Asociación Vasca de periodistas - Colegio Vasco de periodistas

Asociación Vasca de periodistas - Colegio Vasco de periodistas

OTRA SEMANA SANTA

Por Montxo Urraburu

La Semana Santa, como la navidad, es algo que se repite todos los años. Solo, en el caso de la Semana Santa, se trastoca el espectáculo si la meteorología es adversa. Y es cuando, los que esperaban hacer caja, ponen el grito en el cielo, nunca mejor dicho, porque no les salen las cuentas. Y es que, en esto de la Semana Santa  hay sentimientos encontrados, que tienen, mucho que ver, con la caja registradora y menos con lo religioso. Procesiones y espectáculo que aporta la santa madre iglesia para el mantenimiento de actos religiosos discutibles y que se promocionan con el anuncio de

“ Interés Turístico Internacional “. Podría valer, también aquí, lo de “ Al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios”. Y así todos contentos. La crucifixión, muerte y resurrección de Jesucristo es lo que conmemora cada año la Iglesia Católica, en la llamada Semana Santa. Fechas que el Vaticano intenta mantener en tiempos donde el impacto de esa historia ya no tiene el efecto deseado. Tras siglos de someter a la sociedad al recogimiento y la veneración, hoy la Semana Santa no es otra cosa que la oportunidad turística que todos esperan.

Recuerdo cuando era niño, como las emisoras de radio transmitían música sacra. La televisión desempolvaba viejas películas religiosas, misas en directo y también procesiones. Los bares cerraban sus puertas, estaba mal visto hablar en tono elevado. No había espectáculos, había que visitar, si mal no recuerdo, hasta siete iglesias y el ayuno formaba parte también, de las normas establecidas. Las entidades de la Iglesia, con enorme poder en el pasado, no dudaban en denunciar públicamente cualquier violación a este código no escrito.

Según cuentan algunos, estas fechas cristianas son anteriores a la supuesta historia bíblica y nace de la leyenda pagana de la lucha entre el cordero y la serpiente. El cordero joven, lleno de vida, de sangre caliente, en representación de la primavera, que a su vez vence a la serpiente, de sangre fría, que representa la sequedad del frio invierno. La leyenda adaptada y adoptada  para la versión final de la vida de Jesucristo. Historia que tuvo mejores épocas y que hoy llega a este mundo electrónico y virtual como un viejo relato que no merece tomarse en cuenta.

Si María y Jesús se dieran una vuelta por nuestras calles en Semana Santa, no entenderían nada. Serian incapaces de captar la relación entre los hechos más amargos de sus vidas y las multitudes, en torno a sus imágenes ricamente ataviadas, cuajadas de luces y joyas. ¿Pero qué es esto?, seguro que dirían; estas luces y peanas, estos lujosos tronos, estos sanedrines y capuchas. Habría que explicarles muy bien todo, paso a paso. “Todos ellos os adoran, incluidos los mirones y los turistas; la riqueza y la gloria de ahora tratan de enmendar la pobreza y humillación que padecisteis; los cornetines y tambores son de un cortejo, no para ajusticiamiento, los encapuchados no son verdugos: Los legionarios no son ya romanos y han venido a rendirte honores militares, esta música es el himno nacional que solo suena a vuestra llegada y de los reyes”. Si los apóstoles contemplaran esta Semana Santa, se dirían: ¿pero qué tiene que ver esto con lo que escribimos?. A ellos habría que explicarles que han pasado muchos siglos; que Jesús predico un evangelio, pero luego vinieron las iglesias, las religiones populares y el evangelio que ellos escribieron y que de aquello solo queda una parte.

Con las procesiones, uno tiene sentimientos encontrados. Yo también con quince años paseaba el capuchón por la calle Las Cortes cantando a aquellas gentes “Perdónales Señor”. A los quince años, a uno le parecía que tenia gracia el que algunos de los encapuchados fueran los más asiduos de este barrio el resto del año. Recuerdo, también, cuando era niño, como las emisoras de radio trasmitían música sacra. Las televisiones desempolvaban viejas películas religiosas, misas en directo y también procesiones. Los bares cerraban sus puertas, estaba mal visto hablar en tono alto. No había espectáculos, había que visitar, si mal no recuerdo, siete iglesias y el ayuno formaba parte de las normas establecidas. Las entidades de la Iglesia, con enorme poder en el pasado, no dudaban en denunciar públicamente cualquier violación a este código no escrito.

Para finalizar, solo una muestra de cómo se publicitan los actos de esta Semana Santa en distintas localidades por Interés Turístico. El Viernes Santo en Zamora protagoniza la procesión más larga. Durante siete horas, los  penitentes conducen al Nazareno camino del calvario. La Semana Santa de esta ciudad castellana tiene en su programa momentos y detalles muy especiales, es el caso de las “sopas de ajo de la madrugada” del Viernes Santo, o el de ”dos y pingada” que consiste en dos huevos fritos y una loncha gruesa de jamón”.

“Interés Turístico Internacional”

Conocida como la procesión de las Turbas, la procesión del Camino del Calvario de la madrugada del Viernes Santo, en Cuenca, es el punto culminante de la Semana Santa. Miles de Nazarenos desfilan en medio del sonido ensordecedor de tambores y clarines.

Interés Turístico Internacional ”

El tambor es el protagonista de la Semana Santa de Calanda, una pequeña población Turolense, que tiene en la “ Rompida de la Hora” la Ruta del Tambor y el Rombo. A las  12 en punto del mediodía del Viernes Santo, el sonido de los tambores rompe el silencio en una tamborrada que se prolonga durante horas

”Interés Turístico Internacional “

Original e impactante son dos de los objetivos que mejor encajan con la descripción de la “Dansa de la Mort”, una tradición macabra de la población gerundense de Verges. Esta tradición se escenifica la noche del Jueves Santo. Los protagonista de este baile son cinco esqueletos que bailan al son de  los tambores rodeados de símbolos que nos recuerdan que, «a  todos nos llegara la hora” (Hay que joderse) . . . . .

“Interés Turístico Internacional”

Dejemos la cosa así. Tengo la duda de si volviese Jesús de Nazaret, alguien no le dijese ”Vete y no vuelvas de nuevo, no vuelvas nunca más,” No es previsible, por tanto, que regrese para Semana Santa, y no será preciso darle explicaciones de ponerle al día de   la historia de los siglos desde su muerte.