Fernando Múgica con su cámara y Vicente Larrea junto a una de sus esculturas
Debido al obligado paréntesis de la Semana Santa, este periodista se ha visto obligado sentimentalmente a publicar este artículo unas semanas más tarde, como podrá comprobar el lector…
En el pasado mes de marzo mi centro de atención estuvo en el recuerdo del genial compañero periodista navarro Fernando Múgica Goñi (1946-2016), y en el escultor vizcaíno y amigo personal Vicente Larrea (1934-2024), fallecido recientemente (…)
El recuerdo imborrable de Fernando Múgica no solo se debe a los años en que convivimos en distintos periódicos vizcaínos, sino por el hecho de cumplirse el 20 aniversario del crimen múltiple que más se investigó: el 11-M, el mayor atentado de la historia de España, que produjo una enorme sorpresa a los distintos grupos de inteligencia en todo el mundo. Y lo que causó realmente estupor fue la inmediata captura de los supuestos responsables y la aparición fulgurante de las pruebas… Una tragedia de la que puede decirse que prácticamente también a Fernando Múgica le costó la vida, la que también se había jugado profesionalmente en distintos conflictos internacionales, porque la suya fue una actividad periodística repleta de reportajes en distintos acontecimientos de interés y de enfrentamientos mundiales… Y el definitivo fue el extraordinario y peligroso trabajo de recopilación de todas las líneas de investigación, a causa de las lagunas, más bien agujeros negros, de la «Versión Oficial» de esa tragedia en la que hubo 192 asesinatos, resultando heridas cerca de 2.000 personas, en su mayoría obreros que iban a trabajar como todos los días laborables; así como de estudiantes, a sus centros educativos…
Y coincidiendo con este aniversario tan doloroso, recogemos y recordamos el reciente “agur” del genial escultor bilbaíno Vicente Larrea, nacido en 1934 y fallecido el 13 de marzo pasado cuando seguía trabajando en su taller de artista extraordinario… Vicente supo forjar en las últimas décadas una de las trayectorias más personales del arte de la escultura vasca, y de ella también de la estatua… Miembro del grupo Emen, gozó de gran trayectoria ligada a las numerosas obras ubicadas en los espacios públicos de ciudades, pueblos y museos, como veremos…
Este periodista, va a referirse a ambos personajes, tanto a Múgica como a Larrea recordando, con la actualidad más dolorosa, la extraordinaria pérdida de ambos…
Fernando Múgica: el “vivo” recuerdo de su hija Marta
Doble imagen: Fernando Múgica y su hija Marta recordándole
En el caso de Fernando Múgica subrayar el hecho de que coincidiendo con los 20 años del 11-M y los 15 del nacimiento de la Asociación de Ayuda a las Víctimas de ese salvaje atentado, esta entidad ha querido distinguirle, a título póstumo, “por sus informaciones sobre la matanza de Madrid” (…) La distinción fue recogida por sus hijas, y una de ellas, Marta, puso en valor el intenso y detallado trabajo de su padre que, antes de fallecer, publicó numerosas informaciones sobre la tragedia de esa fecha tan negra… Y esa investigación de hace veinte años en adelante fue detallada y contra corriente de todas las versiones oficiales, y lo hizo en el diario “El Mundo” (…)
Marta, apuntó. «Papá empezó a investigar por las noches, los fines de semana, y en silencio” (…) Y ella explicó como su padre se entregó en cuerpo y alma, durante cuatro años, en tratar de esclarecer los hechos, como «gran periodista empeñado en encontrar la verdad de la múltiple tragedia»…
Como hemos indicado, en el mismo acto, la Asociación de Ayuda a las Víctimas, presidida por Ángeles Domínguez (en la fotografía adjunta), quiso destacar la cobertura informativa de Múgica sobre todos aquellos brutales atentados del 11-M, y afirmó: “Fue un hombre valiente, un periodista comprometido, recordado siempre por esta asociación y por los familiares de las 192 personas fallecidas y las alrededor de 2.000 personas heridas” (..,)
La vida profesional de Fernando fue una vida entregada siempre al periodismo más activo y arriesgado… Entre otros muchos reportajes de enorme éxito, el que más y mejor investigó fue, como ya hemos señalado, ese histórico y bestial atentado del 11-M, 11 de marzo de hace 20 años, es decir, una serie de ataques terroristas en cuatro trenes de la red de Cercanías de Madrid… Esa investigación de Fernando, como el mismo dijo, le costó el matrimonio, que todo el periódico le dejara prácticamente de hablar, incluso el desprecio de sus compañeros de tantos años… creyeron que estaba loco, que estaba mintiendo…
Hoy, después de las dos décadas del brutal crimen, se sigue sin aclarar debidamente, y ocurre a pesar de numerosas investigaciones y publicaciones, entre otras la profunda y detallada de Fernando Múgica, y al que prácticamente le costó la vida el 12 de mayo de 2016, debido sobre todo a la permanente persecución semi oficial y engañosa…
Extraordinario periodista navarro, en distintos diarios
Fernando Múgica Goñi nació en Pamplona, en la Plaza del Castillo, esquina con Estafeta… Fernando solía afirmar: “Soy navarro, me siento navarro y, por tanto, montañero y ribereño, pero destinado a una labor informativa, humanitaria y universal” (…) Estudió y se licenció en Periodismo en Pamplona, ciudad en la que fue el primer director del “Diario de Noticias de Navarra”… Trabajó en “La Gaceta del Norte”, donde ingresó en 1969, y fundó “Deia” (…) En Madrid, donde, además de diversas actividades y distintos medios, trabajó en “Diario 16” y también en “El Mundo”, diario en el que estuvo como editor gráfico y redactor jefe de las secciones de Crónica, Internacional y Opinión…
Nuestro recuerdo de Mújica como compañero desde “La Gaceta del Norte”, “Deia” y “El Mundo”, es el de periodista de enorme personalidad, que trabajó en muy distintos medios y realizó una actividad constante desde muy joven; profesional muy significativo, inolvidable, siempre con la máquina de fotos a punto, tanto en las informaciones habituales como en los grandes acontecimientos, algunos de mucho riesgo…
Fue uno de los mejores corresponsales de guerra, enviado especial que vio y relató todas las penúltimas miserias por enfrentamientos… Pero hubo otro gran Fernando Múgica compañero, siempre dispuesto a colaborar, gran informador desde su normal escepticismo, y siempre amante de la fotografía, de su Navarra y de la mejor música, que sabía interpretar….
No es un tópico: Fernando Múgica vivió literalmente con una cámara de fotos colgada del hombro y, con ella, estuvo presente lo mismo en acontecimientos del País Vasco y/o Navarra como en la guerra de Vietnam y otros enfrentamientos… Y al final, cuando ya no pudo más, y como hemos señalado, fue su hija Laura la que cogió el testigo y con asombrosa naturalidad retrató la enfermedad, la agonía y hasta la muerte de su padre… Tal y como Múgica hubiera hecho con cualquier acontecimiento de alcance que se le hubiera puesto por delante…
Fernando Múgica Goñi trabajó en muy distintos medios, no sólo vascos, y realizó una profesionalidad constate desde muy joven. Reportero por el mundo, fotógrafo de la actualidad paciente y permanente; una vida entregada siempre al periodismo más activo y arriesgado, a mostrar e incluso analizar cuanto ocurría y/o descubría y, por tanto, perseguido por los poderosos, sobre todo los políticos… Y por eso, probablemente, Múgica aseguraba, con tristeza, que el verdadero periodismo estaba desapareciendo dominado, sobre todo, por la política…
Las palabras de Fernando que sintetizan su personalidad, fueron: “Soy un retablo del ser humano, en su íntima y máxima expresión” (…) Y en otras entrevistas, hay una frase significativa: “La fórmula para mantener la frescura profesional es tener siempre más proyectos que recuerdos” (…) Y señalaba: “el mejor periodista es el que rodeado de peligros sobrevive para contar lo que ve o lo que descubre” (…)
Dirigió revistas, sobre todo gráficas, y semanarios… También contribuyó con su actividad en distintos programas de televisión (“300 millones”, 1979-81, con el bilbaíno Ignacio Amestoy), y fue profesor de Periodismo Gráfico de Máster, y autor de la serie de investigación de más de treinta capítulos, titulados: “Los agujeros negros del 11-M”; y colaboró en el libro: “A tumba abierta”, de Francisco Javier Lavandera (La Esfera de los Libros, 2006), en el que se trata de ese mismo tema de la tragedia de hace ahora poco más de 20 años… Fernando Múgica siempre era muy claro en sus declaraciones: “Mi argumentación fue ¿por qué los llamados culpables no pueden serlo?… A partir de ahí trabajé. Y supe quiénes son. Por eso era el momento de escribir” (…)
Este periodista firmante del artículo, en los más de cinco décadas de profesión, nunca conoció a nadie como Fernando Múgica, ya que sabía mezclar con mucha fuerza y pasión la palabra y la imagen, sobre todo la imagen (gracias a la Leica) recogida en una instantánea que lo dijera todo… Siempre en busca de víctimas, guerras, tragedias o escándalos a los que ponía nombre, cara y explicación de cuanto veía, grababa y luego contaba o relataba… La acción, siempre la acción, y la muestra indisoluble de cuanto pudiera presenciar en directo y mostrar lo más pronto posible en diferido… Y así recogía como nadie las luces y sombras de la condición humana…
Añadía: “La realidad siempre sorprende… Siempre es más sencilla, más absurda, menos novelesca… No fueron los islamistas. ETA tampoco. Mira, yo predico algo de periodismo gráfico… De lo demás nunca, nada. No quiero convencer a nadie de nada, pero creo que puedo ayudar a abrir alguna mente. El problema es que la gente no quiere saber la verdad… ¿Voy a convencerles yo ahora de quién es Obama o de cómo funciona el CNI…? Los cuerpos de inteligencia… eso es el infinito insondable… Las cloacas. A mí me interesa la verdad. Lucho por ella… Tengo ya una capacidad física, económica, empírica… que defeco en todo. A mí ya no me van a echar de ningún lado” (…)
Siempre en busca de la verdad, el 11-M le mató
Antes de su muerte, Fernando confesó: “Fui razonablemente feliz, pero el 11-M me mató” (…) y precisamente esa su muerte truncó su proyecto de escribir un libro basado en sus investigaciones sobre el dramático, salvaje suceso. Este texto, en el que sostiene que las Fuerzas de Seguridad taparon con pruebas falsas el papel de «potencias extranjeras», iba a servirle de prólogo. “El Español” lo reprodujo como homenaje al gran navarro, “a su tesón en la búsqueda de la verdad” (…)
La primera salida como reportero fuera de España fue a los funerales de Gamal Abdel Nasser, a finales de septiembre de 1970, y de aquel viaje recordaba la “marea negra” de cuatro millones de egipcios en el funeral…
Aparte de las guerras de aquellos tiempos, Múgica quería estar allí donde se producía la gran noticia internacional, por eso estuvo en Managua (Nicaragua) tras el enorme terremoto, en vísperas de la Navidad, el 23 de diciembre de 1972… Parece que Fernando no queda muy satisfecho de aquel viaje, y quiere completar lo que ha estudiado sobre el conflicto árabe-israelí, y por eso se empeña en estar presente en la guerra de Yom Kipur, guerra del Ramadán o guerra de Octubre (del 6 al 25), también conocida como la guerra árabe-israelí de 1973.
Y en 1975, con su máquina de fotos al cuello y una mochila de equipaje, se embarcó para informar sobre el final de la guerra de Vietnam, desde donde enviaba crónicas a “La Gaceta del Norte”, coincidiendo con el también admirado Manu Leguineche… Múgica, cuando llegó la victoria de las tropas comunistas con la entrada en Saigón. estaba presente, pero en situación grave, no sólo por las dificultades para salir de aquella encerrona, que lo hizo con mucha suerte en un helicóptero norteamericano, sino por una enfermedad, contagiado por un virus que nunca se supo definir con detalle, y que se especuló entre la malaria, la fiebre tifoidea o cualquiera de las producidas por las armas biológicas utilizadas en aquella brutal guerra denunciada constantemente por los reporteros internacionales.
Durante días, sus compañeros de “La Gaceta del Norte” nada sabíamos de la suerte de Fernando y le dábamos como desaparecido. Tres semanas después de la salida de Saigón, el 20 de mayo, recibíamos en el periódico un télex desde la base militar de Subic Bay, en Filipinas: “Estoy vivo. Estoy bien. Decirle a mi mujer que la quiero” (…)
Después de Vietnam, ya recuperado, Fernando fue enviado especial al Sáhara Occidental para informar sobre la famosa “Marcha Vede”, y de ahí, enseguida, al nacimiento de “Deia”, el 8 de junio de 1977, al que fue junto a otros compañeros de “La Gaceta” que fuimos contratados por el entonces Consejero Delegado, José María Gorordo, con Iñaki Iriarte de director… Fernando durante su estancia en el “Gure lurraren deia” formó parte de la Redacción como “libero”, cubriendo informaciones de todo tipo, incluso dibujando páginas o haciendo maquetas junto a otro navarro y extraordinario profesional, Manolo Igarreta.
De “Deia”, a Madrid. Y en Madrid trabajó en distintos medios y revistas, incluso en la televisión, para con el tiempo ser contratado para “Diario 16” y luego “El Mundo”, donde también hizo de todo, incluso dirigió la sección de Opinión. No obstante, sus salidas a los conflictos y acontecimientos internacionales continuaron…
Irán fue la siguiente aventura reporteril en 1979, revolución contra el Sha y la posterior restauración de la República Islámica. En Camboya, Fernando fue uno de los primeros occidentales en entrar en el país tras la caída de los jemes rojos en 1979. El Golfo Pérsico fue la siguiente aventura de Múgica, que publicó reportajes sobre el mismo terreno en la operación Tormenta del desierto en 1991, donde avanzó con las tropas de Estado Unidos hacia el corazón de Irak… La última ‘salida’ internacional de Fernando fue a las Guerras Bálticas, comenzando por la guerra en Croacia hasta el asedio a Sarajevo (1992-1996) y la masacre de Srebrenica (junio de 1995), también conocida como el genocidio de Srebrenica…
Fernando Múgica, tal y como confesó a sus compañeros le hubiera gustado volver a Vietnam porque para él fue lo máximo en el aprendizaje de la profesión y en el dolor de esta vida… Y nunca podremos olvidar su enorme vocación periodística, hasta el punto de que cuando comienza con su última y definitiva enfermedad, y estaba cansado, afirma: “En esto del periodismo es normal porque a él se le dedican las veinticuatro horas del día y los 365 días del año, y porque la situación actual es preocupante… Vietnam fue también para él un ejemplo de libertad absoluta para contar cuanto se veía y se grababa de un país tan natural como roto y destrozado… “Quienes estuvimos en Vietnam –confesaba— seguimos soñando en aventuras” (…)
Vicente Larrea: genial escultor del bronce y del hierro
El pasado 13 de marzo fallecía a los 89 años Vicente Larrea, el famoso escultor bilbaíno de las formas orgánicas, amigo de este periodista y uno de los más sobresalientes de su generación… Por fortuna, nos deja para siempre numerosas obras que forman parte del paisaje urbano de Bilbao y de otras poblaciones, principalmente las vascas…
Vicente nació en el seno de una familia dedicada al arte, lo que marcó su vocación desde joven, aunque tenía los estudios de facultativo de minas… La saga escultórica de la familia Larrea la inició su abuelo, también de nombre Vicente, quien abrió a finales del siglo XIX un taller en la calle Santa María del Casco Viejo de Bilbao. El negocio lo heredó José, padre del recién fallecido, que inculcó en su hijo la pasión por esta disciplina… Tras estudiar en la Escuela de Artes y Oficios de Atxuri y en el Museo de Reproducciones de Bilbao, completó su formación en Francia, con el escultor Raymond Dubois, en la localidad de Solesmes, y durante años, Vicente se integró en el famoso grupo Emen correspondiente a Bizkaia, grupode pintores y escultores vascos, donde estaban también Oteiza, Chillida, Mendiburu… y participó en 1966 en la extraordinaria exposición que celebraron conjuntamente los grupos Gaur y Emen en el Museo de Bellas Artes de Bilbao…
Tal y como se ha publicado, “la obra de Larrea se fue desarrollando entre esculturas de mediano formato, fundidas en bronce, y otras de carácter público, de gran tamaño, fundidas en hierro, y a las que a veces las primeras servían de boceto, trasladado al hierro y a lo que el autor llamaría su “tamaño natural”… con más o menos fidelidad… Larrea ha sido uno de los escultores más solicitados por entidades públicas y privadas, con su escultura inicialmente más geométrica y, desde los años 70, con un lenguaje de volúmenes y vacíos que daba un expresivo efecto de dinamismo y espontaneidad a lo que hacía, fuera figurativo o abstracto…
Su primera exposición individual, en 1968, tuvo lugar en la extraordinaria galería bilbaína dirigida por José Luis Merino: Galería Grises, y a partir de ahí fue forjando una sólida carrera, en la que destacan sus obras expuestas en la vía pública… De hecho, Larrea era popular por sus grandes obras abstractas de metal, de gran complejidad técnica, ubicadas en numerosos espacios públicos de Euskadi, sobre todo, en Bilbao, donde se pueden contemplar algunas de las más señeras, como Dodecathlos, ubicada en los aledaños del Palacio Euskalduna (2000-2002); Homenaje a Ricardo Bastida, en la plaza San José (2005) o la reconocible Samotracia, que domina la Herriko Plaza de Barakaldo (1970-1971) (…) También son conocidas sus esculturas junto al desvío de la autovía hacia el aeropuerto de Loiu, en Galdakao; las del exterior del Museo Artium de Gasteiz, o en la Ciudadela de Iruñea. En 1994, la Sala Rekalde de la Diputación de Bizkaia le dedicó una gran exposición retrospectiva…
Este periodista, además de amistad personal con Vicente Larrea, escribió en varias ocasiones entrevistas y/o charlas con él, pese a que, para su trabajo, le gustaba la intimidad, aunque, decía: “siempre he querido que mi escultura fuera pública, cuanto más pública mejor” (…) Y destacó con una realidad evidente: “siempre he querido que mi escultura fuera pública, me costara lo que me costara” (…)
Recuerdo que solía comentar que, pese a lo que se escribía de sus obras, que, en el fondo, se consideraba un escultor clásico… De él conservo una hermosa entrevista del año 2003 en “El Correo” que le hizo el periodista J.A. González Carrea (1957-2008) en la que el artista afirmaba: “Yo trabajo con el modelado del volumen y con el espacio. En este sentido, la cueva de Santimamiñe es fundamental en mi escultura. Es una cueva misteriosa en la que nunca ves el fondo” (…) Y añadía: En mi escultura hay más que en las de la extraordinaria cueva de Santimamiñe, hay un tratamiento de la figura humana y una referencia a los pliegues de los ropajes. Una escultura románica se distingue perfectamente de una gótica o de una barroca por los pliegues de las ropas. Todo esto, y otras formas naturales han ido conformando mi lenguaje… Cuando hago una escultura cuento una historia, más abstracta o más concreta, pero siempre con el mismo lenguaje” (…)
Este recuerdo vivo de Vicente Larrea lo termino con un par de frases de Kosme de Barañano, catedrático de Historia del Arte, a raíz de una exposición del escultor en la Sala Rekalde de Bilbao en 1994: “Larrea domina el recurso expresivo, la caligrafía escultórica desde niño, y ha pasado por un meritoriaje obligado de todo tipo de escultura tradicional en el taller paterno… Esta base obligatoria le ha llevado, por una parte, a buscar lo más propio suyo, y a la necesidad de expresarlo; por otra, a una total ductilidad, a un manojo fructuoso de la herramienta, que muchas veces recuerda a la plástica barroca, e incluso a algunos manieristas italianos” (…) Y Barañano concluye: “Larrea persigue (perseguía) el juego de volúmenes a través de la observación, estudio y tratamiento de la luz, algo muy barroco: el espacio laberíntico de las formas en movimiento” (…)
Permanente recuerdo de dos geniales personajes: Múgica y Larrea
Tal y como se publicó al fallecer Fernando Múgica se le recordó como el periodista que hacía que todo pareciese posible, y para conseguir la información debida “difuminaba los riesgos, se saltaba a la torera lis protocolos; era un ser humano libre, un reto en sí mismo, un extraordinario profesional de la información· (…) Tenía una frase curiosa: “Yo me tiro en paracaídas si tengo que hacer la foto” (…) Y es que para Fernando lo importante era la acción, no el cruzarse de brazos y olvidarse de la información libre, debida y necesaria… El reconocía haber encontrado en el periodismo más riqueza, más versatilidad, más renacimiento diario que en cualquier otra profesión” (…)
Y termino este doble artículo de recuerdo a Fernando Múgica y Vicente Larrea con bellas palabras de recuerdo: “La viva memoria de paz / ensalza la luz y el cielo / del invierno que escucha” (…) ¡Dios, escucha: que nunca más vivamos lo que vimos un 11-M!… Pidamos con “el verbo” de Blas de Otero: “la paz / y la palabra, el silencio…, permanentes palabras que no lleva el viento” (…) Recuerdos vivos del compañero periodista Fernando y recuerdos de admiración por el artista amigo Vicente… que con toda seguridad continuarán su extraordinaria y única actividad en el otro mundo…
José Manuel Alonso