Por Arantza Rodríguez vía DEIA
ENTREVISTAR no es blanquear. Entrevistar no significa compartir las ideas del entrevistado. Parece mentira que todavía tengamos que aclarar cuestiones tan obvias”. Lo dice Jordi Évole, el periodista que se ha sentado cara a cara con el exdirigente de ETA Josu Urrutikoetxea para preguntar, escuchar y difundir sus palabras, que, aunque a muchos se les haya olvidado, de eso se trata el oficio. Los jueces, en el juzgado, gracias. Las opiniones personales, en las columnas de opinión. Y el resto, a plantear cuestiones y tratar la información con la mayor objetividad posible, respetando siempre a todas las víctimas y sin caer en el morbo. Basta de censuras. Las personas, con un buen profesional delante, se retratan solas. Y al espectador, oyente o lector se le presupone la inteligencia suficiente para sacar sus propias conclusiones. No somos Bertín Osborne. Nuestra labor no consiste en charlar sobre temas amables con nuestros amigos mientras nos bebemos un vino y comemos jamón de jabugo. Entretenimiento aparte, el valor de los profesionales de los medios de comunicación debería ser más bien el contrario, interrogar a los que intentan evitar los micrófonos y grabadoras precisamente sobre aquellas cuestiones que les incomodan, tratan de ocultar y son de interés general. Para obtener la versión amable no hace falta ni siquiera preguntar. La suelen comunicar, gabinetes de prensa mediante, por sí solos.