Asociación Vasca de periodistas - Colegio Vasco de periodistas

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Somos lavadoras

Por Cristina Maruri.

https://www.ciudadnueva.com/revistalar/somos-lavadoras

No puedo evitar obtener dicha imagen, cuando programo una carga de toallas o de camisas. Cuando empieza a girar el tambor a diferentes revoluciones hasta que culmina el programa y obtengo la ropa húmeda y limpia.


A veces me quedo mirando algunos segundos ese rotar en el mismo lugar, sin otro movimiento ni desplazamiento, que el simple y repetitivo girar.
Temo que así suceda con nuestras vidas. Aunque, si acertara o me acercara, no puedo responsabilizarme o responsabilizarnos de ello, porque desde antaño y entre todos, hemos construido un imperio vital de condicionantes y de exigencias, que harto difícil llegamos a cubrir, con lo que misión imposible es, a menudo superar.


Me da tristeza que el viaje de la vida, solo se quede en un propósito o en un sueño. A descubrir a través de la pantalla, de la inteligencia artificial, o de los comentarios en cenas, pasillos o ascensores. Porque en realidad, el gasto de nuestro tiempo, esa arena burlona del reloj, se supedite a mantener los pies anclados al cemento de las preocupaciones, de los temores, del plano y alienante sobrevivir.


La rebeldía ha de ser herramienta y medicina en nuestros días. Que el cansancio de arrastrar las botas no la anule o esclavice, para que encontremos fuerzas debajo del montón de expedientes o en la papelera donde hemos arrojado nuestros anhelos. Porque la necesitamos más que nunca, ya que en su reverso se escribe la palabra de nuestra felicidad. Es gasolina, o energía solar, para que no me tilden de fósil.
Dicen que el equilibrio es difícil de lograr, así lo creo. Al igual que estoy convencida, que no hemos de escorar el barco hacia las obligaciones, represiones, ni demoras, sobre todo, cuando el reloj avisa que la pila se empieza a desgastar.
No se trata de ser irresponsables, malos, ni de comer del pedazo de tarta que corresponde a otros. Se trata de nosotros, de nuestra música, la que no puede sonar, porque a menudo vivimos generando solamente ruido.


Alzo la mano y pido un momento de reflexión, para saber a dónde vamos, si eso es lo que queremos y si ese camino refleja quienes somos. Si la respuesta es negativa, desdeñemos el plato que se nos ofrece. Puede parecer apetitoso, pero segura estoy, de que no nos conviene.


No hay nada similar en plenitud a ser fieles a nosotros mismos, que podamos mirarnos al espejo y nos reconozcamos. Dejemos de huir de modas, influencers o clichés. Ninguno de nosotros somos sucedáneos de nadie, somos auténticos, originales y únicos. Pongámonos en valor, rumbo a un viaje interminable y que sin duda nos merecemos. Ese viaje en el que la brisa nos despeine, y en el que la brújula solo nos marque libertad.