Por Cristina Maruri
Hola soy Cristina, y tomando como símil el que la vida es un libro, voy a relatarte una página de esas tan bonitas, que nunca, a pesar de que transcurran los años, voy a olvidar.
Surge, como surgen las mejores cosas, repentinamente, y desde el fondo del corazón. Mi intención es la de aportar otro granito de arena a favor de la humanidad, tan denostada en estos días. Más, en colectivos como el de la mujer, las personas de color y cómo no, el colectivo LGTBI. Históricamente maltratado y en la actualidad y a pesar de los avances, todavía discriminado y en muchos lugares criminalizado.
Pretendo escribir un libro, pero no hacerlo sola, sino sumando a todo aquel que desee acompañarme. Mi sorpresa es descomunal cuando a mi llamada decenas de voces se presentan. Todos, todas y todes quieren participar, desde cualquier punto del territorio y desde todas las profesiones. A pesar de que resulte un tema que no sea de su interés o incluso que sus revelaciones no les fueran convenientes, su valentía y determinación, su empatía, su generosidad; es mucho mayor.
Y nos ponemos a ello. Y durante escasos dos meses en los que el estrés no deja de estar presente, porque nos hemos tomado como reto el que Sin polilla en los armarios sea un regalo para nuestra querida Manolita Chen; nos concentramos, escribimos, se recopila, se corrige, se maqueta y se publica esta antología pionera. Justo antes de que Manolita sople las velas de su ochenta cumpleaños.
Aunque quiera, aunque quisiéramos, no podríamos trasladarte la sensación de júbilo y “llenazo” que a todxs los que hemos participado en él, nos ha causado tenerlo en las manos, (y aquí hago un inciso para llamar la atención sobre la cantidad de compañer@s que se “apuntan” a esta iniciativa solidaria).
Con esa portada llenita de amor y fuerza, que ha salido del alma de Fernando Infante. Con la maquetación pulcra y rica de Tarqus editorial. Con sus QR dedicados, con su música; con sus más de ochenta aportaciones de todos los géneros literarios y diversas disciplinas artísticas y de conocimiento.
Porque Sin polilla en los armarios supone un compendio. Una sinfonía cantada al unísono, un cuadro que pinta todos los colores del arcoíris desde un solo pincel. Un niño precioso gestado subrogada y colectivamente.
No se trata de autocomplacencia sino de satisfacción, de saber haber hecho algo bueno, que sirve para ayudar. Para seguir diciendo basta, y también porque nuestra antología emplea los rendimientos de su venta en la Fundación de Manolita Chen, que da cobertura a las personas del colectivo en situación de vulnerabilidad.
Nos queda mucho camino por delante y muchas páginas por escribir, pero aquí termino la mía, no sin antes sugerirte que nunca abandones tus sueños. Porque a cada unx se nos concede un libro en blanco, para hacerlos realidad.