Sera o no un fugaz espejismo, pero lo acontecido entorno a la victoria del Athletic Club de Bilbao, tanto en Andalucía como en Euskal Herria, además de resultar mediática e internacionalmente admirable, representa una inyección de ánimo y alegría de la que estamos muy necesitados/as.
En un contexto internacional tan delicado, inestable y triste, el júbilo, el buen ambiente, el excepcional clima vivido estos días en todos los ámbitos, nos ha devuelto la sonrisa, la esperanza de que esté dolorido mundo y el ser humano aún tenemos remedio.
Y es que, necesitamos vivir con confianza, confiar en que un escenario mejor y más justo es posible; convivir con el convencimiento de que, por encima de nuestras diferencias, nos podemos ayudar a ser mejores y más felices. Desde la pedagogía social, insistir, cual mantra necesario, en que una persona mala, asocial, tóxica y nociva es la que sólo atiende a su interés y necesidad particular, la que deconstruye y tira por tierra todo lo que redunda en el interés general.
Ese espíritu de entusiasmo, amabilidad y consenso vivido estos días en nuestras calles y barrios no es un imposible, representa un reto, un remedio eficaz a nuestras soledades, tristezas y decepciones que arrastramos personalmente y como sociedad.
Vayamos más allá del fútbol, hagamos lo posible por generar luz y concordia a nuestro alrededor.
La unión nos impulsa y da fuerza. Es difícil de conseguir, dolorosa en ocasiones, pero es, sin duda, la solución a muchos de los males que aquejan a la Humanidad desde el comienzo de los tiempos.
Decana del Colegio Vasco de Periodistas.
Presidenta de la Asociación Vasca de Periodistas.
