Por R.L.P.
Buscando el origen, el sentido, el camino hacia la felicidad … una buena amiga dejó caer en mi WhatsApp una invitación a una charla organizada por la Asociación y el Colegio Vasco de Periodistas, «EN BUSCA DE LA FELICIDAD», donde un afamado y reconocido filósofo, escritor, José Antonio Marina, bucearía en las profundidades del ser humano y de la historia, en la búsqueda por encontrar la felicidad.
Me interesaba saber qué opinaban los estudiosos de la conducta, de la ética, de la reflexión humana.
Sus argumentaciones hacían hincapié en la necesidad de cambiar el modelo educativo donde los valores humanos bondad, humildad, empatía, respeto,etc.. volviesen a ser la parte esencial y protagonista en la cimentación de las personas y su felicidad. Totalmente de acuerdo. En este ambiente, rodeado de gente del periodismo, me hizo pensar, hasta qué punto el actual periodismo y los medios de comunicación son los inductores de ésta «nuestra» felicidad.
Siendo un elemento clave en la educación, inductor del comportamiento humano, no entiendo cómo el corporativismo, el colegueo o como se le quiera definir, de quiénes deben de velar, cuidar y mimar el principio básico del periodismo, no lo hacen.
Creo que la base del periodismo se basa en informar con veracidad a la sociedad, para qué ésta saque las conclusiones más acertadas para el bien común. No nos damos cuenta de que ese periodismo sensacionalista, poco ético, mentiroso, burlón y manipulador, tiene un único fin, el de tener a las masas controladas, dirigidas por el poder económico para seguir alimentando la sociedad consumista, donde prevalece el poder económico de la persona y no el valor humano que podamos tener.
El Colegio de Periodistas y las Asociaciones de Periodismo, deberían de tomar en serio este tema y darse cuenta del daño que se están haciendo ellos mismos. La falta de severidad y justicia periodística, nos está llevando a la indiferencia social, al aislamiento y a la búsqueda de esa felicidad individual, sin importarnos la plena felicidad que sería sentirnos útiles, queridos, reconocidos por nuestros valores humanos con la sociedad, pero también está conduciendo al periodismo al abismo del desinterés social. En vuestras manos queda el reconducir el sentido básico y la credibilidad del periodismo.