He quedado con Jon bajo estos arcos neoclásicos del arquitecto Olaguíbel porque no he querido perderme en saludos en la sede del Gobierno Vasco-Eusko Jaurlaritza. Como se puede ver, aquí todo es bilingüe, hasta el mismo Jon, que era un vulgar Juan cuando le conocí en el patio del Colegio Santa María la Real de Pamplona.
Juan ya apuntaba formas desde los cinco años. Era el primero de clase y acumulaba puntos buenos como otros canicas de las gordas. Luego fue «alcalde» en el campamento de la OJE en la Ulzama al que acudimos con doce años, y se fue directo a la Comercial de Deusto al acabar el bachillerato. Por otro lado, de familia carlista, se ha vuelto socialdemócrata pragmático tras un espasmo leninista en el que coincidimos con veintitantos años.
Pero bueno, aquí llega Jon, flamante Director General, reclamado del BBVA para la causa del socialismo vasco. Conserva la sonrisa, que no es poco. Se sienta y pide un carajillo, como en sus mejores tiempos: «Es el único capricho que me permite el médico de cabecera».
Tras los saludos de rigor y la actualización de situaciones familiares y amorosas –los dos somos monógamos sucesivos–, fiel a su espíritu, está indignado. Pero no indignado en plan Puerta del Sol o Wall Street, sino por lo que denomina «palurdismo baserritarra».
Al parecer, su Departamento había subvencionado y muy bien un Master de Estudios Chinos para ejecutivos y empresarios, y no se ha apuntado «ni dios», salvándose la inversión al abrirla al «publico interesado en general». La respuesta que ha recibido del mundo empresarial es que no se trataba de una actividad de formación adecuada, que la empresa vasca no necesita este tipo de propuestas. Jon enrojece de ira y de carajillo: “Es que prefieren seguir fabricando tornillitos para la Opel. Son una panda de cazurros. Y siempre han sido así. Les costó veinticinco años darse cuenta de que podían quedarse con el mineral de hierro que exportaban y abrir unos Altos Hornos, y se empeñaron luego en mantener los dichosos Altos Hornos y sus malditas industrias auxiliares hasta que no hubo más remedio que cerrarlos mientras, por ejemplo, en Bayona, ya los habían reconvertido cincuenta años antes. Y ahora están entusiasmados con el turismo que es a más de ser pan para hoy y hambre para mañana, responde a la vieja estructura económica franquista…Lo cierto es que nunca han sido burgueses de verdad, no miran al futuro, sino que hacen la cuenta de la vieja y punto. En esto, aunque muchos se dicen vascos y nacionalistas, son de los más españoles y carpetovetónicos. ¡Que inventen otros! Y mientras tanto los, americanos llevan estudiando China desde Kissinger…Ya verás el bofetón que les va a llegar desde China o desde la India mientras por aquí les parece que poner un nombre en inglés a un club de supuestos sabios que sólo se miran el ombligo es suficiente para, como dicen ellos , innovar. ¡Serán tontolabas!».
Una señora de edad avanzada que ha seguido su perorata lo mira de arriba abajo con cierta consternación, y Jon le sonríe forzadamente. «He pensado que nos vayamos paseando por la Senda y luego cenemos en el Xixilu. ¿Qué te parece?», dice pasando del rojo al rosa. «Bien, pero no puedo volver a Bilbao sin unas lenguas de gato de Cafés Eguía».