Por Jorge de Zerio.
Como cada año al comenzar septiembre nos visita la depresión postvacacional pero, por suerte, a alguien se le ocurrió la mejor forma de evitarla o al menos de mitigarla. Esa persona se llama Joseba Fiestras y es quien organiza por decimocuarta vez en Vitoria-Gasteiz el festival de televisión de referencia en el estado.
No tanto por la magia que atribuimos a las lentejuelas, sino más bien por soslayar la referida “depre”, me propuse hacer una crónica de uno de los más importantes eventos que tiene lugar en mi ciudad.
Sin ideas preconcebidas sobre lo que me iba a encontrar me dirigí a la primera presentación lo suficientemente atractiva como para captar mi interés. Revestido de la inocencia del profano accedí al recinto cuando me vi sorprendido por una elaborada puesta en escena; deslumbrantes pantallas gigantes, photocalls repartidos por aquí y por allí y demás parafernalia que consiguió transportarme a otra realidad.
Pero como incondicional que soy de la palabra, qué mejor forma de repeler semejante encantamiento que buscando refugio en ella. Así es que me propuse centrarme en la versión analógica, que en mi caso es fijarme en lo que decían.
Sorprendido por las peculiaridades propias de la jerga mediática mi ánimo no pudo sino henchirse de satisfacción al reparar en que la fortuna me había sonreído; me prometían grandes exclusivas, rutilantes estrenos, novedosas tendencias, eso sí, todo para la nueva temporada.
Por un momento pensé: ¿Me habré equivocado de convocatoria y me he colado en un pase de moda? La duda pronto se disipó cuando de aquel tinglado comenzó a brotar música peliculera y demás sonidos más propios de la caja tonta y del séptimo arte. Respiré aliviado al comprender que no había errado, estaba efectivamente en el mercado que venía a visitar, en el que lo que se vocea son los contenidos audiovisuales.
Hecha esta digresión volvamos a la cuestión informativa; para quien no lo conozca, el FesTVal es el primer evento en el Estado que muestra solo contenidos de televisión en todos sus formatos: reality shows, concursos, magazines, series, etc.
La organización pretende dirigirse al público en general para dar a conocer las novedades televisivas y a sus protagonistas. No en vano el acto más multitudinario es el “pasacalle” sobre la alfombra naranja que protagonizan los actores, actrices y demás profesionales, cuando acceden a los pases y galas que se celebran en el vetusto teatro Principal de la capital alavesa.
En el desfile de este año brillaron por su presencia: Mercedes Milá, que montó su numerito habitual, Lolita que destacó por su ancestral “Jarte”, Roberto Leal por su simpatía, Miguel Ángel Muñoz por su porte, Jordi Hurtado por su mocedad y el perrito de la Milá por su eterna paciencia.
El FesTVal, como cada año se cierra con la gala de clausura, (nada que ver con monjas ni conventos), en la que además del montaje del imprescindible jolgorio también se entregan los premios. Esta edición se tomó como excusa el rock and roll para ambientar y dinamizar la velada. La novedad es que este año es la primera vez que ha sido retransmitido en directo por EITB.
Conviene recordar que en este tipo de eventos tanto guionistas como presentadores se la juegan, principalmente porque son muchos los riesgos a los que se enfrentan. Por dar un ejemplo, el que presenta se expone a encajar un sonoro “saplasteko” propinado por un, nunca mejor dicho, “actor de reparto” que defiende el honor de su damisela.
Otro de los riesgos que tiene este tipo de saraos consiste en intenta ser gracioso sin conseguirlo. En estos casos el resultado se traduce en paladear la hiel del ridículo, que se torna más amarga cuando se degusta en vivo y en directo y ante una nutrida audiencia.
Por ello y por otros motivos, en mi opinión los maestros de ceremonia, Diego Losada e Ilaski Serrano, hicieron una presentación más que notable. Lo mismo se puede decir de Gorka Aginagalde y Xabier Deltell, el primero como monologuista y el segundo como improvisado encuestador callejero. Ambos consiguieron rizar el rizo hasta conseguir arrancar la carcajada del público asistente.
Llámenme corporativista pero lo que más me sorprendió de la gala final fueron los numerosos compañeros periodistas que resultaron galardonados, a saber:
Roberto Leal, presentador de ‘El desafío’ de Antena 3, José Manuel Pérez Tornero como promotor del Benidorm Fest, María Eizaguirre como presentadora y directora de ‘La Gran Consulta’ de RTVE y Mercedes Milá, conductora del programa de entrevistas ‘Milá Vs Milá’ de Movistar Plus. Todos ellos recibieron el “Premio FesTVal” 2022.
Por su parte, Carlos del Amor (espero que su segundo apellido no sea Hermoso), fue reconocido con el premio «Constantino Romero» por sus emocionales y exitosas crónicas,
¿Quién dijo que no se puede ser profeta en tu tierra? Pues Iñaki Gabilondo lo desmintió al recibir el premio “EITB Saria”.
Especial significado tienen los Premios Joan Ramón Mainat, instituidos en honor a este periodista que fue destituido en 1991 como jefe de programas en TVE-Cataluña por la emisión del espacio “’Camaleó”; un falso informativo con noticias ficticias que predijo un golpe de estado en la URSS. Por ello y por su brillante trayectoria viene siendo considerado como el prototipo de periodista creativo y defensor de la libertad de prensa.
Así fueron galardonados con este premio los siguientes compañeros:
Xavier Sardá, por su extensa y prolífica trayectoria profesional, Sandra Golpe, por dar el idem como directora de informativos en Antena 3 y Jordi Hurtado por ser tan incombustible como su programa “Saber y ganar”.
Para cerrar, permítanme una última maldad: Yo creo que el FesTVal se parece cada día más al Festival de Cine de San Sebastián,
-¿Será por lo mediático? –Me preguntarán- ¿Será por el glamour? -Me insistirán.
No, es porque ambos festivales tiene la misma querencia.
¿Cuál?
La de premiar a los “viejunos”.
Vitoria-Gasteiz Octubre 2022.
