Por Marisol Rodríguez – Periodista especializada en salud
Con el paso de los años puede llegar un momento en el que al mirarnos en el espejo empecemos a estar menos cómodos y satisfechos con el reflejo que nos devuelve, a sentirnos más inseguros. Y es que la pérdida de estructura ósea y grasa facial afecta al contorno del rostro y por consecuencia a cómo nos vemos y sentimos. Otros factores como la contaminación, el aire acondicionado, el sol, estrés o factores genéticos y hormonales también influyen en ese cambio de aspecto que a partir aproximadamente de los 35 años empieza a notarse tanto en hombres como mujeres.
¿Cómo nos afecta el paso del tiempo? Los beneficios de cuidarse
Es muy importante aceptar de una forma positiva el paso del tiempo y los cambios físicos que vamos notando en nuestro cuerpo para que nuestra confianza y autoestima se mantengan saludables. Sentir que nos estamos cuidando también ayuda a hacernos sentir mejor. Una alimentación equilibrada, hacer ejercicio físico, cuidar nuestros niveles de estrés, dormir bien, salir al aire libre y los cuidados estéticos pueden ayudarnos sin lugar a dudas en ese bienestar.
Ante el deterioro de una cadera o pérdida de visión, está totalmente aceptado socialmente someterse a una intervención para ponerse una prótesis o acudir al oftalmólogo a comprar unas lentillas que nos permitan no llevar gafas. Si se envejece nuestra dentadura vamos al odontólogo a que nos ponga unas fundas. ¿Por qué entonces ese cartel de “frivolidad” que en muchas ocasiones se cuelga a la medicina estética? ¿no se estará obviando el cuidado de la salud que subyace en los tratamientos de este tipo de medicina centrándose casi exclusivamente en el culto a la estética?
En España son cada vez más las personas que visitan las consultas de los especialistas en medicina estética para conocer tratamientos que mejoren la salud de la piel, definir estructura facial o alisar las arrugas del rostro. Cifras que tras la pandemia de COVID-19 no han dejado de crecer. Según estimaciones de la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME) el año pasado los tratamientos faciales fueron los más habituales, representando el ácido hialurónico el 32% y la recuperación de la calidad de la piel el 20%. La toxina botulínica, conocida más popularmente como bótox, ha continuado situándose en nuestro país como el tratamiento más demandado.
En palabras de la Dra. María José Rocha, Directora Médica de las Clínicas HRocha “hoy disponemos de tratamientos innovadores para retrasar el envejecimiento del rostro en unos 10-15 años. Una piel bien cuidada desde edad temprana puede mantenerse más tiempo saludable, por lo que la medicina preventiva antienvejecimiento funciona. Si nos vemos bien nosotros mismos nos sentimos mejor emocionalmente también”.
Tratamientos más empleados para cuidar nuestra piel ante el paso del tiempo:
- Acido hialurónico (SH): componente natural de nuestro organismo responsable de la hidratación de la piel que juega un importante papel en la cicatrización y en el envejecimiento de la piel. Es una molécula capaz de captar agua pudiendo ayudar a nuestro cuerpo a mantener la piel hidratada y flexible. La investigación ha permitido sintetizarlo en laboratorio y los tratamientos de AH son intervenciones minimamente invasivas que pueden aportar hidratación y elasticidad, elevación o perfilado de rasgos concretos.
- Plasma rico en plaquetas (PRP): tratamiento que consiste en extraer una pequeña muestra de sangre de la persona, centrifugarla para separar los distintos componentes y obtener plaquetas que contienen factores de crecimiento tisular. Se aplica a través de micro inyecciones superficiales en la piel y es reconocido su potencial beneficio en el tratamiento de de lesiones crónicas y agudas del sistema músculo esquelético (tendones, ligamentos y músculos); así como en regeneración capilar y de la piel.
- Toxina botulínica: reconocida alternativa empleada con fines médicos para tratar algunas enfermedad neurológicas, patologías con dolor musculo-esquelético, en rehabilitación y medicina estética. En este ámbito su uso más común es mediante inyecciones en puntos estratégicos de la cara. Su aplicación disminuye la contracción de los músculos faciales de forma temporal tonificando la piel, corrigiendo arrugas y previniendo su progresión.
- Láser: continuamente surgen nuevos tipos con aplicaciones más especificas tanto para el área médica como sólo estética dependiendo de su capacidad de penetración y de la diana a la que se dirije: eliminación de cicatrices y manchas, varices y arañas vasculares, remodelación de tejidos, eliminación de tatuajes, arrugas, flacidez, mejora del suelo pélvico… El láser actúa mediante un efecto fototérmico, es decir de calentamiento de la zona a tratar. Es importante aplicar sistemas de enfriamiento para proteger la piel de posibles quemaduras.
Reglas básicas para cuidarnos con salud ante el paso del tiempo: – Realizar tratamientos tras meditarlo, valorarlo y desde la responsabilidad y cuidado de nuestro cuerpo. – Elección de los médicos y profesionales que garanticen tanto una buena praxis como las máximas garantías de seguridad y salud. |
Marisol Rodríguez – Periodista especializada en salud
Dra María José Álvarez Rocha – Especialista en medicina antienvejecimiento y dermatología cosmética