Es una frase conocida que nada hay nuevo bajo el sol. La acunaron los latinos pero ha rodado hasta nuestros días y la solemos utilizar como muestra de nuestra y nuestros fracasos.
En un terreno mas teórico habría que recordar los supuestos ciclos históricos, económicos o culturales. Un historiador griego afirmaba que todo lo que había imaginado lo había encontrado en la realidad. Y no pocos nos alertan de las muy frescas revoluciones acaban en secas semidictaduras.
Todo ello suele hacer que se instale en nosotros una cierta melancolía o incluso la tristeza.
Políticamente aparece un realismo resignado, cansado que no se atreve a romper el marco que nos oprime y genera sufrimiento.
Frente a ello sugiero que tal vez podamos salir por la tangente. O que en vez de resignación vayamos a la protesta o que no dejemos de indignarnos ante la injusticia. En caso contrario nos convertimos en patológicamente viejos. Aunque vayamos al gimnasio.