Asociación Vasca de periodistas - Colegio Vasco de periodistas

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Vida cotidiana

Por Javier Sadaba, filósofo

Reivindicar la vida de todos los días no es literatura barata o pura vaciedad. Una reivindicación sería de la vida cotidiana consta de dos partes. Una se refiere a por qué hay que recordad que lo cotidiano, que no lo heroico o excéntrico, consume nuestros días. La otra propone un modo de vivirla, una manera de estar en ella.


Respecto a no olvidarla hay que repetir, como decía Borges, que estamos tejidos de tiempo. Y es que aunque suene a vieja metafísica, vivir es usar el tiempo. Este punto es clave. Avanzamos muchas veces en nuestro existir perdiendo tontamente el tiempo. No tendría que ser así. Deberíamos aprovecharlo. En vez de trabajar con rutina, aburridos y sin dar la expresión personal a la profesión que nos corresponda, todo sucede de manera lánguida, sin pulso, sin alma. Y en vez de gozar con la familia y los cercanos o nos entretenemos en trivialidades o no desarrollamos todo lo que los lazos familiares y de amistad. Todo esto hay recordarlo porque ahí se juega mucho de lo que entendemos por Felicidad o Vida Buena.


En cuanto a la propuesta de cómo Deberíamos pasa r de estar dormidos a estar despiertos podríamos dar un toque de rebelión apoyados en ese reivindicar lo cotidiano. Por un lado exigiendo que no se robe ese vivir que es el nuestro. Muchos no viven sino malviven. Y el tiempo se los traga. Y por otro lo cotidiano tendría defenderse ante una política entre boba e inútil, una sociedad mercantilizada y unos intereses presididos por el dinero.


La conciencia de la cotidianidad nos remite a la exigencia de una política que aún está por hacer y que nos transformaría a todos en individuos mucho más fuertes en nuestros placeres y mucho más solidarios.