M.Urraburu. El tema de los vecinos incómodos, es uno de los más presentes en las conversaciones del día a día. ¿Quién no ha sufrido alguna vez esta dolencia?
La mayoría de las quejas contra estos vecinos se deriva de los ruidos. Sea porque los materiales de construcción sean menos aislantes, lo que permiten que las paredes oigan, o porque nos hemos vuelto mas celosos de nuestra intimidad, lo cierto es que las quejas van en aumento y no se resuelven por muchos acuerdos que se adopten en las reuniones de portal. Y todo por culpa de personas con poco sentido de la convivencia; un tipo juerguista; una pareja amante de los efectos especiales, un matrimonio con hijos amantes de la música que traen deberes del conservatorio, o un perro que ladra, porque sus dueños se han ido de fiesta y le han dejado solo.
El vecino es, en principio, un prójimo a quien presuponemos nuestros mismos intereses. Estoy seguro que cuando llega a su casa quiere sentirse protegido de las agresiones a las que le somete a diario la ciudad, que aspira a dormir de noche y, a que no le despierte el ruido de una lavadora o de la aspiradora de una vecina madrugadora. Entendemos que el vecino tiene una vida propia y que, en ocasiones, no coincide con nosotros en sus horarios, aficiones o costumbres. Para cualquiera, solo hay dos clases de vecinos los del piso de arriba que siempre meten ruido, y los de abajo que siempre están quejándose por tonterías, y que son estos, generalmente, a los que nosotros molestamos. Y, como no quiero que se me olvide, quiero dejar aquí la protesta de muchos vecinos que sufren también, la falta de consideración de nuestro Ayuntamiento, porque la recogida de la basura se produce, la mayoría de las noches y, por las mismas calles, a las dos y a las seis de la madrugada, de la misma noche.
No creo que esto lo desconozcan quienes organizan el horario de la recogida de basuras en horario nocturno, y no me valen declaraciones de los responsables
de obras y servicios diciendo que “si queremos volver a la limpieza de la ciudad
con la escoba”. Seguro que, si esto sucediese debajo de las ventana de sus
casas, el horario de recogida nocturno de basura, cambiaría. Y, si esto no es
posible, invito a los responsables del servicio a que me digan, por qué no es posible. Si no lo hacen, entenderemos que no les importa el descanso de los vecinos de Bilbao. Quedo a la espera.
Mientras, permítanse que les cuente que, los franceses han lanzado al mercado, un cedé que en vez de piezas musicales contiene un amplio repertorio
contra vecinos molestos. Pasos de zapatos, trenes en movimiento, llantos de recién nacidos, maquinas taladradoras y veinte sonidos mas.
Cuando estemos convencidos de que solo es posible llegar a un acuerdo civilizado dialogando y cediendo por ambas partes, podremos encontrar la solución. Aunque, con algunas personas resulte imposible.