Por José Manuel Alonso
< “Yo soy una parte de todo aquello que he encontrado en mi camino” // “El conocimiento viene, la sabiduría se queda” // “Vamos allá, a un primer paso que obligue a los demás, porque podría decirse que esto de andar es lo mismo que hacer artículos o poemas; porque, escrita la primera línea o el primer verso, estos tiran de los demás, hacen de motor” (Miguel de Unamuno)
Unamuno a la salida de la Universidad de Salamanca, 90 días antes de su muerte
Cuando llegan estas fechas de final de un año y comienzo de otro, suelo escribir un artículo en memoria de “nuestro” Don Miguel de Unamuno, fallecido el 31 de diciembre de 1936, y lo hizo, “sin duda alguna –según Antonio Machado–, tan noblemente como había vivido” (…) Lo hizo resonando aquellos inolvidables versos: “Cuando pienso y considero / que me tengo que morir / tiendo la capa en el sueño / y no me harto de dormir”. Y lo completaba en otros versos, los de “Morir soñando, sí, más si se sueña / morir, la muerte es sueño…” Y ciertamente Unamuno sigue soñando, lo ha hecho durante tres siglos: 36 años en el XIX, otros 36 en el XX y muchos más de 36 en el XXI, porque continúan llegándonos sus sueños…
Desde chaval con Unamuno, cuando estaba prohibido
Este artículo que escribo cada final de año desde que era un estudiante de bachillerato, responde a una frase del propio Unamuno: “Yo soy una parte de todo aquello que he encontrado en mi camino”, camino en el que yo encontré al genial escritor bilbaíno… Desde chaval, en el Bachillerato, estuve acusado y censurado por leer al escritor vasco y, posteriormente, por intentar publicar textos relacionadas con Don Miguel en La Gaceta del Norte de Bilbao. Todo ello lo completé a lo largo de mi vida con varias charlas y conferencias, principalmente en su Bilbao y también en “su” Salamanca, incluso una con motivo de las elecciones a rector… De Bilbao, me entretuve, por ejemplo, en la calle Ronda y el Casco Viejo, donde nació Unamuno, y paseé por todos aquellos lugares que descubre Don Miguel en sus obras, lugares cercanos a la ría o a las zonas altas de la enorme villa… Y escribí también varios folletos en los años 80 encargados por Manuel Basas (1928-1994), archivero del Ayuntamiento de Bilbao durante aquellos años, teniendo siempre presente a Unamuno y sus obras…
Aquel Bilbao unamuniano también lo han paseado y han escrito esporádicamente otros grandes amigos bilbaínos. Escritores como Vicente Aleixandre, Blas de Otero, Luis de Castresana o Elías Amézaga… Arquitectos como Fullaondo… Cronistas como Luciano Rincón, Ángel Ortiz Alfau, Manolo Llano Gorostiza, José Luís Merino, K-Toño, Luis Olmo… Y han mapamundeado con Unamuno periodistas de otras generaciones y de la mía como Patxo Unzueta, Antxon Urrusolo, Ana Garbati, Guillermina Rodrigo…
Todos ellos y muchos más, han seguido esa ruta que nace en San Antón y sus inmediaciones: calle Ronda, la Cruz (donde Unamuno se crió), Sombrerería (donde habitaba Concha, su esposa y única novia), Correo y otras calles o plazas o descansos. Plazas como La Encarnación, Atxuri, Plaza Nueva, Plaza y jardines de Albia… Y descansos como El Arenal o Deusto o Artxanda o Begoña… Un Arenal que hoy no es tan arenal; con una alameda y una ría transformada desde hace unos veinte años gracias al Guggenheim y otras obras… Y es que Unamuno nunca dejó de pasear o caminar siempre que vivió o visitó Bilbao viviendo y enseñando como rector de la Universidad de Salamanca… Y siempre participó del miedo a la modernización que amenazaba con destruir parte de “su patria sensitiva, del paisaje de su infancia”, de la pérdida de esa su infancia idealizada en obras como Recuerdos de niñez y mocedad y las Sensaciones de Bilbao, dos obras clásicas que tienen como fondo la villa bilbaína y sus personajes de entonces, obras transformadas en otras posteriores de escritos intelectuales y únicos… Y es que el sabio Unamuno siempre quiso ser niño y no sólo por el peso de la infancia en plena guerra carlista y el cerco y liberación de su Bilbao natal en el Casco Viejo, sino porque “el niño se siente inmortal, vive por entero el momento que pasa… Y eso fue lo que hizo en su vida: vivir por entero el momento que pasa” (…), y hacerlo vivir a sus lectores de entonces y de después…, incluso muy después, como es nuestro caso…
200 alumnos vascos de periodismo, en el Congreso de Salamanca
Como periodista, nunca olvidé la sabiduría y genialidad de Don Miguel, y por eso le presté atención pública desde el momento en que pude liberarme trabajando en “La Hoja del Lunes de Bilbao”, todo un modelo progresista pese a la censura y, por eso, probablemente la de mayor tirada en el estado, y allí tuve una sección que titulé “Lunes Cultural”, donde recibía semanalmente cartas de lectores que reclamaban a Unamuno, pidiendo que se llenara aquel vacío inaudito de Bilbao con uno de sus más ilustres hijos. Además, mi primer premio periodístico lleva el nombre de “Unamuno”, por un artículo de aquella “Hoja del Lunes” titulado: “Niños en libertad”, y unos años más tarde otro premio lleva el título de Don Miguel por un escrito con motivo del Cincuentenario de la muerte del escritor (1936-1986), premio concedido por la Asociación de Amigos de Unamuno, de Salamanca…
Precisamente, mi admiración por Unamuno fue tan grande que, en los años en que fui profesor de la hoy Facultad de Ciencias de Información, que pre fundé con otros compañeros, convencí a los alumnos de entonces para viajar y asistir al Congreso Internacional de la Universidad de Salamanca entre los días 11 y 19 de diciembre de 1986, congreso organizado con motivo del citado cincuentenario de la muerte de Unamuno: 1936-86, con sesiones de trabajo sobre tres temas principales: “Una m uno y su tiempo”; “La obra literaria de Unamuno”; y “El pensamiento unamuniano”… Personalmente creo que tanto mis alumnos como yo aprendimos mucho sobre Unamuno, y también sobre Salamanca y su relación con Bilbao. Hicimos un trabajo en el que los aproximadamente 200 alumnos leyeron una parte de la obra de Unamuno y cada uno actualizó la figura del genio bilbaíno, en un escrito lo más periodístico posible…
Y este interés e incluso devoción por Unamuno, Bilbao y Salamanca lo mantuve y lo mantengo como periodista, recordando incluso a un inolvidable compañero: Miguel Ángel Astiz, en “La Gaceta del Norte” y “La Hoja del Lunes”, navarro él, que durante años mantuvo una especie de sección con este titular: “En Salamanca se piensa con nostalgia en la Virgen de Begoña”, recogiendo el sentir de la juventud bilbaína que estudiaba en la capital castellana…
Oferta de libro completo dedicado al Bilbao de Unamuno
Todo ello me ha permitido conocer el Bilbao antiguo más interesante y prácticamente la obra completa de Unamuno, que además de genial bilbaíno fue escritor/pensador universal, y tener prácticamente un libro completo presto para ser publicado bajo el posible título de este artículo: “Paseando por Bilbao de la mano de Unamuno”, en el que recojo una selección detallada de sus referencias y “paseos” o caminatas por Bilbao que, a medida que va uno leyendo, va conociendo y seleccionando texto e ideas, sobre el Bilbao de entonces e incluso de ahora mismo, hasta formar un libro que, en mi opinión, debería estar, cuando menos, en la biblioteca de todo bilbaíno y/o amante, caminante o “pateador” de Bilbao, como fue mi caso durante muchos años de periodismo… Sirva, por tanto, este artículo como reclamo a toda editorial que quisiera conocer el libro y tal vez publicarlo…
En distintas ocasiones se me ha preguntado a que se debe mi admiración por Don Miguel de Unamuno, y por qué la realización de este libro y otros escritos o charlas. Y la contestación es muy sencilla: Desde chaval, en el Bachillerato, en colegio de Jesuitas, me sorprendió el misterio que se daba en la asignatura de literatura para superar la referencia a la obra de Unamuno… Eso me llevó a leer alguna de sus novelas, mejor dicho: nivolas…, ya que el propio escritor a sus creaciones de ficción narrativa las llamaba “nivolas”, un neologismo creado por el mismo, y representar así su distancia con respecto a la novela realista, imperante a finales del siglo XIX y principios del XX…
Mi interés por el escritor comenzó en aquellos años de Bachillerato cuando conocí y admiré la obra de Unamuno leyendo alguna de sus muchas obras y, posteriormente, ya como estudiante de periodismo primero y periodista después en La Gaceta del Norte de Bilbao, donde me prohibieron leer y escribir sobre Unamuno, lo que no hice del todo, y aprendí a valorar el paisaje… Ese paisaje que Iñaki Esteban, en la revista “Pérgola”, aseguraba que escritores del 98, sobre todo Don Miguel, mantenían precisamente una orientación sobre el “paisaje”, entendiéndolo no sólo como una fuente meramente estética de contemplación y goce, de recreación de las sensaciones o un simple impresionismo, sino un nudo entre lo sensitivo, lo sentimental y el mundo de las actitudes y las ideas, lo que Unamuno llamaba patria sensitiva. En ella se ve al escritor en Artxanda, mirando por una parte al Casco Viejo y el curso de la Ría, testigo de la transformación de una ciudad de comerciantes en una de obreros e industriales. Por el otro lado, aparece el Txorierri de los aldeanos, el recuerdo rural del entorno bilbaíno, que aún tardaría en desaparecer, mientras que al fondo surgen las peñas míticas de Mañaria… Esa visión reiterada de Unamuno resume para él distintos tiempos del País Vasco, desde el origen prehistórico, o incluso prehumano, hasta el futuro que presagiaban la actividad industrial de la ría y las chimeneas de los Altos Hornos, todo eso que ya no existe, y que he tratado de que esté en el libro pendiente de publicación…
Índice del libro “Paseando por Bilbao de la mano de Unamuno”
Comienzo el libro con una doble frase de Unamuno: “Nadie sabe lo que sabe hasta que lo explica” (…) “Aunque tema no decir lo que siento, si siento lo que digo” (…)
Y este es el índice: Capítulo 1) Callejeando con Unamuno // Capítulo 2) Miguel de Unamuno, prohibido y recuperado en Bilbao // Capítulo 3) BILBAO: dos en uno, ¡como UNA m UNO // Capítulo 4) Miguel de Unamuno y Jugo, nombre, apellidos y firma // Capítulo 5) Sensaciones de Miguel de Unamuno, con estos seis apartados: 1) La estatua y las calles / 2) Solitaña vete a la montaña / 3) Luz en la oscuridad / 4) Paz en la guerra / 5) De los niños y de los santos / 6) Los árboles, la niebla y la mar vasca // Capítulo 6) Unamuno recupera lo vasco con el Nervión, desde Orduña… // Capítulo 7) Miguel de Unamuno aclamado en su vuelta a Bilbao y a “El Sitio. Capítulo 8) Aforismos de Miguel de Unamuno robados al azar de sus textos // Índice… Son 150 folios que podrían ser más y con otras atenciones a la obra unamuniana si se llegara a publicar…
Mis paseos por Bilbao con Unamuno, tal y como se puede leer en el libro, fueron a través de un primer paso, ese que obliga a todos los demás… Y es que el andar o caminar con Don Miguel es lo mismo que leerle e incluso hacer artículos o poemas porque –según dijo en cierta ocasión— “escrita la primera letra o el primer verso, aquella o éste tira de las o los demás, hace de motor” (…) Caminemos, por tanto, maestro…
Estoy seguro que este gran hombre lo era no solo por su intelectualidad y su facilidad para hablar y escribir, sino también porque sentía una gran admiración hacia las personas, tanto hombres como mujeres… Aunque al parecer solo se entregó a una de esas mujeres, su esposa, Concepción Lizárraga, pero se quedaba a gusto, sobre todo con las bilbaínas, a las que ensalzó, como lo hicieron otros escritores, como Bolívar o Narváez…
A Unamuno y a mi nos gustaba callejear por Bilbao para, como decía el genio de las Siete Calles, “despejar la niebla de la cabeza y del corazón” (…) Recuerdo una ocasión en la que Unamuno y yo íbamos cruzando el puente de Deusto, dejándonos llevar hacia la Universidad de los Jesuitas, observando la ría y la curva del antiguo muelle de uso portuario e industrial donde dicen que los ingleses enseñaron a los bilbaínos a jugar al fútbol. Nos paramos a mitad de camino del puente y observamos las fábricas donde hoy está el Museo Guggenheim… Unamuno se entretuvo e incluso pudo decirme lo que censuraba: que la Villa de Bilbao estaba a la espalda de la ría, salvo excepciones como la que estábamos observando… Allí nos despedimos, observando sin nervios el Nervión y, al día siguiente, Don Miguel me mostró un escrito contando lo que vivió inmediatamente después de separarnos: Tuve un estallido de gozo que parecía brotar de la serenidad del cielo. Un par de muchachas (universitarias seguramente) reían junto a mí, y era su risa como el gorjeo de dos pájaros en una enramada de flores. Clavé por un momento mis ojos sedientos de hermosura de aquella pareja de mozas, apareciéndome como un cuerpo germinado… Iban cogidas del bracete. Y me entraron enormes ganas de detenerlas, coger a cada una de un brazo e irme así, en medio de ellas, mirando al cielo, adonde el viento de la vida nos llevará algún día…
¡Exaltación de Bilbao!, que el porvenir es tuyo…
En la famosa obra de “Recuerdos de niñez y mocedad”, Unamuno escribe una visión de Bilbao desde Artxanda, precisamente desde donde el arquitecto Frank Gehry eligió el lugar donde debía levantarse el Museo Guggenheim, estando presente este periodista: “¡Bilbao!, villa fuerte y ansiosa, hija del abrazo del mar con las montañas, cuna de ambicioso mercaderes, hogar de mi alma… ¡Bilbao querido! A ti, como a su norte, se vuelve cuando posa en tierra mi corazón… ¡Cuántas veces abrazándote en una sola mirada desde las alturas de Artxanda, acurrucada en el fondo de tu valle, agarrada a tu ría madre; cuántas veces al contemplarte así he sentido que se abrían las fuentes de mi niñez e inundaban desde ellas mi alma de eternización y de reposo!… Y tú no eres villa de descanso, no, no lo eres tú, mi Bilbao tormentoso, tu que luchaste durante siglos con el Señorío hasta domeñarlo en espíritu como hoy lo tienes domeñado, tú que fuiste a buscar mercancías a todas tierras y a todas llevaste el hierro de tus montañas, tú que diste tus ordenanzas de comercio al mundo todo, tu que sufriste en guerras civiles, tú que te has arrojado heroica a la vida del negocio y de la industria… // ¿Quién como tu ha sabido luchar en estas luchas incruentas del comercio y de la industria? ¿Quién como tú pobló de buques los mares y abrió entre sus brazos, luchando con el mar, un refugio para los de todo el mundo? (…)
Vista de Artxanda desde la parte baja
(…) De ti, mi Bilbao, de ti, el de los hijos locos para el negocio, de ti tiene que brotar una fuente de fuerza espiritual… (…) Nuestras palabras, palabras de hierro, palabras de hacer y no palabras de decir (…) ¡Arriba, mi Bilbao, que el porvenir es tuyo!” …
Para concluir este artículo comprometido con la obra de Unamuno como la de la experiencia de este periodista, lo hago con la lección del “maestro”: Lo que yo escribo es, después que lo he escrito, de quien quiera aprovecharse de ello, y si acierta a valorarlo mejor que yo, es más suyo que mío” (…) Eskerrik asko, muchas gracias, Don Miguel, descanse en paz y siga viviendo en plena actividad…