Asociación Vasca de periodistas - Colegio Vasco de periodistas

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Gobernanza inteligente, gestión de datos, sistemas automatizados e inteligencia artificial en la gestión pública

Por Koldobike Uriarte Ruiz de Eguino Responsable de proyectos de innovación pública en el ámbito del buen gobierno

Hace más de un año escribía, en forma de ideas y propuestas para innovar en la administración pública, sobre la necesidad de configurar ecosistemas innovadores como espacios de colaboración entre personas intraemprendedoras de la administración pública y de la sociedad civil, para construir desde intereses diversos, y a veces contrapuestos, miradas nuevas, innovadoras, dispuestas al cambio, y con proyección de largo alcance.

Entre ellas, y aunque a veces exista la tentación de simplificar y confundir innovación con tecnología, hablaba de lo urgente que resulta una gobernanza inteligente a través de la gestión de los datos y el uso de los sistemas automatizados, así como, de la inteligencia artificial aplicada a la gestión pública.

Sin entrar de modo académico en el asunto, podríamos decir que una gobernanza inteligente es cualquier técnica que permite a los ordenadores dar sentido a los datos de la misma manera que lo haríamos los humanos. No pretenden sustituir ni reproducir el funcionamiento del cerebro humano, sino ampliar sus capacidades. Por tanto, la inteligencia artificial persigue aprovechar lo mejor de los humanos, junto con la capacidad informática de las máquinas, para conseguir soluciones colaborativas que den como resultado una interacción más natural entre humano y máquina.

Existe ya un marco normativo que nos permite ir experimentando y avanzando, que es la Estrategia europea de datos e inteligencia artificial, con unos límites establecidos. Se me ocurren algunas herramientas que habría que explorar para su experimentación y aplicación.

Ya estamos aplicando, por ejemplo, los asistentes virtuales en las páginas web que ayudan a dar respuesta a preguntas frecuentes. Pero ¡cuidado!, esto no es para todos los públicos.

Y yendo más allá, existen herramientas que permiten interpretar datos externos y obtener conocimiento sobre las experiencias de las personas visitantes de las páginas, para después mejorar aspectos de navegación en la página web en función de su perfil e interés.

La inteligencia artificial unida al internet de las cosas, permite mediante dispositivos físicos que reciben y transfieren datos a través de las redes inalámbricas, con poca intervención humana, desarrollar ciudades inteligentes que controlan la afluencia de tráfico, las necesidades de transporte público, las condiciones de humedad para el suministro de riego de jardines, la situación de los contenedores de basura etc…

Hay también muchos procedimientos administrativos que podrían automatizarse sin la intervención de una persona empleada pública, por ejemplo, la tramitación de una infracción de tráfico hasta el cobro de la misma; los sistemas de gestión de citas y ocupación, por ejemplo, de servicios sanitarios, camas hospitalarias…mediante sistemas inteligentes de previsión de la demanda de servicios sanitarios; la tramitación y comprobación de requisitos en procedimientos de ayudas concurrenciales o no…

Ya se están aplicando también en algunos sitios los sistemas de alerta temprana, por ejemplo en control de la corrupción, que podrían implantarse.

La herramienta Blockchain, permite trabajar cuando la información recogida está distribuida en muchos ordenadores (nodos), cuando no hay una entidad, organización o sistema central que tenga toda la información, y cuando se necesita en tiempo real la vinculación entre todos los nodos, para compartir registros, para incorporar los títulos y certificaciones de acciones formativas regladas o no regladas de una misma persona expedida por multitud de agentes, para avanzar en la identidad digital única que almacene mis datos del DNI, de la Seguridad Social, de mi vida laboral, mis títulos formativos, mis datos biométricos, los datos de cursos o ayudas recibidas y cualquier información que generen, gestionen o necesiten las Administraciones Públicas.

Muchas empresas proveedoras de esta herramienta ofertan la posibilidad de su aplicación también en los comicios electorales, facilitando el control y transparencia del voto por parte de partidos, interventores y componentes de las mesas electorales.

También sería útil para el control de las justificaciones de las subvenciones recibidas por las empresas, lo que permitiría comprobar dobles justificaciones a diferentes ayudas públicas concedidas etc…

Pero la tecnología no debería ser utilizada sólo para mejorar los procesos, reduciendo tiempos y costes, sino también para implantar soluciones nuevas a los problemas o necesidades sociales, cada vez más complejos, y que ayudarían a identificar políticas con mayor impacto. La Gobernanza inteligente, estoy convencida de que puede contribuir a generar mejores políticas y servicios.

Las subvenciones concurrenciales, como medida de estímulo o acción positiva o de refuerzo, casi siempre se diseñan a instancia de parte, siendo el beneficiario el que tiene que solicitarla y acreditar el cumplimiento de los requisitos. Esta información se puede obtener de forma proactiva por parte de las administraciones a través de esta tecnología, e incidir en el conjunto del colectivo, actuando así de modo generalizado y sin sesgos. Es el caso de las becas para estudios o libros de familias con bajas rentas, ayudas por nacimiento, para tratamientos médicos externos, provisión de prótesis, instalaciones de eficiencia energética… y muchas más que adquieren una enorme dimensión, por la población afectada, y repercuten en millones de horas dedicadas por las personas solicitantes y por quienes realizan luego las comprobaciones administrativas.

Por último, y como gran ventaja estratégica con la que cuentan los gobiernos y las administraciones, es la gran cantidad de datos que albergan y se manejan diariamente, para la gestión de sus fines. Es lo que se denomina Big Data y los modelos predictivos del machine learning, lo que permite mediante el uso de algoritmos, extraer conclusiones o predicciones muy útiles para la planificación, gestión y evaluación de las políticas y servicios públicos. Bien es cierto, que son herramientas de ayuda a la decisión y deben evitarse sesgos cuando se programan los algoritmos, ya que de forma involuntaria se pueden provocar errores o desviarse de lo pretendido, por lo que deben realizarse pruebas y ensayos que garanticen unas conclusiones de verdadera ayuda. Y claro está, va a ser imprescindible un marco legal que evite abusos o malas praxis éticas. Pero sus usos en el análisis preventivo de enfermedades y tratamientos, en el diagnóstico de enfermedades, en la selección de muestras para labores inspectoras, en la prevención de incendios, en la detección de irregularidades o fraudes, en la personalización de servicios o en el estudio de realidades sociales complejas…, por mencionar algunas, resultan de alto valor añadido.

La Gobernanza inteligente además de generar mayor conocimiento, libera de tareas mecánicas, engorrosas, que aportan poco valor, pudiendo dedicar los recursos humanos con los que cuenta la administración a avanzar en una nueva cultura de la gestión pública, unida a la implantación de un gobierno abierto, que planifica, gestiona y evalúa en colaboración con la sociedad, aportando mejores soluciones a los complejos problemas y necesidades que vivimos hoy en día.