Asociación Vasca de periodistas - Colegio Vasco de periodistas

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Incendio de Valencia. Y ahora ¿Qué?

Pasado el tiempo de “excitación” que los siniestros como el incendio de Campanar -Valencia, España- el pasado 22 de febrero conllevan, y con las aguas volviendo a su cauce, cabe realizar el necesario ejercicio de reflexión ante la potencialidad de siniestros que como este pueden recurrentemente volver a ocurrir tal y como machaconamente nos lo recuerda la hemeroteca.

Autor: Francisco Echeverría. Doctor por la Universidad Pública de Navarra
Publicación: Web OPRA www.opra.info • 4 de abril de 2024

Qué decir que no se haya dicho ya en reconocimiento a la intervención de los bomberos en este incendio, reflejado excelentemente en el comunicado del GIE (Grupo de Incendios Estructurales) que hemos podido leer publicado en OPRA el 1 de marzo.

Quiero referirme a situaciones redundantes que se dan con relativa frecuencia, pero pasado un tiempo, y aún cuando siempre se aprende algo de ellas, son contadas las medidas que se adoptan en relación a prevenirlas.

Sirva de ejemplo lo ocurrido en La Laguna en 1964 cuando un incendio calcinó la iglesia de San Agustín y 42 años después otro incendio, también en La Laguna, destruyó por completo la sede del Obispado de Tenerife, uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad, patrimonio de la UNESCO.

Y DESPUÉS ¿QUÉ?

Me consta que algunos servicios de emergencia han adoptado medidas de cara a prevenir y analizar potenciales actuaciones en situaciones similares que ayuden a evitar la trágica pérdida del patrimonio y la cultura, pero ¿y el resto de servicios?
Quien fuera jefe de bomberos en Oxford, y posteriormente de Cambridge, ciudades que bien sabemos disponen de un gran patrimonio histórico artístico, nos explicaba entre otras cosas cómo los bomberos conocían a la perfección los edificios singulares, así como el valor de su contenido y disponían de un registro en el que se catalogaba en función de este, priorizando su evacuación en función del mismo y nos señalaba por ejemplo las instrucciones que tenían en el sentido de cómo debían, llegado el momento, desprenderse de los marcos de los cuadros con el fin de salvar las pinturas.

Cuántos museos, archivos, edificios singulares o de gran altura, ermitas, catedrales, palacios, hoteles, industrias, residencias, colegios, etc. etc. hay que deberían ser visitados, catalogados, “inspeccionados”, “supervisados” por el personal de los servicios de emergencia a la hora de comprobar sus instalaciones, detectar potenciales anormalidades y establecer los protocolos de actuación ante una potencial intervención.

Cuántos son los locales de pública concurrencia, de ocio, exposiciones, exhibición, festivales, discotecas, garajes, etc. etc. que deben ser inspeccionados a lo hora de conocer su distribución y comprobar que cumplen con las medidas exigidas por la normativa y cuentan con las mismas en perfecto estado de conservación y funcionamiento, situación esta que por ejemplo se pudo comprobar no cumplían las salidas de emergencia en el incendio ocurrido en la madrugada del 1 de octubre en Murcia que arrasó dos discotecas y causó la muerte de 13 personas.
¿Cuántos son los expedientes que se incoan por parte de los servicios de intervención tras realizar una visita de prevención e inspección?

Hace un tiempo, en OPRA publiqué el artículo titulado “Proactividad vs Reactividad en Prevención de Riesgos” de los servicios de emergencia, donde textualmente hacía referencia a que: “No podemos hacer nada respecto a lo ocurrido, pero sí se puede trabajar para tratar de evitar que se vuelvan a producir y es ahí, en ese trabajo llamado “PREVENCIÓN” e “INSPECCIÓN” donde se debe incidir”.

“Hay que dejar solo de reaccionar ante los riesgos una vez que estos se han materializado. Tomar la iniciativa, no esperar a que pasen las cosas o los accidentes, ir un paso por delante de los acontecimientos, actuar de manera planificada son pautas propias de la proactividad”.

“Queda meridianamente demostrado que la proactividad en las labores de prevención y de inspección de potenciales riesgos tiene efectos positivos en la seguridad de los ciudadanos, de sus bienes y del medioambiente, lo que no está tan claro es la razón por la que no se actúa proactivamente en las labores de prevención e inspección con el rigor y el compromiso que ello requiere”.

Acababa diciendo: “Veremos”

No solo las labores de extinción de incendios y salvamento son propias de bomberos, también y entre otras lo son las de prevención, investigación, inspección, concienciación y formación que deben formar parte activa de su cartera de servicios evitando que estas decaigan en terceros.

Hay que ser proactivo ante las emergencias para lo cual los servicios de emergencia deben movilizarse, formarse, adquirir conocimiento, anteponerse a lo que pueda acontecer, concienciar, formar, informar y llegado el momento, denunciar.

Como dice un colega de reconocido prestigio: “Hay que procurar llegar a los siniestros antes de que estos ocurran”.

Pues eso, Veremos.