Autor: Carlos Narganes Fuente
Hace poco, hablando de la profesión con un viejo compañero, lanzó un comentario que hacía mucho tiempo que no escuchaba; no recuerdo exactamente qué estábamos criticando, pero su frase fue: «Si Lou Grant levantase la cabeza».
Para los jovenzuelos de hoy; Lou Grant, fue una serie estadounidense que se emitió entre 1977 y 1982. En realidad, era una spin off de otra mítica serie de la CBS titulada «La chica de la tele», en la que Lou trabajaba en una cadena de televisión de Minnesota.
Cuando la CBS decide finiquitarla, los guionistas escriben un capítulo en el que despiden a todo el equipo de Grant por bajas audiencias. Entonces se entrevista con un viejo amigo que le ayuda a conseguir empleo como director del periódico Los Ángeles Tribune y ahí comienza la leyenda.
Debo decir con orgullo biológico que no vi la serie en tiempo real porque era muy pequeño, así que no fui uno de aquellos influenciados que descubrieron la vocación periodística gracias al capítulo semanal que ofrecía TVE en prime time, por cierto.
Recuerdo que, años más tarde, intenté engancharme a una reposición y no me hizo mucha gracia, así que apenas la hice caso. Más adelante, cuando ya andaba por ahí pateando las calles con un micrófono en la mano volví a oír comentarios como: «este se cree Lou Grant» o «Esto no es la redacción de Lou Grant». Por simple curiosidad investigué un poco para saber de qué iba la cosa.
El tarro de las esencias
A Lou Grant le interpretaba un actor llamado Ed Asner, fallecido en 2021 a los 91 años. El personaje le quedaba como un guante porque representaba a un tipo tozudo, feo, gruñón, exigente, contestario, justo, decente, crítico y con un concepto de la profesión muy alto en cuanto a sus valores.
¿Porqué la serie tuvo tanto éxito y se convirtió en un referente?. Una de las principales razones fue que, en sus capítulos, no tuvo reparos para abordar temas de actualidad en la época como: las consecuencias de la guerra de Vietnam, la pena de muerte, la amenaza nuclear, la pobreza y la desigualdad en el tercer mundo o el deterioro medioambiental. Algunos de estos temas no han pasado de moda, por cierto.
Pero lo que la hacía especial era que trataban los temas desde puntos de vista éticos que incluían los dilemas y las presiones que se viven en una redacción para contar cualquier noticia o información. Eran tramas de ficción, es verdad, pero creíbles y el hecho de que no todos los finales fueran felices aumentaba la sensación de realismo.
Esa mezcla de asuntos de interés general con el back office del trabajo periodístico, en el que se hablaba de: conflictos de intereses empresariales, reales y falsas exclusivas, la supuesta inviolabilidad del off the record, la manipulación de imágenes, etc; hizo de Lou Grant una especie de Libro Sagrado del buen hacer para los periodistas.
Lou, te necesitamos
Me gustaría que vieseis esté vídeo: https://www.youtube.com/watch?v=XoU6I26JFBw. Es el primer capítulo de la primera temporada de la serie, año 1977. Se titula «Rehenes». Verlo convalida los dos primeros años de carrera y los 3 minutos finales justifican porqué la elegimos algunos, hace ya muchos años.
Confieso que me enganché a la historia de Lou Grant tarde. Quizá necesitaba un poco de perspectiva para entender lo atrevido de sus guiones y lo realista de las situaciones que se representaban. Dejando al margen las diferencias de cada época y de la dramatización, me ha tocado vivir algunas situaciones idénticas, hasta escuchar las mismas frases, pronunciadas, imagino, de manera inconsciente.
Por eso, en estos tiempos en los que la supuesta eterna crisis del periodismo se agudiza por la necesidad de transicionar a convertirnos en comunicadores; echar la vista atrás y preguntarnos ¿Qué pensaría Lou Grant ante ruedas de prensa sin preguntas? ¿Qué pensaría Lou Grant al ver que un presidente o cualquier político hace un anuncio importante a través de X? ¿Qué pensaría Lou Grant si viese a un periodista haciendo su propio directo con un móvil?
Supongo que pensaría: «Tenemos un periódico que sacar, descansa 5 minutos y al trabajo». Lo que si me gustaría saber es cómo lo haría Lou Grant.
