Hace tan pocos días, el Athletic conseguía de nuevo el título de la Copa, después de 40 años, y lo hizo ganando al Mallorca en los penaltis… Este título es el veinticinco; siendo diecisiete, subcampeón… Eso nos hace recordar viejos tiempos y pensar en nuevos éxitos…
Este periodista tuvo la suerte y experiencia de finales de la década de los años 60 y comienzo de los 70 de suceder a Joma, cronista del Athletic en “La Gaceta del Norte”, durante dos temporadas, antes de ceder el testigo a un gran experto como José María Múgica, por tanto conoce bien y desde hace muchos años al club rojiblanco y a sus protagonistas, a los que he dedicado, además de números artículos, un par de libros en la editorial de la Caja de Ahorros de la BBK (Bilbao Bizkaia Kutxa)… Por todo ello, quiero ofrecer este artículo, a través del Colegio y Asociación de Periodistas Vascos, de los que soy socio y fui presidente en una época, a toda la enorme afición del Athletic…
El orgullo de “ser del Athletic”
Las grandes ciudades necesitan tener su orgullo y su referencia sentimental, además de su imagen exterior. Todo eso se hace y se gana en muchos campos, también en el deportivo, con sus aficionados correspondientes…
Bilbao, desde finales del siglo XIX, tuvo el referente del Athletic. Tan grande fue este espejo y este reflector que sin él seguramente hoy no podría entenderse Bilbao sin su Athletic. Ni siquiera desde algo tan identificativo del bilbaíno como su ría, su industria o su música, y deportivamente como sus cantos, sus clamores de graderío, y, sobre todo, su estadio con pro-nombre de santo: San Mamés… Alirones, himnos, gritos, vivas expresiones, toda una athleticonología, con canticos a sus jugadores o entrenadores, y gritos de ánimo y de entusiasmo nunca gratuito: ¡bat, bi, iru, lau… campeones, campeones, oé, oé, oé!… ¡Athleeeeetic… eup!… Siempre el “irrintzi alaia” (alegre grito) que se lanza en su himno…
Todo ello en agradecimiento al mérito que tiene estar entre los más grandes, en honor a las conquistas: ocho veces campeón de Liga y siete, subcampeón; veinticinco, campeón de Copa y diecisiete, subcampeón; tres, campeón de la supercopa; y dos, subcampeón de la Copa de la UEFA… Y todos esos grandes éxitos sirven de reclamo para conseguir otros en el futuro…
Eso sí, cada triunfo de temporada el recibimiento ha sido cada vez mayor, porque tiene incluso más mérito por enfrentarse ya a clubs que están repletos de figuras mundiales… Y precisamente por eso, el recibimiento a través de la ría de la enorme afición al equipo, técnicos y directivos como se hará hoy, siendo agasajados y vitoreados por cien miles y cien miles de personas asomadas a la ría, para concluir en el Ayuntamiento, la casa de todos… Y no faltará tampoco el agradecimiento mariano a la patrona de Begoña, la Amatxu…
“Nuestra sociedad –escribía Ramiro Pinilla (1923-2014)— parece distinta cuando el Athletic va a ser campeón; las calles rebosan sonrisas y gestos amables, se palpa un tácito acuerdo unánime para implantar una tregua en nuestras guerras diarias, tanto por pura felicidad como por dar una buena imagen en el inminente advenimiento de los dioses” (…)
Siempre así, con una afición apasionada por su equipo pero que sabe agradecer y aplaudir el buen juego del rival, y de los jugadores que han pasado a la historia por ser grandes como futbolistas, sí, pero también como personas… Es el caso del grandísimo goleador Zarra, que atendía al contrario lesionado aunque eso le supusiera dejar de anotar un gol, o del que se retira después de años y años de jugador, como fue José María Orue (1931-2007), sin haber sido amonestado y agradeciendo a todos: público, compañeros y rivales, “las tardes felices que me ha dado el fútbol” (…) Todo eso es ser del Athletic sin dejar de serlo nunca, siendo más aún, estando lejos o estando incluso en otros equipos…
“Caso único en el fútbol mundial”
Fue en Bilbao uno de los primeros lugares donde se demostró que el fútbol es un fenómeno social y sentimental. Y lo es más que en ningún otro lado por el doble valor que tiene la historia (se creó en 1898) y lo más cercano: los jugadores han sido y son fruto de este pueblo, el pueblo vasco…
“Todo lo que el Athletic toca –escribía uno de los más grandes de sus cronistas, José María Múgica—se llena de un sol de sentimientos muy profundos… Todos los chicos, los que juegan y los que no, son de casa” (…) Por eso, por ser cuna y escuela de sus jugadores, al Athletic lo han premiado repetidamente y lo han catalogado como “caso único en el fútbol mundial” (L’Equipe)… Único, insólito, ejemplar, porque en el juegan solamente futbolistas que salen de la tierra vasca, hechos en la cantera, con los suyos y junto a los suyos, con miles de aficionados que viven (disfrutan) junto a este club y sus colores desde que nacen… Lo dice también su himno: “danontzat zara zu geuria” (“eres nuestro para todos”)
No es de extrañar, por tanto, que cada vez que el Athletic es campeón en cualquiera de los torneos que participa, se desborde el entusiasmo y se viva como algo propio, algo profundamente sentido, y se cante aquel alirón que le identifica como rey de las Copas, competición del KO, basada en eliminatorias y que históricamente ha solido jugar siempre el Athletic y otro… Y tampoco es de extrañar que ese alirón lo cantara hasta el Papa Pio XII al recibir en audiencia privada a los jugadores, el 6 de julio de 1956, con un discurso que merece la pena recordarlo a través de Internet, correspondiendo así al detalle de creencia y devoción de un equipo y un club que bautizó su lugar de juego y de espectáculo, con el nombre de un santo (San Mamés), estadio que se conoce por la “catedral”, con su sacristía o vestuario, donde han solido rezar una oración sus jugadores antes de saltar al terreno de juego…
Los jugadores con el Papa Pio XII: 6 de julio de 1956
Caso único este del Athletic al que su afición aporta todo su sentimiento y emoción, e incluso humor, como el dicho popular expuesto en muchos bares que reza: “Dios creó un equipo de fútbol y a los demás los llenó de extranjeros” (…) E incluso algún forofo apasionado ha llegado a decir que el mismo Dios descansó el séptimo día para poder ver cada semana al Athletic, con el que –como queda dicho—está comprometido desde la creación…
Los ingleses trajeron el fútbol a Bilbao
El fútbol nació en Bilbao un par de años antes de acabar el siglo XIX. Entró, como tantas cosas que perduran, por el puerto y la ría, procedente de Inglaterra, con los primeros técnicos o especialistas de la fabricación del hierro colado y el acero dúctil, jóvenes rubios que unos años antes habían perfeccionado el rugby: deporte de choque, de manos, brazos y balón picudo; y creado el fútbol, deporte del dribling, de pies, cabeza y balón redondo…
Aquellos jóvenes ingleses comenzaron a practicar el fútbol de la última década del siglo XIX. Lo hacían en las numerosas campas que abundaban en Bilbao próximas a la ría: Uribitarte, Lamiaco, Jolaseta… En esta última se recuerdan los primeros partidos y en su memoria lleva el nombre de “Campa de los Ingleses”, donde hoy se levanta el monumento al arte más espectacular de nuestra contemporaneidad, el Museo Guggenheim, todo un símbolo del pasado hierro y del acero, construido con más de 33.00o placas de titanio que lo recubren, cada una de ellas distinta pero unida a las demás y que son casi equivalentes al número de socios del Athletic de Bilbao… Un museo de los más visitados hoy en el mundo y en el que participó este periodista en su aprobación y construcción desde el Departamento de Cultura del Gobierno Vasco… Siempre recordaré el momento en que Frank Gehry, desde Artxanda, señaló el lugar donde podía ir el museo, y acertó…
El fútbol vasco nació en la Campa de los Ingleses de Bilbao
Tan inglés ha sido el Athletic, desde su propio nombre que lo identifica, que se ha dicho siempre que el fútbol que mejor practica es el del juego largo, por las bandas, donde ha habido y sigue habiendo grandes extremos, y de ahí directamente al área… y remate final del delantero goleador o de cualquier otro que se ha incorporado al ataque. “El estilo del Athletic – según Jorge Oteiza—está basado en la sobriedad y en la trayectoria oblicua del balón y del juego, y encarna a la perfección el trasfondo del sentimiento euskaldún: pase en diagonal e internada en oblicuo, es la esencia del juego vasco” (…)
Tan inglés ha sido este Athletic que en el triunfaron los entrenadores de aquellas islas, sobre todo Mr. Pentland, el del bombín, y otros que siguieron ese mismo estilo inglés, como Clemente, que aprendió en Inglaterra y que fue el “mister” que permaneció en el banquillo 256 partidos, y dio al Athletic, además de un título de Copa, los últimos títulos ligueros después de una dormidera de 27 años; o como el carismático eslovaco al estilo inglés Ferdinand Daucik, de 1954-57, con 112 partidos y que logró nada menos que dos copas y una liga…
Atención especial merece el ondarrés Juanito Urquizu (1901-1982), jugador que aprendió de Pentland y que permaneció como técnico seis temporadas y media (235 partidos), y se vio obligado a hacer un equipo nuevo porque la guerra civil rompió la racha, el juego y hasta la vida de los que jugaban en 1936, exilándose muchos de ellos y triunfando en Europa y América, así como con los colores de la selección de Euskadi… Y para concluir el repaso a algunos entrenadores, el actual Ernesto Valverde (Txingurri), en el club rojiblanco desde el 2003, primero en el Bilbao Athletic…
La cantera (la fragua) de Lezama
Tan del norte de la Península es el Athletic que su mayor enemigo ha sido siempre el viento sur. Y tan vinculado desde su fundación en 1898 a la vida y a la riqueza histórica de Bilbao que son muy válidas aquellas descriptivas palabras del que fuera diputado general de Bizkaia, José María Makua (1922-1980): “es como el hierro que se extrae de nuestra tierra; ese mineral, lo mismo que el niño al que se le descubren cualidades de jugador, no es todavía el acero, le falta lo esencial, el trabajo elaborado, porque primero tiene que purificarse en el fuego, luego se le moldea y se le forja… en la fragua de Lezama”… Es lo que se entiende por la “cantera”, la formación de jugadores, dentro y fuera del campo, y desde niños…Lo dice también, se canta, el viejo himno de Alonso Bernaola (1929-2002) y Antton Zubicarai (1945-2015): ”Altza gaztiak (…) Aupa mutilak (…) Bilbao ta Bizkaiko gatiak gora!” (Arriba jóvenes. Aúpa muchachos… ¡Arriba jóvenes de Bilbao y de Bizkaia!)
Todos los niños vascos, principalmente de Bizkaia, han soñado, sueñan y soñarán con el Athletic, estén cerca o vivan lejos, unidos siempre al “cordón umbilical” de sus colores: el rojo y el blanco. Han soñado en aparecer en los equipos de alguna de las alineaciones míticas, o en parar balones como lo hicieron ídolos de la categoría de los Iribar (“como Iribar, ninguno”), Carmelo, Blasco, Lezama, Zubizarreta… De despejarlos y jugarlos como lo hicieron los Solaun, Acedo, Orúe, Castellanos, Sáez, Cilaurren, Cabito, Garay, Alexanko, Goiko, Alkorta, De Andrés… De compartir el juego en el centro del campo formado pareja perfecta como los Cilaurren y Roberto, Bertol o Manolín, con Nando, Mauri y Maguregui, Igartua y Larrauri, Gallego y Urtubi… De centrar o pasar balones como lo hacían por la derecha y la izquierda Lafuente y Gorostiza, Iriondo y Gainza, Argoitia y Rojo o Argote… ¡Qué extremos zurdos, que “¡onces!” (…) No en balde –escribe Patxo Unzueta—el 11 (“amaika”) se utiliza en lengua vasca como símbolo de lo que sale de la cuenta” (…) ¡Y cuantos grandes sietes! (…) como los Artetxe, Marcaida; el grandísimo Dani, habilísimo Joseba Etxeberria… Y también “ochos” y “dieces”, como Pichichi e Iceta, Iraragorri y Unamuno, Venancio y Panizo, Aguirre y Uribe, Uriarte y Clemente, Gallego y Urtubi, Urrutia y Guerrero…
Y si esas listas son interminables, y a las que habría que añadir fenómenos de las últimas temporadas y/o que están jugando… Casi todos ellos lo son cuando recordamos rematadores con la cabeza y con los pies, con esa inteligencia y bravura que siempre distinguió a los “hombres-gol”: Pichichi, del que su nombre ha quedado para siempre, como premio al mejor rematador de cada temporada en el fútbol español; y Zarra gol, del que se dijo: “segunda cabeza europea después de la de Churchill, que fue seis veces Pichichi de la Liga; Gorostiza, Bata, Unamuno, Uriarte, Arieta (los dos hermanos), Carlos, Noriega, Dani, Julio Salinas, Ziganda, Urzaiz… Jugadores que por si ismos hablan de la belleza del fútbol: Solaun (el jugador más limpio que al parecer conocieron los socios veteranos), Garay, De Andrés, Panizo, Venancio, Gorostiza, Sarabia, Gainza, Rojo, al que el compositor Bernaola llamaba “el Mozart del fútbol”, Y que fue también, como otros jugadores, entrenador del Athletic…
Y con grandes jugadores, vascos, y extraordinarios técnicos, así como con una afición modélica y siempre entregada y sabia, y directivos muchos e inteligentes en su mayoría, con presidentes tan sabios como fue el primero de todos: Castellanos… Con todo eso y sobre todo su permanente y entregada afición, el Athletic Club, nacido hace 126 años, y que pese a sus dificultades, sigue cumpliendo con sus promesas, intenciones y éxitos, y una muy limpia trayectoria pasada y actual…
Ciertamente que hay clubs más ricos que el Athletic pero ninguno de ellos con una afición tan grande y entregada, tal y como se demostró hace unos días en Sevilla, donde se jugó la final de Copa, y en Bilbao, donde se presenció el partido frente al Mallorca a través de las pantallas de un San Mamés repleto de público… Ser del Athletic es compartir la afición, el orgullo, el canto y el grito, equipo formado por vascos desde el mar al caserío, desde aquellos pobladores de 1898 hasta los miles y miles de seguidores de rojo y blanco, tanto en Sevilla como en Bilbao, y que hoy se multiplicarán junto a la ría para aplaudir a los navegantes de la gabarra por la ría del Nervión, el mejor símbolo del éxito futbolístico bilbaíno… ¡Felicidades, Athletic!… y hasta la próxima… Así sea…
José Manuel Alonso