Asociación Vasca de periodistas - Colegio Vasco de periodistas

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La coalición de Francisco: progresistas y catalanistas contra el desarraigo de la Iglesia

Por Pep Martí y Vallverdú.

https://naciodigital.cat/autor/pep-marti-i-vallverdu

Los grupos renovadores del catolicismo están organizados con la Tribuna Joan Carrera como núcleo de confluencia mientras proliferan proyectos como las ecoparroquias y el feminismo católico toma vuelo

Algunos exponentes del catolicismo más conservador aseguran que su predominio entre buena parte de los sacerdotes jóvenes se explica por la incomparecencia del adversario. Los sectores más renovadores y progresistas de la Iglesia catalana se habrían ocultado, derrotados por algo tan inexorable como el paso del tiempo, y en medio de una secularización creciente que es un fenómeno global pero especialmente intenso en nuestro país en los últimos años. 

¿Qué se ha hecho de la Iglesia del Concilio? ¿Se ha ido sin dejar herederos? Más bien parece que la situación es más compleja. La tradición catalanista de la Iglesia catalana no ha desaparecido, como tampoco lo han hecho los sectores del progresismo eclesial, aunque estén más debilitados. Pero hay brotes verdes en la Iglesia que ven con simpatía al actual pontificado. No son un bloque monolítico, pero coinciden en la fidelidad al país y al mensaje del Concilio Vaticano II. Son la coalición de Francisco.

La Tribuna Joan Carrera, un cobijo

El pasado 20 de marzo, un centenar largo de personas se reunía en una comida en el restaurante Pomarada de Barcelona para escuchar a la teóloga estadounidense Maria Cimpermam, referencia internacional del catolicismo más avanzado. Religiosa del Sagrado Corazón, ha participado en el Sínodo sobre la situación de la Iglesia y fue a Barcelona invitada por la Tribuna Joan Carrera, que toma el nombre del malogrado obispo catalán, fallecido en 2008. Hace diez años que el foro puso en marcha unos encuentros en los que invita a figuras relevantes de la teología. Más allá de eso, se ha convertido en punto de confluencia de todas las entidades del catolicismo catalanista y renovador. 

Una mirada a las entidades adheridas a la Tribuna ofrece un mapa de la Iglesia catalana que más se identifica con el pontificado de Francisco. Está el Grupo Sant Jordi de Defensa y promoción de los Derechos Humanos, fundado en los años 60 e impulsado por Carrera, junto a figuras del antifranquismo como Josep Benet y Albert Manent, con una actuación enfocada entonces a apoyar a los presos políticos. Hace diez años, se reorganizó como un sitio de confluencia de las diferentes sensibilidades abiertas que se sienten hijas del Concilio. En el Grupo Sant Jordi hay nombres como la pedagoga Mar Galceran, el filósofo Josep Maria Esquirol, el jesuita Enric Puig, Laura Mor o el periodista Marcelino Joan.  

En torno a la referencia de Joan Carrera se reúne desde entidades consideradas “moderadas” como la Liga Espiritual de Nuestra Señora de Montserrat o los Equipos de Pastoral de la Política y la Comunicación vinculados a la Federación de Cristianos de Cataluña, a Justicia y Paz o Cristianismo y Justicia, uno de los brazos intelectuales y más progresistas de la Compañía de Jesús.

También están dos grandes instituciones de la Iglesia como la Fundación Escuela Cristiana (395 escuelas, 252.000 alumnos, cerca de 20.000 profesores) y la Fundación Pere Tarrés, que reúne la red de esplais. Aparte de la mayor parte de órdenes religiosas, de Vedruna a Claretianos. También está como entidad convocante Catalunya Religió, que dirige Glòria Barrete y es un medio referencial para conocer la presencia pública del hecho religioso.

Para la mayoría de estas corrientes sigue siendo un referente la carta pastoral Raíces cristianas de Cataluña, aprobada en diciembre de 1985 —en 2025 cumplirá 40 años— y que generó irritación entre los sectores más españolistas. El texto fue escrito en buena parte por Joan Carrera y fue aprobado por los obispos de Cataluña, por el Concilio Provincial Tarraconense celebrado en 1995 y finalmente avalado por Roma. Se afianzaba la personalidad nacional de Cataluña y se distinguía, con citas en Torras i Bages y Prat de la Riba, entre nación y estado. Sin embargo, el “torrasibagismo” del texto incluía referencias “progresistas” al Concilio Vaticano II, como la defensa del bien común y la libertad religiosa.

En 2010, cuando se cumplían los 25 años de la carta pastoral, los obispos de la Tarraconense lo conmemoraron con otro documento, Al servicio de nuestro pueblo. Se afianzaba el vínculo con la nación catalana, pero algunos analistas de la Iglesia ya señalaron que se percibía en el texto un sutil giro a la derecha. Las referencias al Concilio desaparecían y casi todas las citas eran de Juan Pablo II y Benedicto XVI. Sería interesante leer ahora un documento de estas características.

Ramon Llull, otra «coalición» eclesial

Ante la presión del bloque más conservador, los espacios de encuentro, convivencia o refugio entre el resto de sensibilidades parecen consolidarse. Ha sido una historia de éxito el modelo de la Universidad Ramon Llull (URL), que ha reunido en su patronato de la Blanquerna (presidida por Josep Maria Carbonell, exponente de los sectores cristianos más cercanos al PSC), los Jesuitas, La Salle o la Fundación Pere Tarrés. El actual presidente de la URL es el exconseller convergente Lluís Recoder, que se reivindicaba como socialdemócrata.

Como sucede en otros ámbitos, como el de la escuela, el Opus Dei tiene su propia universidad en Cataluña, la Universidad Internacional de Cataluña (UIC). La Asociación Católica de Propagandistas, de línea también conservadora -pero con una larga rivalidad con el Opus-, tiene, a su vez, al Abad Oliba, vinculada a la española San Pablo CEO. 

De hospitales de campaña a las ecoparroquias

El papa Francisco pidió a los sacerdotes que convirtieran las parroquias en hospitales de campaña. Es decir, en centros de acogida. En una Europa donde muchas iglesias se han desacralizado y convertido en centros culturales o comerciales, incluso en grandes almacenes, hay quien apuesta por ser lugares de recibimiento de quienes duermen en la calle o sufren problemas de subsistencia. Es lo que han hecho curas como Peio Sánchez y Xavier Morlans en la parroquia de Santa Anna de Barcelona. Resultado: 200 personas a desayunar, 160 a comer y cenar cada día, una amplia red de voluntarios cubriendo los turnos de comida y predispuestos a tener conversación con los acogidos y detectar posibles necesidades médicas o psicológicas. 

Al calor de la encíclica Laudato Si (Alabado seas) de Francisco, que defendía una actitud de respeto hacia la naturaleza, Justícia i Pau impulsó la iniciativa de las parroquias ecosolidarias o ecoparroquias. Las parroquias que se adhieren se comprometen a trabajar por una ecología integral, tomar conciencia de los impactos del cambio climático y trabajar por una espiritualidad ecológica. Carles Armengol, uno de sus impulsores, explica que ya existen una treintena de parroquias que trabajan en esta línea, así como escuelas, como las que pertenecen a la Fundación de Escuelas Parroquiales o las que dependen de los Gabrielistes.

Mujeres, progresistas y… sí, jóvenes

Desde el Concilio se produjo un impulso del movimiento de las mujeres en el seno de la Iglesia. En Cataluña, el colectivo Mujeres de Iglesia fue muy activo. Ahora puede decirse que hay relevo generacional. En 2019, un grupo de mujeres jóvenes creó Alcem la Ve , en pleno auge del feminismo social y las grandes movilizaciones del 8-M y ante eventos como la sentencia de la Manada. Por el contrario, otros grupos históricos juveniles, como la JOC y la GOAC , vinculadas al movimiento obrero y sindical, son ahora menos visibles. 

El pasado 2 de marzo, Alcem la Ve reunió a un grupo numeroso de mujeres en la plaza de la Catedral para hacer oír precisamente su voz. Noemí Ubach , coordinadora del colectivo, explica a Nación la incidencia que han tenido teólogas como Roser Solé, Neus Forcano o Teresa Forcades. Convocan a cerca de 200 mujeres y cuando exponen sus tesis por los diversos foros aseguran que generan debate y adhesión. 

Sobre el pontificado de Francisco, consideran que «ha hecho gestos importantes, ha nombrado a algunas mujeres y ha introducido elementos nuevos en su discurso, como su crítica al clericalismo y la apertura a los laicos, pero no es suficiente porque si no se realizan cambios estructurales, un nuevo Papa puede dar marcha atrás». Cambios estructurales, ¿cómo cuáles? Ubach lo tiene claro: «Sería fundamental el diaconado femenino para hacer entender que no sólo los hombres pueden representar lo sagrado. Para ser un buen párroco hay que saber escuchar, crear equipos y confiar. Y eso no tiene nada que ver con ser hombre o mujer». «Todos somos hijos de Dios, con la misma dignidad. Y no puede ser que el catolicismo vaya en contra de uno de sus cimientos».  

Alegría Barba es una joven médica de 25 años. También forma parte de Alcem la Ve! y explica a Nación que forma parte de una serie de ámbitos de gente joven de fe católica, desde un grupo de revisión de vida en el Casal Loiola, con muchos jóvenes, a un grupo de lectura dirigido a chicos de 18 a 30 años organizado por Cristianismo y Justicia: «Sigue habiendo muchos espacios donde cristianos y cristianas jóvenes vivimos la fe de una manera abierta y, para muchos, encontrarlos ha supuesto no perder la fe». «Son espacios para tener una visión crítica, desde el Evangelio, hacia las estructuras sociales y políticas, buscando perspectivas para reflexionar sobre qué mundo queremos construir».

Permanecen activos también pequeños grupos de larga trayectoria. Como los que en 1994 fundó la revista El Pregó, nacida de nombres de prestigio como Casimir Martí y Josep M. Totosaus, ya malogrados, que reúnen a cristianos catalanistas que se han mojado en temas como la segregación de las parroquias de la Franja o el desarraigo de la Iglesia nuestra. Allí se encuentran varias generaciones de católicos renovadores, de Ramon M. Nogués y Enric Cirici en Joan Maluquer o la joven teóloga Anna Ortín, de la Universidad de Groningen. En el activismo catalanista tuvo cierto eco la plataforma Iglesia Plural, ahora invernada. Como si la llama de un cristianismo comprometido con el país y el progreso señalara todavía caminos de reanudación en medio del vendaval conservador.