Asociación Vasca de periodistas - Colegio Vasco de periodistas

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CRÍTICA AL CAMPO DE ESTUDIO DE “INDUSTRIAS CULTURALES: DISEÑO, ANIMACIÓN, CINE Y PRODUCCIÓN AUDIOVISUAL”        

Por Ramón Zallo Catedrático Emérito de UPV-EHU

El proyecto de Real Decreto sobre ámbitos de conocimiento que estaba diseñando el Ministerio de Educación y Formación Profesional antes de que se disolvieran las Cortes, incluye en el listado de “campos de estudio” (relativo a titulaciones) uno nuevo, relativo a “Industrias Culturales: diseño, animación, cine y audiovisual”, y que sustituiría al vigente de Comunicación Audiovisual y Publicidad.

Visto desde fuera parece un tema de poca importancia pero, de formularse así, todo el campo del audiovisual podría eliminarse de las Facultades de Comunicación y desplazarse hacia las de Bellas Artes que, como se sabe, también tienen competencias en el audiovisual por el lado creativo. De hecho, ya hay alguna Facultad de Artes en Madrid que lo reclama, lo que encaja bien con el dicho de vender -en este caso comprar- “la piel del oso antes de cazarlo” puesto que se trata de un proyecto de decreto, en periodo de alegación y, sin vigencia, por lo tanto.

La simple propuesta de nueva titulación ya tiene bastante de molesta por la implícita desconsideración de la investigación y formación en el audiovisual que se ha hecho en las Facultades de Comunicación de todo el Estado desde hace décadas.

  1. En mi opinión, es un error del decreto que en un solo epígrafe “Industrias Culturales: diseño, animación, cine y audiovisual”, junte tres campos semánticos distintos: Industrias; diseño (industria creativa, no estrictamente cultural, según la nomenclatura al uso); y audiovisual (una expresión cultural polivalente que puede ir desde las artes visuales a la televisión pasando por la animación, el cine e internet sobre ítems distintos como la creación, la producción, la realización o el guionismo).
  • Expulsa toda la comunicación (prensa, radio, TV e internet) del ámbito de las industrias culturales, siendo como es su ámbito principal e, igualmente, industrias culturales tan importantes como la música o la edición, quedan fuera al identificar las industrias culturales solo con las audiovisuales y creativas (diseño es una de es esas industrias creativas). El viejo objeto de estudio de “industrias culturales” –que Enrique Bustamante y el abajo firmante instituimos académicamente en el Estado español iniciando esa investigación hace 40 años- queda desprovisto de sentido por Decreto administrativo, reduciendo un campo semántico y el sector económico consiguiente (y sus estadísticas) solo a las creaciones y producciones y, además, solo a las audiovisuales.

Por de pronto ya hubiera sido más razonable intitular Industrias Audiovisuales, en lugar de Industrias Culturales, a condición de incluir radio, televisión y música que ahora pasarían al limbo de los justos sin campo de estudio en el que cobijarse puesto que no aparecen en ningún lado del listado de campos de estudio. Un absurdo.

  • Suma, además, marcos conceptuales distintos. Industrias culturales -como su mismo nombre indica- va preferentemente de economía, de organización de la producción, de sector, de políticas culturales y comunicativas … y no es de uso en cuanto a expresiones artísticas (musicales, teatrales, editoriales, visuales, audiovisuales).
  • Ubica el otro campo de estudio “Comunicación e Información” en un marco técnico, el hecho comunicativo, entendido solo como trasmisor, con lo que se le minusvalora, al no establecerse la conexión con el arte, la cultura, los contenidos y la producción que son los que le dan sentido. Se maneja implícitamente en los “campos de estudio” (oferta docente) un concepto de comunicación e información sin contenidos, solo de flujo, de intermediación entre la creación y producción y los usuarios, sin comprender el lugar nodal de la comunicación, que interviene tanto sobre la creación como sobre la producción y la demanda.

Ese ”campo de estudio” así definido, refleja un modelo maniqueo de vieja separación entre cultura culta y comunicación de masas: la creación quedaría fuera de la comunicación, y ésta queda reducida a un hecho de modo de acceso; cuando lo cierto es que la comunicación siempre lo es sobre contenidos, pensados para comunicar, y que pueden o no formar parte de las demandas sociales que son las que dictaminan éxitos y fracasos.

Es la comunicación la que establece el marco para esa interrelación entre creación, producción, comunicación y recepción, determinando la creación viable (cultural o económicamente) para ser reproducida o transmitida con esperanzas de éxito si conecta con los gustos.

  • Por ello las Facultades de comunicación han podido ser competentes desde su constitución en áreas como guionismo, creatividad publicitaria, análisis narrativo, producción, realización…. Y, obviamente, su calidad depende también del saber transmitido en las Facultades de Comunicación concretas y que, hasta ahora, han tenido tres grados: Periodismo, Comunicación Audiovisual y Publicidad.

De paso se minusvalora la oferta integral -desde la creación a producción pasando por realización, análisis y publicidad- que para cubrir el campo han tenido que hacer las Facultades de Comunicación, lo que explica su éxito en la demanda estudiantil.

  • Al poner el acento en el ángulo “industrial” en la primera parte de la formulación se contradice, puesto que, sigue el modelo utilitarista anglosajón y no el continental europeo que es el tradicional en España tanto en regulación como en estadística. Me explico. El modelo anglosajón subordina el hecho creativo al económico (el cine es de la productora y no de autor) mientras que el modelo continental equilibra (autoría y producto cultural y productora con hecho económico). Pero por otro lado y, paralelamente, el acento en lo creativo de la segunda parte de la ecuación del campo de estudio da pábulo a que lo creativo pueda arrogarse el conjunto. Eso explica alguna pretensión de parte de que el campo entero en titulaciones del audiovisual se asigne a departamentos de carácter solo creativo y que no están provistos de tradición, recursos y competencia en el resto de ámbitos.
  • El mundo de las artes es experimental, de creación formal, y de videocreación y producción creativa en el caso del audiovisual. Es un campo más que necesario, pero ese campo artístico y experimental no está referido a la producción de masas o para nichos generacionales (sea por reproducción material sea por transmisión o clonación), que exige un saber, por un lado, sobre ideación, producción (economía de las industrias culturales) y producción-realización audiovisual y, por otro, sobre tendencias y gustos de los públicos (por sociología, antropología y sicología social).

Lo cierto es que las Facultades de Artes o Bellas Artes están desprovistas de estos conocimientos mientras que las Facultades de comunicación han compactado desde el lado creativo (guiones para ficción o documental o programas de entretenimiento) a la producción y realización, en un proceso de transformación de la creatividad en plausible objeto comunicado para una producción de masas que es la que llena las pantallas de TV, del streaming y los videos generados por los usuarios. Y además contemplan tradicionalmente asignaturas e investigaciones de “estructuras de la comunicación y la cultura” referidas al sector de industrias culturales (empresas, sector, producción nacional e internacional) hasta configurar una Sección en los ámbitos de investigación de la Asociación Española de Investigación de la Comunicación (700 asociados).

En cambio, las Facultades de Comunicación no están capacitadas para centrarse en el lado artístico-creativo y experimental, ni en la interdisciplinaridad artística consiguiente.

  • Sería absurdo desvestir a un santo maduro, las Facultades de Comunicación con todas sus materias alrededor del hecho productivo y comunicativo -y todo lo que implica (creación – guiones, narrativas…-, semiótica, tecnología) y rodea (derecho, sociología, economía, políticas culturales y comunicativas), para vestir a otro santo, sin destrezas al respecto, como son las Facultades de Artes. Una tradición académica de investigación, transmisión y aprendizajes se echaría en saco roto sin venir a cuento.

Siendo más que razonable -como ya ocurre ahora- que las Facultades de Artes sean competentes en artes visuales y audiovisuales (videocreación, en audiovisual experimental, en producción creativa, en diseños…) no lo es que puedan desviarse hacia ellas lo realizado, a lo largo de cuatro décadas, en las facultades de Comunicación desde el corazón de sus planes de estudio.

En efecto, las Facultades de Comunicación se han adaptado a los cambios de la sociedad avanzadas marcadas por un potente sistema comunicativo y cultural, vinculado a la modernidad, y han sido capaces –de mejor o peor manera- de generar graduados, para cubrir todos los estadios del sistema cultural y comunicativo. Ha abarcado a centenares de miles de personas, con una formación polivalente tanto en los media como en los nuevos media y redes, como en la producción audiovisual, que alienta el cine y las series, y en la programación del sistema de TV, de intercambio de videos y de streaming.

La especialización la han podido aportar los posgrados.

De todos modos, ahí hay que reconocer que hay un déficit en lo que a “animación” se refiere cuya demanda ha tendido a dirigirse a centros privados, lo que es una asignatura pendiente en la oferta pública.

9) No se comprende que un Ministerio progresista haya podido quedar cautivo del “interés de parte” que rezuma la propuesta, sin haber reflexionado a fondo sobre ella y sus implicaciones, antes de proponerla.

En suma, para corregir ese proyecto de dislate se trataría de que:

– el campo de estudio de “Comunicación” se apellide “Audiovisual” como hasta ahora, lo que ya permite abordar los temas generales de creación, realización, producción tanto de cine como de TV y el ámbito de los análisis. Y más habida cuenta que ya hay otro campo relativo a “Periodismo” que, felizmente no se ha tocado en el proyecto de Decreto;

– se elimine entero el campo de “industrias culturales: diseño, animación, cine y producción”;

– se amplíe, en las Facultades de Bellas Artes, el campo de “Historia del arte y de la expresión artística y bellas artes”, incluyendo expresamente la competencia de “y artes visuales y audiovisuales”