Por M. Urraburu
Si algo interesa hoy sobre la dirección de empresas son los estudios relativos al liderazgo. No todo el mundo, por muy importante que se crea en su especialidad, está capacitado para dirigir a grupos de personas y para obtener de ellos lo pretendido. Y menos aun si se tiene en cuenta que ser un líder no consiste solo en actuar como director eficaz. Aunque la productividad este haciendo perder de vista el lado humano del trabajo y de las relaciones que se establecen dentro de el, no hay duda de que el liderazgo requiere algo más que autoridad.
El componente humano es lo que hace que en muchos grupos destaquen personas que, sin hacer nada por conseguirlo, se convierten en una especie de referencia para el grupo, se trate de una cuadrilla de amigos, de un grupo de estudiantes o una sección de una fabrica. Son quienes por su simpatía, por su capacidad para tomar iniciativas, o porque inspiran confianza en el resto, acaban siendo quienes asumen
las decisiones colectivas. La tan cacareada “madera de líder” que se supone a muchas personas, es en la mayoría de los casos, un mito. .Hoy creo que no existen mirlos blancos dotados de todas las capacidades , sino que el liderazgo es una condición que se adquiere con la experiencia y la formación. De hecho no existe un perfil único de líder. Uno puede ser el que asume todas las responsabilidades porque dirige todo cuanto esta a su cargo estableciendo con ellos una relación de fuerza, de poder
con la sumisión y el acatamiento. A diferencia del anterior, otro basa sus decisiones en la consulta, el dialogo y el intercambio de ideas. Aunque sepa que las responsabilidades ultimas recaen sobre el, delegan muchas iniciativas en los miembros del grupo y acepta sus contribuciones. Seguro que seguiríamos descubriendo “lideres “con distintas artes para resultar eficiente en sus cargos.
En cualquier caso, creo que no por el hecho de alcanzar un rango o puesto de dirigente se adquiere la condición de líder.
El líder se apoya en la convicción; el jefe en la disciplina; el líder inspira respeto y confianza, mientras que el jefe se apoya en el poder; uno convence, el otro manda; uno es emprendedor, el otro burócrata. Solo cuando la figura del jefe se complementa con los rasgos de líder, los resultados son satisfactorios tanto en lo práctico como en lo humano.
Todo esto es aplicable tanto a “ellos” como a “ellas” . Todo por la igualdad.