua que luego recogí y dije “a ver, este agua para almorzar”. “Cómo que para almorzar ese agua, no me jodas, oye”. Salía turbia. Así que no estaba limpio el depósito. El inconveniente de esa bodega era que había que sacar el agua a base de calderos, ya que estaba bajo tierra y sin desagües. Entonces no había bombas como hay ahora.
.- Tú querías demostrar algo
Quería demostrar que no podríamos echar vino al depósito hasta que no pudiéramos beber aquel agua. Al final lo aceptaron y le limpiamos una y otra vez hasta que el agua dejó de salir turbia. Ya no era un tío limpiando una bodega y otros ayudando. Ahora estábamos una docena limpiando y ayudando. Así es como salió muy buen vino.
.- ¿Qué me dices del presente Fernando? Desde esta atalaya de Samaniego ¿cómo ves hoy Rioja Alavesa?
Yo veo Rioja Alavesa territorialmente hablando como una zona más exclusiva que el conjunto total de España: Es la mejor zona de viñedos de España. Y si vamos reduciendo el espacio, Rioja Alavesa es la zona más exclusiva del conjunto riojano. Pero aquí intervienen factores políticos, sentimentales, patrióticos y demás. Y yo no soy ni patriótico, ni tengo nada de nada.
.- “Patriótico” nunca has sido, por lo que me has venido contado.
Nunca lo he sido, es verdad. Yo negociaba con los de derechas, con los de izquierdas, con los del centro. Me daba igual, yo negociaba con los bárbaros de izquierda y con los bárbaros de derechas. Con todos hacía negocio y con todos me llevaba bien porque el negocio es el negocio. Y si me tocaba hablar a favor de ellos mientras estábamos negociando, lo hacía, a mí qué me importaba.
.- ¿Dirías que Rioja Alavesa te ha dado mucho?
Sí, todo. Todo.
En el sentido de que hemos estado defendiendo Rioja Alavesa porque había que defender la zona donde territorialmente uno hace el vino, y estaba harto de escuchar a los de Rioja Alta decir que “los vinos de Rioja Alavesa son muy buenos para vinos jóvenes, pero que para criar no valen”. Hostias. Los de Haro defendían también así su producto diciendo estas cosas. “Son buenos vinos para beber en el año, muy ricos, incluso me gustan mucho más que los de Villalba, pero para criar los del Villalba, eh!”.
.- Veo que eso fue otro reto para ti
Yo compré viñas en Villalba y al elaborar vino con aquellas viñas me di cuenta que era mentira. También he tenido uvas de Sagazarra, encima de Anguciana, de viñas muy viejas. Fue en el 2012. Hice pruebas elaborando tres depósitos de aquellas uvas. Lo que quise. No tenían ni más acidez, ni un PH más bajo. Era un cuento. Y es cuento que la Rioja Alta tiene más acidez y más no sé qué. No señor.
DEFENDER RIOJA ALAVESA, «harto de escuchar ciertas cosas que se oían…»
.- ¿Dirías como Manuel Ruiz, de la Enológica de Haro, que en Rioja Alavesa se hace el mejor vino tinto del mundo?
Los gustos son diferentes. Pero para mí el mejor maceración carbónica del mundo está en Rioja Alavesa. En la Sierra Cantabria. Injustamente ha sido el pobre y el barato de esta región vitivinícola. Nosotros tenemos un vino, el «R.», de maceración carbónica, y sé lo que digo.
.- Algunos me han asegurado que tu vino es uno de los vinos «referenciales» de Rioja Alavesa.
Me gusta que lo digan porque honestamente creo que es así. Es uno de los vinos referenciales de Rioja Alavesa. No el más referencial. Yo creo que soy uno de los referentes de Rioja Alavesa.
.- ¿Quién forma hoy tu equipo?
Aquel enólogo de Elciego se fue en el 2000. Hoy mi equipo es mi yerno Jesús Mendoza, enólogo de la bodega, que es muy meticuloso y cuidadoso, muy limpio y ordenado. Le cuestan las cosas más que a otros, pero el orden cuesta más. Siempre ha sido importante Roberto López, que lleva la administración. Y son importantes unos socios míos que lo son desde hace siete años.
.- ¿Y tú qué papel juegas?
Yo soy el comodín. Un comodín desgastado de 66 años (ríe).
.- ¿Te sienta bien la palabra bodeguero?
Me gusta. Sí.
.- ¿Desde cuándo te has sentido bodeguero?
Desde que la gente creía que yo era el choricero. Ahora ya no me importa tanto, eh! Ahora digo que soy Fernando Remírez de Ganuza, el negociante, porque realmente mi vida ha sido negociar. Así es si miro la globalidad de mis trabajos. Pero incluso en el vino también he jugado ese papel de negociante.
En el mundo del vino también hay que saber negociar. Para hacer el mejor vino está Jesús, el enólogo. Y yo le traigo las mejores uvas que puedo, que sé, porque ahora conozco muy bien el campo, y las uvas mejor que el campo, conozco el examen final.
.– Dirías que ahí está el alma del vino, ¿en las uvas?
Ahí está el alma del vino, sí, pero a la uva hay que ponerle cuerpo y es tan importante una como el otro. Y cada paso que se dé es importante. Sin brazo eres manco, sin pierna eres cojo. Queremos hacer, y hacemos, un vino con cuerpo y alma. Este es el reto de este oficio.
.- En estos veinte años, entre aquel primer vino que sacaste del 92 en 1997, y el último que acaba de salir, ¿ha habido un salto de calidad?
Ha habido un salto de gigante. Aquel del 92 estuvo bien. La mejor añada fue la del 94 que yo he conocido. He escuchado a gente de 90 años decir que aquella añada del 94 fue la mejor de la historia. Fue una uva muy sana. Perfecta. Este año pasado también ha sido buena, pero no se ha entresacado suficiente uva de las cepas antes de la vendimia.
.- ¿Cuál sería tu mayor piropo para la Comarca?
(Piensa la respuesta por primera vez). Esta zona… Para empezar, la Naturaleza le ha dado ya a esta Comarca un piropo que se lo da Dios al que quiere, y al que no, se queda sin él. Esta zona es… (piensa, como escuchando la voz de su padre) el Paraíso es mucho, es demasiado. Pero Rioja Alavesa se aproxima al paraíso. Es las “Américas de España” para los que la han querido buscar, y ha resultado una tierra agradecida en cuanto a la Agricultura se refiere.
.- ¿Merece ser proclamada Patrimonio Mundial por la UNESCO?
Si otras zonas vitícolas lo son, nosotros también deberíamos serlo.
.- ¿Qué te parece la decisión de una parte de Asociación de Bodegas de Rioja Alavesa ABRA de pedir la creación de una nueva DO para Euskadi?
Es un proyecto imposible. Es lo que sinceramente creo. Esta zona y esa aventura depende de todos los intereses económicos de la Región. Para llevar a cabo determinados proyectos la gente hoy tiene que vivir bien. Lo mismo pienso de un señor que gana 700 euros al mes. Con ese dinero uno está doblegado a la vida. Para tener dignidad hay que ganar hoy por lo menos 1.500 euros al mes. En Rioja Alavesa se ganan. Mis empleados, entre eventuales y fijos, están ganando eso como media. Pero los de aquí se ganan además otros dineros de las viñas de sus padres.
.- ¿Te hubiera gustado que tu hijo siguiera con tu bodega?
Su camino es el arte. Pero a él le gusta lo que hace y le está saliendo bien. Además, tengo un hijo que no ambiciona dinero. No sé si es más feliz que otros o más pobre porque carece de esa ambición. Eso sí, le encanta el vino que hace su padre. Si no hubiera sido por mí, igual hubiera sido bodeguero, pero tenía en mí una competencia grave. Les pasa a algunos, que piensan que no van a ser como sus padres. Y como yo puede ser… dominarme a mí es fácil. Lo mejor de esta vida es tener buen carácter, que la gente te vea cercano y confíe en ti.
AHORA contempla Rioja Alavesa en su verdadera dimensión.
.- ¿Qué le pides a la vida ahora de cara al futuro?
Que mis familiares y mis amigos más cercanos no tengan mala suerte. Porque la buena suerte la tienen que buscar. Yo sé lo que es encontrar la mala suerte. Y sé lo que es tener buena suerte, porque la he buscado y la he tenido.
.- Por lo que me has contado a mí, tu vida parece tocada por una estrella.
No, porque mi vida se nubló con la muerte de mi hija en accidente de coche, cuando tenía solo 14 años, nuestra María. Pero en el resto de las cosas he tenido suerte en todo, eso es verdad. Y María está presente. He de decir que de un golpe así uno también se recupera. Yo he homenajeado a mi hija con el vino de Rioja Alavesa, porque tenemos un vino reserva que se llama como ella era, Coqueta. Así que…
… María vive a través de nuestros vinos.
.- Como para no amar el vino, Fernando.
Cierto. Como para no amarlo, Julio.