Por N.G.
Ha llegado la hora de empezar a planificar las vacaciones. Todo hace indicar que este verano volveremos a viajar con tranquilizad. Tal vez nos decantemos por no a destinos lejanos, pero, ¿para qué irse tan lejos si en el Estado tenemos verdaderos paraísos? Uno de ellos, Formentera. La más pequeña de las Pitiusas se postula como el destino perfecto donde disfrutar de playas de arena dorada, aguas cristalinas, puestas de sol memorables, naturaleza, tranquilidad y gastronomía.
La oferta presentada por los responsables de Turismo en Bilbao no deja lugar a dudas que de Formentera es un lujo diferente. La nitidez y claridad de las aguas de esta pequeña isla es lo que hace de sus playas espacios singulares y de extraordinaria belleza. Las tonalidades turquesas, de azul inconfundible, enmudecen a quien pisa la fina arena blanca de la costa. Sos playas protegidas y poco alteradas por el hombre que deben su transparencia a la presencia de una planta marina, la posidona oceánica.
Los griegos la llamaron Ophiusa, los romanos Frumentaria, o isla del trigo, dado que era de las pocas cosas que se podía cultivar en sus tierras áridas. Más tarde la llamaron la isla de las mujeres, ya que los hombres de allí se vieron obligados a abandonar la isla en busca de un salario y pan que llevar a casa… Sea como fuere, poner un pie en Formentera nos hace entrar en un estado de quietud al que poco estamos acostumbrados. Y de repente, surge la magia. Arena blanca, aguas transparentes y de un azul turquesa inolvidable gracias a la Posidonia oceánica y una belleza difícil de emular.
Los amanes de la calidad, los espacios cuidados y el gusto delicado encontraran en Formentera un buen servicio y un óptico catálogo de alojamientos, restaurantes y empresas de turismo. No obstante, el verdadero lujo en Formentera se encuentra en la grandiosidad de su paisaje. Sumergirse en sus aguas transparentes, de un azul inigualable, salir en barca, ver la puesta del sol o pasear por las pasarelas de sus playas únicas con experiencias para disfrutar del auténtico lujo de Formentera.
La menos accesible
Es la isla más pequeña y septentrional también es la menos accesible, solo se puede llegar a ella por vía marítima ya que no tiene aeropuerto. Eso hace que el viaar hasta este paraíso, pequeño y frágil, sea un poco más largo y caro. Sin embargo, la tranquilidad, la riqueza de su naturaleza y la protección de sus recursos naturales se den en parte a ese aislamiento.
El lujo de comer en Formentera
Además de la cocina tradicional marcada por la naturaleza marítima de la isla, la afluencia del turismo ha desarrollado a lo largo de los últimos años un destacable sector de restauración. En Formentera se puede encontrar una oferta relevante de restaurantes de gran diversidad y calidad desde cocina de autor a platos tradicionales preparadas a la manera original o interpretados desde una óptica contemporánea, pasando por la gastronomía típica traída de otros lugares del mundo como por ejemplo Japón, Italia o Argentina. En 2014, el firmamento gastronómico de Baleares obtuvo una nueva estrella Michelín, la primera para la restauración pitiusa.
Vino formenterés y bodegas
En Formentera ha existido mucha tradición de vitinicultura y cuenta con casi 80 hectáreas de viña. Los vinos de la isla son muy apreciados porque el pie de las vides mayoritariamente es pie franco, es decir, no se utiliza el pie americano como en la gran parte de Europa. Esto es debido a que la plaga de filoxera, que destruyó los viñedos de pie europeo durante la segunda mitad del siglo XIX, no afectó a los viñedos de Formentera, en parte gracias al aislamiento geográfico.
Existen dos bodegas en Formentera: Terramoll y Es Cap de Barbaria. Todos sus vinos gozan de unas cualidades excepcionales gracias al exquisito trato que se le da a las vides y al cuidado minucioso en todo el proceso de elaboración del vino. Ambas bodegas organizan visitas guiadas e informativas.
Navegar en aguas extraordinarias
El placer de navegar se multiplica cuando se surcan aguas como las de Formentera. El azul turquesa y la alternancia de acantilados con playas de arena blanca forman un paisaje idílico para la navegación a vela. La isla tiene solo un puerto, el Port de la Savina, donde están las dos marinas de las que dispone Formentera
Dejarse mimar de manera especial
Formentera es par quienes la visitan sinónimo de calma, desconexión y repiro. Ir a pasar unas vacaciones a la isla significa cambiar de prioridades, dejar atrás el ajetreo de las ciudades, la velocidad del día a día y aceptar un ritmo diferente,, sin prisas. Esa sensación privilegiada se multiplica si podemos añadirle la posibilidad de disfrutar de placeres y cuidados específicos para el cuerpo y la mente.
Desde 2015, un grupo de profesionales de distintos campos sensibilizados con el bienestar físico y emocional, organizan Formentera Zen. Se trata de un evento de varios días dedicado al cuidado del cuerpo y la mente, con actividades como yoga, meditación, ponencias sobre nutrición, medicina, terapias alternativas y talleres para un encuentro fértil y dinámico.
Rincones con encano
Formentera es conocida por sus playas y sus aguas transparentes, pero también por su silencio, la calma que se respira y ese algo intangible tan difícil de describir. Tiene, además, lugares especialmente bellos, poblaciones, faros, molinos, lagos y salinas, grutas y cuevas ocultas, bosques de sabinas y pinos que alternan dunas con rocas de formas caprichosas. Entre estos espacios hay que destacar Es Caló de Sant Agustí, el faro de La Mola, el Estany des Peix, Ses Salines o Punta Pedrera.
Mas información www.formentera.es