M. Urraburu.- No siempre se cumple la regla según la cual la mejor solución a los problemas es la resultante de un largo periodo de meditación. Si el delantero centro, al recibir el balón en el interior del área del rival, se demora para calcular los pros y los contras del tiro directo frente a la posibilidad del lanzamiento en parábola por encima del portero, con cada centésima de segundo que deja pasar está perdiendo su ventaja.
Hay momentos para la reflexión y situaciones que exigen la acción inmediata. A primera vista da la impresión de que hoy los tiempos imponen unas pautas de conducta. Un poco de serenidad nunca viene mal, sobre todo cuando de tomar decisiones se trata. A ningún estudiante se le ocurriría decidir la carrera universitaria que va a estudiar en el momento de formalizar la matricula. Ni la elección de pareja con quien quieres vivir puede echarse a suertes.
Los problemas surgen cuando esa pausa reflexiva se aplica a todos los pasos que nos toca dar en cualquier ámbito de la vida, y sobre todo si la pausa se prolonga más allá de lo razonable. De tanto dar vueltas a las cosas, las cosas giran en un círculo estéril sin llegar a ninguna parte
La personalidad obsesiva, caracterizada entre otras cosas por la necesidad de tener todo bajo control, fijan la atención una y otra vez sobre el mismo objeto ; pero esa atención no conduce al hallazgo de soluciones a la emergencia de nuevas ideas ni progresión alguna.
Por eso, de momento, aconsejamos tranquilidad y buenos alimentos.
