Asociación Vasca de periodistas - Colegio Vasco de periodistas

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Bilbao; Villa elegante

Por Cristina Maruri.

Muchos tenemos la sensación de que últimamente nuestra querida ciudad está como el perejil en todas las salsas. Reconocimientos, premios, y amplios reportajes en medios y revistas especializadas. Los aviones vienen llenos de turistas y los eventos nacionales e internacionales tienen cada vez, más presencia en sus calles y establecimientos.

No es necesario mencionar las avalanchas que trae consigo cada partido en el que juega nuestro icónico y ganador Athletic, y desde luego, el buen yantar y nuestros “archifamosos” pintxos, tampoco son desconocidos. Pocos rincones del mundo no han oído hablar del museo Guggenheim, que supuso uno de los bastiones de la regeneración y humanización del “botxo”, ni de un B.E.C. que aglutina eventos atrayendo sectores de toda índole, desde diversos puntos del planeta.

Un Bilbao que se está poniendo de moda, pero paradójicamente, no lo es también por la moda, al menos creo, con la misma intensidad; y eso tenemos que solucionarlo.

Históricamente siempre hemos sido un referente en este sector. Desde los niños hasta los adultos, la elegancia del vestir en nuestra ciudad era comentada… y lo continúa siendo. Y yo desearía que lo fuera aún más. Para hacer justicia a ese otro valor que mantenemos y que no puede decaer, ni dejar de ser apoyado, no solo por asociaciones, sino desde los organismos e instituciones.

Pasear y detenerse en uno de los muchos escaparates que jalonan la ciudad, es un deleite. Cuánto mimo y cuánto arte hay en ellos. Son a mi modo de ver museos “txiki”, en donde la belleza reina. Telas, complementos, zapatos elegidos y dispuestos de una forma tal, que siempre alegran el alma. Y no me estoy refiriendo a la potenciación del consumismo, del materialismo, sino al beneficio que siempre reporta admirar lo realmente bonito.

Quisiera finalizar esta reflexión, con el reconocimiento al pequeño comercio, aquel que se esfuerza por sobrevivir en un mar atestado de multinacionales y de tiburones. Porque, lograr mantenerse a flote, significa ser el mejor de entre los mejores.