Por Antonio Clemente.
-Loui, mi cuerpo necesita tus manos.
-Qué bromas tiene la vida. Ella necesita mis manos. Oh lalá!!! Soy la envidia del género masculino- respondió él con un despliegue de gestos amanerados, que dejaron más que claras, transparentes, sus inclinaciones amatorias.
Elle le miró muy seria, impidiendo aquel derroche histriónico que su estilista acababa de iniciar.
-Es el casting más importante de mi vida. Domino el guión. Escúcha, Loui. Me has caracterizado en cien personajes de éxito. Tienes criterio y confío en ti.
Recitó su monólogo. El quedó vivamente impresionado.
-Ahora conviérteme. Fusiona mi cuerpo con el alma que te he mostrado. Usa tu magia, “mon ami”. Tengo que convencer al juez- susurró abatida -. Necesito que me devuelva a mis hijos.