Asociación Vasca de periodistas - Colegio Vasco de periodistas

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PARTES DE GUERRA

Por Montxo Urraburu

Últimamente los periódicos nos ofrecen a diario lo que podíamos entender como partes de guerra y las emisoras de radio y televisión, con un estremecedor parte de bajas. Nadie puede permanecer insensibles ante atentados , guerras, catástrofes o catástrofes naturales. En un mundo desquiciado no cabe otra actitud que la de la vigilancia permanente de los desastres y la consiguiente preocupación. Pero ¿es que no han sucedido otras cosas de signo opuesto? ¿No ha habido acuerdos de paz, poblaciones devueltas al bienestar o descubrimientos científicos y otros que ,de vez en cuando nos enorgullecen de pertenecer al ser humano?. Tal vez haya que revisar una cuestión previa, de enfoque, como es la del tipo de información que llega a la mayoría de la gente.

No solo somos los sujetos los aquejados por las catástrofes. También los medios de comunicación privilegian los hechos negativos conforme a la vieja máxima del periodismo amarillo, hoy admitida como regla indiscutible. Las buenas noticias no son noticia. Llorar ante el sufrimiento ajeno puede ser una enternecedora demostración de sensibilidad, pero muchas veces se queda en coartada para aparentar una solidaridad puramente superficial. Pero cuando alguien se siente verdaderamente afectado por el dolor de los demás, por regla general, trasciende el sentimentalismo y busca la justicia.

Si uno entra en el quirófano para ser operado de una enfermedad grave, seguro que no quiere ver al cirujano llorando a moco tendido por que se compadece de nuestra suerte: es mejor saberse en manos de un profesional frio, metódico y calculador. Según José. Antonio Marina, ” la compasión es también un recurso personal de mejora y crecimiento, porque genera conductas de cuidado, de lucha contra el dolor de las que todos resultamos a la larga beneficiarios. Y en esta dimensión, dice Marina, “ si no salvo mi circunstancia, no me salvo yo”. Los seres humanos estamos para compadecer a nuestro semejantes, aunque también lo estemos para defendernos del dolor. Es una manifestación más del Instinto de supervivencia. El dolor no es mejor que el placer. Si los pensamientos negativos provocados por las catástrofes nos vuelven pesimistas, resignados a no actuar, es preferible ignorar esa realidad: así al menos reduciremos sus efectos dañinos. Las mentes optimistas reaccionan ante las adversidades mejor que las pesimistas encarando a si los contratiempos y protegiendo su salud mental.