Asociación Vasca de periodistas - Colegio Vasco de periodistas

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Solidarność, de aquella solidaridad polaca que conocí como periodista a la de ahora con Ucrania

“Sangre, dolor y lágrimas” (Winston Churchill) // “La historia es la advertencia de lo que está por venir” (Cervantes) // “Según la ONU, más de la mitad de los 3 millones de refugiados salidos de Ucrania en plena guerra, han cruzado a Polonia y la gran mayoría lo han hecho en tren… Sobre todo los polacos han abierto los brazos para la acogida de sus hermanos ucranianos” (De la prensa internacional) // “Para conocer al pueblo de Polonia y su historia debemos hurgar en el corazón de los polacos, venir a Polonia y escuchar el eco de estas vidas” (Juan Pablo II, papa y santo polaco) // 34 periodistas han sido asesinados desde hace 16 años, que son los que Vladimir Putin está en el poder ruso” (Distintos medios informativos) // “Si no nos ayudas hoy, la guerra tocará a tu puerta mañana” (Volodímir Zelenski, presidente de Ucrania)

Por José Manuel Alonso

El doble sentido de “Solidaridad”: la lejana y la muy cercana

            Comencemos con una sola palabra: Solidaridad. Una palabra que en el diccionario y en su propio significado tiene un doble sentido: adhesión o apoyo incondicional a causas o intereses muy cercanos, especialmente en situaciones comprometidas o difíciles, pero también las que no son tan cercanas. La diferencia está en esa adhesión con respecto a ese apoyo, incluso podría estar incluido el de colaboración directa, el de participación en los hechos que motivan esa solidaridad. Pongo ejemplos: una solidaridad es la de todos los que estamos lejos de lo que está ocurriendo en Ucrania, nos sentimos solidarios con su dolor y su muerte, y otra la de los que están además colaborando con ellos, con una aportación directa, que son, sobre todo, los ciudadanos polacos y otros voluntarios principalmente de Europa, incluida España…

            En suma, “Solidaridad” es palabra bella, humana, comunitaria, comprometida pero no necesariamente determinativa. Es afectiva, muy afectiva, pero no siempre expeditiva. Está la “solidaridad” que utilizamos para estar con otras personas, con otros pueblos, para “adherirnos a la causa de los otros”, como es el caso del pueblo polaco con Ucrania, y como lo ha sido en otras ocasiones entre otros pueblos en situaciones dramáticas o de guerra. Es, en todos los casos, adherirse junto a los que sufren. Y hay otra adhesión que no siempre es compromiso. No sufre uno con ellos. Por eso, la otra «solidaridad», la cercana o muy cercana, es palabra más próxima al que se ayuda, más comprometida y resolutiva… Es participación directa en el sufrimiento para la consecución de un fin. Es el apoyo directo en la lucha para adquirir la justicia y/o libertad de un pueblo. Es la unión y el compromiso en la dificultad o en el drama… Es la “solidaridad” ahora de Polonia y otros pueblos cercanos a Ucrania… De esa Polonia que a lo largo de su historia ha sido dominada y asesinada siglo tras siglo por otras potencias, y fue (y sigue siendo)  la “solidaridad” de sus trabajadores por la consecución de sus derechos… que nos recuerda a Solidarność, que conocimos personalmente.

Polonia, en el corazón: Estanislao de Kostka y Madame Curie

            Este periodista lleva a Polonia en el corazón permanentemente y no solo por la admiración personal a Madame Curie (1867-1934), con dos premios Nobel, y a la que dediqué en 1980 una biografía, publicada en la colección “Los revolucionarios del siglo XX”, del Club Internacional del Libro… De la extraordinaria científica recuerdo una frase: “La humanidad necesita hombres y mujeres prácticos, que saquen adelante el mayor provecho de su trabajo, y, sin olvidar el interés general, salvaguardar sus propios intereses. Pero la humanidad también necesita soñadores (as), para quienes el desarrollo de una tarea sea tan cautivante que les resulte imposible dedicar su atención solo a su propio beneficio”… Y además de madame Curie, hay otro personaje, santo polaco, buen amigo en viejos sueños, que conocí desde niño estudiando en colegio de jesuitas: san Estanislao de Kostka, siempre en el corazón y en las oraciones…

            Y ya, como periodista, el valor y la “solidaridad” polaca que apuntaba al comienzo del artículo, la pude palpar en directo en noviembre de 1979, con la visita de Juan Pablo II, y en diciembre de 1981, cuando realicé otra serie de reportajes publicados también en el diario “Deia”…, poco después de la fundación del Sindicato Independiente y Autogestionario Solidarność, dirigido por Lech Walesa, al que entrevisté… De raíces católicas, Solidarność nació de las luchas obreras y campesinas por la libertad sindical, entendiendo esta como el hecho de poder constituir organizaciones independientes del Partido Obrero Unificado, que dominaba el país, y en contra del gobierno comunista, que gobernaba… Un país que apagaba sus luces y encendía sus velas para ahorrar, o se pasaba el pan o la leche de mano en mano en las largas colas de Varsovia, Lodz o Cracovia. O cuando fueron asesinados y detenidos cientos de trabajadores del propio sindicato Solidarność.

Visita de Juan Pablo II a Polonia y la lucha de Solidarność

            Históricamente, el pueblo polaco nunca sucumbió ante los invasores, que fueron muchos. Incluso en la II Guerra Mundial por dos distintos frentes causando un auténtico trauma. Sus ciudades fueron destruidas y el 20 % de la población asesinada por los alemanes, muerta por los ataques. Gran parte de la identidad de la nación fue ultrajada y, el 80 % de los edificios importantes, reducidos a escombros. Antes de eso, a Polonia llegó la invasión soviética, operación militar iniciada en los primeros compases de la II Guerra Mundial, el 17 de septiembre de 1939, lo que supuso una importante victoria para el Ejército Rojo de la URSS, y dieciséis días después, la invasión de la Alemania nazi, con martirios por todo el país… Y la reconstrucción de Polonia se inició durante la Guerra Fría, hasta alcanzarse en la década de 1980… El 13 de septiembre de 1989 el parlamento polaco aprobó un nuevo gobierno no comunista, el primero en el Bloque del Este bajo un régimen multipartidista electoral parlamentario, dando lugar al moderno Estado polaco, que cambió su nombre oficial a República de Polonia e ingresó en la Unión Europea en 2004, lo que no sentó bien a Rusia, hasta el punto de que se sospecha que el accidente de aviación de 2010, en el que falleció el entonces presidente Lec Kaczyński junto a altos cargos, sospechándose que el accidente fue provocado por el poder ruso… Y es que siempre, incluso ahora, dentro de la Comunidad Europea, molesta el hecho de que la ciudadanía polaca sea muy religiosa, fundamentalmente católica, y se manifieste en contra de la eutanasia y el aborto, e incluso que el pueblo polaco actúe, en ocasiones, al margen de la clase política continental…

            Hoy, de nuevo, los polacos están desgraciadamente de actualidad por culpa de cuanto ocurre, y lo están con su clásica entrega de plena solidaridad con el pueblo ucraniano, que huye de la guerra, lo que nos trae a la memoria aquellos otros tiempos del mismo pueblo, al que conocí, y recuerdo, en tres ocasiones periodísticas, con reportajes de distintos días desde la llegada del Papa Juan Pablo II, y el nacimiento y desarrollo de Solidarność, y en otra ocasión más como turista, visitando esta vez Auschwitz, asombrándome de lo que fue el exterminio de los campos de concentración y crimen nazi… De aquella animalada hitleriana también he escrito en varias ocasiones…

Llegada de Juan Pablo II a Varsovia, en junio de 1979

            Solidarność acabó convirtiéndose en partido político y su líder, Lech Wałęsa, llegó a la presidencia del gobierno polaco. Desde el principio fue institución apoyada por la Iglesia Católica, que participó activamente en la organización y, por ello, el Papa polaco Karol Woityla, Juan Pablo II (1920-2005), canonizado en 2014, participó entre los días 2 y 10 de junio de 1979… Estuve, entre otros lugares, en la plaza Victoria, de Varsovia, para asistir a la primera misa del Papa en su visita al país de su nacimiento, y también en la plaza de los astilleros de Gdansk… Recuerdo aquella expresión del Papa que se hizo universal: “Ante lo que ocurre en mi país de nacimiento, no puedo quedarme en el Vaticano como un prisionero”… Y aquella visita y el compromiso anterior adquirido en el Pacto de Varsovia evitaron, como se ha dicho, los planes de la Unión Soviética de invadir Polonia…

            Más intensos fueron los reportajes realizados en noviembre de 1981, con seguimiento muy directo al sindicato Solidarność, quellegó a tener nueve millones de afiliados… Las aspiraciones del pueblo polaco eran simples pero nada comunistas y si representativas. Su objetivo era vivir con dignidad en un marco de libertades cívicas, de pensamiento y de opinión… O, como señalaba el Papa: defender con valentía los derechos humanos y cristianos de Polonia. Esa Solidarność comenzó con las huelgas de los astilleros navales de Gdansk, que costaron la vida a cuarenta trabjadores y donde surgió la figura de Walesa. Y después fue todo el pueblo polco quien apoyó las iniciativas de Solidarność. Hasta que –publicaba este periodista el 26 de noviembre de 1981— se dio, por fin, con un mecanismo o remedio solidario (de todo el país) para enderezar a los gobernantes comunistas, y estos se vieron obligados a ceder en dos solicitudes importantes: derecho a la huelga y derecho a fundar sindicatos libres. Comenzaba así la etapa decisiva de la lucha, la competitividad y la libertad democrártica…

            Transcurrido un mes desde mi segunda visita periodistica a Polonia, el 13 de diciembre de 1981, el entonces presidente polaco, el Mariscal Jaruzelski declaró la ley marcial y encarceló a la mayoría de los dirigentes de Solidarność, sindicato que fue prohibido de nuevo el 8 de octubre de 1982… y hasta 1988, fecha en la que forzaron al Gobierno polaco de entonces a negociar con el sindicato, este dejó de presentarse como representante sindical para hacer públicas sus pretensiones como partido político. El éxito de Solidarność, que llevó a Lech Walesa al gobierno, aún existe, con unos 680.000 afiliados. Años después, con motivo del centenario de Loyola, como responsable de comunicación del Departamento de Cultura del Gobierno Vasco, conocí personalmente al Papa polaco en la visita que realizó la Comisión creada con motivo del Quinientos Aniversario del nacimiento de San Ignacio, nacido el 23 de octubre de 1591… 

Polonia (“campo, llanuras”): “por nuestra libertad y la vuestra”,

            Los polacos constituyen en población el sexto mayor grupo nacional de Europa. El nombre de la nación tiene un origen indoeuropeo, derivado de pelepole, que significa campo o llanura, y en todos esos pueblos hay una gran iglesia, lo que nos recuerda a nuestra Castilla: pequeñas poblaciones con casitas apiñadas en torno a la parroquia, casitas desde donde se apuntaron enseguida los vecinos al sindicato Solidarność, extendiendose más allá de la propia industria

            Permíteme, además, querido lector, recoger el humor polaco, que lo tiene, como siempre se ha dicho, a flor de sus labios o de boca. Recuerdo a un grupo de polacos, en una de mis visitas a su país, que me decían: “Este crudo invierno será tan frio porque en la frontera está el Ejército Soviético y es tan numeroso que no permitirá que pase el viento de Siberia” (…) En el pueblo polaco son frecuentes los proverbios, refranes y dichos. Ejemplo: Amaos los unos a los otros, dijo Cristo, pero sin establecer preferencias / Los años enseñan más que los libros / Quien tiene los pies desnudos no puede hacer mucho mal… El polaco, que desde la dos Guerras Mundiales luchó por defender lo suyo en todos los frentes, ahora lo hace con su participación solidaria con respecto a Ucrania, y tiene una frase que aplica a diario: “por vuestra libertad y la nuestra” (…)

            Para un polaco, su tierra y su libertad desde su “voivodia” (provincia) fueron siempre una reivindicación constante, que se traduce en solidaridad para ellos y para los países hermanos…, como estamos viendo con los ucranianos… Desde el 20 de febrero Rusia está destruyendo ciudades y asesinando a los vecinos inocentes… El alcalde de Mariúpol, ciudad en el sureste de Ucrania, definió la situación como apocalíptica. Y es que hay ya zonas residenciales completamente arrasadas, centros comerciales destruidos, y una maternidad y hospital infantil en escombros tras haber sido bombardeado. Y es que Vladimir Putin, ahora, en Ucrania, actúa como si quisiera emular aquella destrucción polaca de Varsovia cuando sus antepasados soviéticos destruyeron un 80% de la ciudad y asesinaron a 800 mil personas…

El psicópata Vladimir Putin sigue pensando que vive en 1945

            Hay quienes opinan que Vladimir Putin tiene in mente la conquista de Ucrania desde la celebración, el 9 de mayo de 2020, del 75 aniversario de la victoria sobre la Alemania nazi en 1945, fecha en la que el actual presidente ruso señaló que su país era “invencible”. Y hoy parece que sigue pensando que vive en el mundo de 1945. Tal y como se ha dicho, ahora mismo es un enfermo mental, un psicópata peligroso. Y no es que se le haya parado el reloj, sino que quiere volver a un mundo que no existe ya: el del imperio soviético. Todos nos hacemos una pregunta: ¿Es que los imperios tienen esas consecuencias?… ¡Ah, sí, cuando acaban hay mucha gente que todavía sigue pensando que se puede reconstruir el imperio, y en este caso concreto e histórico lo más grave es que Rusia tiene numerosas armas nucleares, aunque, para destruir el mundo, con unas pocas, basta!… El verdadero problema de su país es el económico, hasta el punto de que cuenta, al parecer, con menos producto interior bruto que España, y el dinero está en pocas manos o bolsillos de los oligarcas, incluido el propio Putin… Y para situarnos en el presente, este periodista que visitó Rusia antes de la pandemia, me pareció que la gente joven (a la que vi en Moscú manifestarse en una gran plaza) es mayoritariamente muy pro democracia europea… Y a mi modo de ver, Putin no solo tiene que luchar ahora contra los ucranianos, sino frente a su juventud, que hoy sabe muy bien que el mundo comunista y carcelario ya pasó, o debería pasar de inmediato…    

            Lo que parece evidente es que Ucrania es parte esencial del proyecto de recuperación imperial que Putin abandera a través del restablecimiento de una zona de influencia en el perímetro de la antigua Unión Soviética, en la que, a su juicio, ni Occidente debe meterse ni las ciudadanías locales deberían ser libres de elegir su destino si este no coincide con sus planes dictatoriales y criminales… Todo, una locura que refleja que una sola persona puede poner en peligro a todo un mundo, o al menos a un continente…

Polonia abre fronteras y acoge a millón y medio de ucranianos

            Las últimas noticias de la guerra señalan ya que el ejército ruso está a 25 kilómetros de Polonia y se teme que también la cruce… Desde el primer momento en que Putin ordenó la invasión de Ucrania, Polonia cumplió lo que venía postulando y abrió sus fronteras para acoger a sus vecinos desplegando unos medios humanitarios sin precedentes. Además, las primeras autoridades ucranianas, e incluso las polacas, vienen realizando una intensa actividad diplomática, despertando la conciencia a los países europeos de la necesidad de actuar contra Rusia de forma determinante, por lo menos de ayuda económica y militar a Ucrania… Y, a mi modo de ver, pese al enorme drama y la también amenaza rusa, no es ninguna sorpresa que el gobierno polaco haya visto reforzado el apoyo de sus electores en las últimas semanas… La idea y mejor solución para todo refugiado por parte del pueblo polaco y de su actual presidente no es otra con respecto al país vecino, Ucrania, que la de acogerlo para que vuelva a su patria tan pronto como la situación lo permita. Nadie sabe como terminará el genocidio ruso, pero Ucrania está dando las mismas muestras que el pueblo polaco en parecidas situaciones: nunca sucumbió… Y como dice Volodímir Zelenski, presidente ucraniano: «Si no nos ayudas hoy, la guerra tocará a tu puerta mañana… Los países de nuestra región deben entender estas palabras pues saben, como nosotros, que han estado sometidos durante gran parte del siglo XX a la dominación rusa» (…)

            La realidad es que mujeres, niños y ancianos son los llamados a salir de Ucrania mientras que los hombres hasta los 60 años tienen prohibido abandonar el país. Los ucranianos se están enfrentando admirablemente a un problema de enorme trascendencia actual e histórica: la muerte y el hambre para intentar conseguir lo que reclama: libertad y dignididad

            Aunque sea fácil, desde la distancia en la que vivimos los españoles, lamentar los crímenes de esta incomprensible guerra en Ucrania, y soñar y solicitar desde la distancia el inmediato alto el fuego, compartimos el dolor con los que sufren y celebramos desde la distancia la acogida del resto de países en el mundo. Con nuestra profunda admiración por el pueblo polaco y otros, y dolor por el pueblo ucraniano, confiamos en que este drama se acabe cuanto antes, aunque no de cualquier manera, porque de la solución que se dé a esta absurda e incomprensible guerra, de cuales sean las condiciones de paz, depende no solo el destino inmediato de millones de ucranianos sino también del futuro de la libertad y la democracia en el mundo…

            Más aún, ante la situación actual en Ucrania, cada día peor, nos hemos preguntado qué pasará mañana pero nadie parece saberlo, ni siquiera Putin, es un salto en el vació, y por primera vez dejarémos en mal lugar a aquel estadista que decía: Siempre se debe explicar lo que paará mañana y explicar al día siguiente por que no ocurrió lo que estaba previsto… Tal como sufre Ucrania, atacada por un poder y armamento muy superior, y, por tanto, en lucha muy desigual, podría estar uno escribiendo todos los días por qué no ocurrió lo previsto el día anterior. Eso queda para la historia inmediata…, tal vez para la primavera que viene, si es que para entonces el pueblo ucranianio sobrevive en su tierra…

            Casi tres millones de personas han huido de Ucrania en los días transcurridos desde que empezó la invasión rusa, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), en la mayor crisis de refugiados en Europa desde II Guerra Mundial. Llegan a las fronteras ahora sobre todo mujeres, niños y ancianos, en coche o en autocar, exhaustos tras largas horas de miedo, frío e incertidumbre. También llegan por ferrocarril en trenes fletados desde ciudades de Ucrania, trenes repletos de madres, bebés y chiquillos. Todos los hombres de dieciocho a sesenta han unido a la lucha…

El compromiso y preocupación de otros países europeos

            Frente a esta dramática y muy preocupante situación, Polonia vuelve a darnos a todos una lección humana y social extraordinaria que personalmente nos recuerdan acontecimientos ligados con la lucha contra el comunismo, la URSS o Rusia, y de nuevo asistimos a otra nueva etapa de “solidaridad” del pueblo polaco ayudando y abrazando a un pueblo hermano, el ucraniano, con el que siempre tuvo vinculaciones muy claras y directas, en muchos casos de sangre…

            Además del comportamiento polaco ante la situación, hay otros países, principalmente fronterizos con Ucrania, que están recibiendo a numerosos ucranianos. Y también debemos señalar el comportamiento extraordinario de alguna personas y sociedades, ejemplo las españolas, que están recibiendo a ucranianos en sus propias casas o sociedades. Un ejemplo evidente de esta extraordinaria solidaridad es el de la Sociedad Española de Oncología Pediátrica, que está acogiendo y atendiendo medicamente y humanamente a niños ucranianos enfermos de cáncer. Y son también dignas de aplauso las familias que vuelven a acoger en sus hogares a los ucranianos que residieron en sus casas a raíz de la explosión nuclear de Chernóbil el 26 de abril de 1986…

            Aparte del drama humano con la guerra, el futuro inmediato es preocupante y no solo en Ucrania. Hay voces de economistas famosos, como la de Alicia García Herrero, jefe en el Banco Corporativo y de Inversión francés Natixis, que afirma: “Estamos en una situación de grave peligro, no solo militar, sino económico. Vivimos relativamente tranquilos en nuestra casa, pero deberíamos estar en modo de economía de guerra. Veo a la gente demasiado complaciente y esto no se debe banalizar”  

            Termino como empecé, con una frase de Cicerón: “La historia es el testigo de los tiempos, la antorcha de la verdad, la vida de la memoria, la maestra de la vida, la mensajera de la antigüedad”. Y tal y como nos expresamos los cristianos en situaciones tan graves, seamos de donde seamos: “que Dios nos ayude y  ¡que así sea!”…

Nota. Pido disculpas por haber centrado la situación informativa actual en el comportamiento histórico de Polonia, sobre todo en la solidaridad, y no con la barbarie, dramática y sin sentido guerra dictada por Vladimir Putin. Si lo he hecho ha sido a sabiendas que son otros colegas mejor informados que yo, e incluso presentes en el drama, que se ocupan de la situación de la guerra. Para ellos, mi reconocimiento y mi aplauso, y también mi dolor, porque ya ha muerto tiroteado el primer periodista en Ucrania: el norteamericano Brend Renaud, descanse en paz.