Un tercio de los países del mundo están afectados por las minas terrestres, que permanecen en el suelo por décadas después de terminadas las guerras. A cada hora, minas antipersonas y otros restos de explosivos bélicos producen una nueva víctima en algún lugar del mundo. Familias y comunidades enteras son afectadas a lo largo de los años. Los niños, especialmente vulnerables ante esta situación, son conducidos directamente al peligro al confundir un artefacto explosivo con un juguete, y siguen sufriendo el riesgo de quedaren huérfanos mucho después de que los conflictos terminen.
Una de las diez zonas más minadas del mundo, según la ONU, es el Sáhara Occidental. De acuerdo con datos de la Oficina Saharaui de Acción contra las Minas (SMACO), existen de 7 a 10 millones de artefactos explosivos distribuidos a lo largo del muro de 2.700 kilómetros que separa el Sáhara Occidental, ocupado por Marruecos, de los territorios liberados por el Frente Polisario, y desde que comenzó el conflicto, han matado a unas 2.500 personas. Así, al drama que viven más de 173.000 personas refugiadas en los campamentos saharauis de Argelia, en situación de extrema pobreza y vulnerabilidad, se suma la constante amenaza de los accidentes con las minas.
No podemos permanecer ajenos a esta tragedia. Tenemos una deuda histórica y es un sentimiento de hermandad lo que nos motivó a poner nuestras capacidades en favor de este pueblo que lleva décadas exiliado de sus casas mientras todo el mundo mira hacia otro lado. ASADESA, Asociación para el Desarrollo y Seguridad en el Sahara Occidental, nace de este deseo de unirse en la lucha en contra de las minas terrestres. Estamos constituidos por especialistas en reconocimiento y desactivación de explosivos, por un equipo de psicólogos y por técnicos especialistas de emergencias sanitarias. El objetivo es compartir nuestros conocimientos para contribuir en la labor del desminado humanitario, que consiste en remover todos los restos peligrosos, limpiar las zonas y hacerlas seguras para que la gente pueda volver y andar libremente por su tierra.
En el Sáhara, empresas anglosajonas contratan mano de obra local para realizar los trabajos de desminado, pagando a los desminadores unos 600 euros al mes. Nuestro objetivo es impartir formación para que estos especialistas en desminado puedan realizar su función de desactivación o neutralización de las minas y restos de explosivos corriendo el menor riesgo posible. La formación se hace de manera totalmente gratuita y muchos alumnos podrán optar al empleo gracias a ella, siendo para muchos la única forma de obtener ingresos, ya que los saharauis es muy difícil encontrar trabajo legal por su condición de refugiados, para ellos allí trabajo no hay. Daremos un enfoque sobre todo a la protección e igualdad de la mujer saharaui. En su cultura, la mujer tiene un papel muy relevante dentro de la comunidad y nosotros queremos potenciar su presencia en todos los puestos de importancia. Además, con la reactivación del conflicto entre Marruecos y el Frente Polisario, muchos hombres se han desplazado a la primera línea de fuego haciendo con que las mujeres tengan que hacerse cargo de la familia.
En abril de 2024 tres integrantes de la ASADESA, se desplazaron hasta Rabuni, capital administrativa de los campos de refugiados de Tinduf, en el suroeste de Argelia. Hay que resaltar que todos los gastos del viaje y el material que se utilizó en la formación, fueron asumidos por estos tres voluntarios. Se realizó un primer taller de desminado y de formación en primeros auxilios y control de hemorragia y de 31 alumnos, 16 eran mujeres, quedando de manifiesto la importancia que ellas tienen en la sociedad saharaui, y que presentan un papel activo en la tarea de desminado. Además, son ellas quien se desplazan a los poblados y escuelas para difundir lo aprendido sobre los riesgos que entraña toda la problemática con las minas a los niños vulnerables de los campamentos. Hemos integrado mujeres en la Asociación y eso ayudará a salvar las barreras culturales encontradas el año pasado. Nuestro objetivo es buscar un acercamiento y que ellas se sientan cómodas para expresar sus inquietudes y así conseguiremos entender cuáles son sus necesidades reales para poder brindar el apoyo que adecuado.
Nuestro objetivo a corto plazo es la calidad y la cantidad formativa, tanto de desminado como de primeros auxilios. Queremos también construir un campo de prácticas con la idea de no solo de practicar durante el curso, si no que ellos puedan seguir practicando de manera regular a lo largo del año. El objetivo a medio plazo, aparte de seguir con la formación, es poder donar más material profesional de calidad tanto para la detección como para la destrucción de los artefactos explosivos. A largo plazo el objetivo es ampliar las instalaciones y así poder llegar al mayor número de personas posible.
ASADESA