
Hace unas semanas este periodista fue entrevistado para Radio Nacional por Ana José Cancio, famosa periodista por haber dedicado con enorme éxito la mayor parte de su carrera profesional al periodismo deportivo, sobre todo el femenino, entre los años 1982 al 2008… La entrevista fue sobre mi experiencia personal en el fenómeno de las antiguas “Hojas del Lunes”, sobre todo la de Bilbao, con distribución y venta en todo el norte de España, y que fue un ejemplo por el trabajo extraordinariamente hecho, hasta el punto de que alcanzó en ocasiones la mayor tirada de todas las Hojas, tirada muy cercana a los cien mil ejemplares y que tuvo que cerrarse poco después del fallecimiento de Franco, el 20 de noviembre de 1975, al salir distintos diarios vascos también los lunes, e incluso crearse periódicos nuevos de toda la semana completa como fue el caso de “Deia” y “Egin”…
Sobre este tema de “La Hoja del Lunes” de Bilbao, por mi experiencia personal, he tenido la suerte de que me hicieran varias entrevistas, además de la de Ana José Cancio, debido fundamentalmente a que durante siete años, como periodista en activo, además de mi trabajo de lunes a sábado en “La Gaceta del Norte”, que era el diario donde yo mismo trabajaba, los domingos lo hacía en la “Hoja” (…) En esos años, “La Hoja” la realizábamos entre cuatro personas, redactores de “La Gaceta”, formando equipo… Durante la semana, el tiempo libre generalmente lo ocupábamos en la realización de distintas secciones para “La Hoja”, que los domingos la sacábamos con este horario: De siete y media de la tarde, al cierre, que era alrededor de las tres de la mañana…
Una “Hoja del Lunes” elaborada toda la semana
La labor del domingo era prestar atención a todo lo ocurrido ese día para publicarlo el lunes, dedicado fundamentalmente a las secciones de local, nacional y deportes del propio domingo; lo demás estaba ya elaborado por los propios periodistas… No había categorías, aunque por el trabajo que nos repartíamos los cuatro compañeros: Manuel Igarreta, Joaquín Goñi, José Luís Blanco Zamora y yo, hacíamos labor de jefes de sección o redactores-jefes, con mando y dirección sobre los servicios de agencia, secciones de local y deportes. El director fue Iñaki Iriarte, que lo fue también director del diario “Deia”… Mi misión los domingos era fundamentalmente los Deportes, con un número elevado de páginas dedicadas fundamentalmente al Athletic, pero también a otros equipos vascos y al Logroñés, ya que nuestra Hoja era también la de Álava y la Rioja, así como a otros deportes, principalmente pelota vasca…
Además de eso, los cuatro redactores del domingo teníamos otras funciones y trabajos durante las horas libres del resto de la semana. Personalmente llegué a tener hasta cinco secciones: “Tema Vivo-Tema de Opinión”, entrevista o encuesta semanal; “Lunes Cultural” o “Tertulia de las Artes”, dedicados a la cultura en general y al arte en particular; “Nuestro Periódico”, espacio elaborado por un equipo de niños distinto en edad escolar cada semana; “Página abierta”, dedicada a los jóvenes y/o a las asociaciones; e incluso “Club del Lunes”, un espacio donde se intentaba destacar el contenido informativo de la publicidad, que fue todo un ejemplo dirigido por José Ramón Basterra…
Preguntado cómo y por qué entré a trabajar en “La Hoja del Lunes”, la respuesta fue sencilla: Los trabajadores fijos de la Redacción de esa jornada (no necesariamente los colaboradores) éramos todos asociados y elegidos por la Junta Directiva de la Asociación Vasca de Periodistas. Por tanto, me eligieron y propusieron, y acepté porque era una forma de realización personal y profesional, un trabajo con más autonomía que “La Gaceta”; y con una remuneración que, sin ser alta, me ayudaba a terminar el mes holgadamente…
Otra cuestión con pregunta: Hacías lo mismo en “La Gaceta” que en “La Hoja”, respondo: No. Ni hacía lo mismo ni tenía el mismo puesto. Yo, en “La Gaceta” estuve en tres secciones: Local, Deportes y Cierre. En Deportes, inicialmente, debido a la dimisión del muy conocido “Joma”. Entonces, por haber jugado al fútbol cuando estudiaba, se me encargó escribir del Athletic, lo que acepté con la condición de dejarlo cuando quisiera… Así se hizo y estuve un poco menos de dos años, hasta contratar el diario a José María Múgica, grandísimo escritor, no solo deportivo, del que escribí un libro titulado: “José María Múgica, humor en rojo y blanco”, editado por Bilbao Bizkaia Kutxa… Y trabajé también en el Cierre del periódico, trabajo de noche… Se me obligó como castigo al hecho de que denuncié a la dirección del periódico porque en temas locales o regionales, sobre todo de los que entonces se entendían como de “orden público” y/o política, me cambiaban los textos que escribía manteniendo la firma. Me opuse a ello y se me castigó a trabajar avanzada la tarde, la noche y la madrugada durante años. Y en La Gaceta siempre ocupé el puesto de redactor…
Nueva Pregunta: A qué compañeros recordaba de mis tiempos de “La Hoja del Lunes de Bilbao”, la respuesta fue sencilla: Además de los citados y a casi todo el taller de “La Gaceta” que trabajaba con nosotros los domingos, principalmente a su regente Pablo Álvarez, y recuerdo también ¡cómo no! a José Ramón Basterrra: por su personalidad, por su gerencia de la Asociación de Periodistas y por sus crónicas del Athletic, a Juan Rivechini, que llevaba la administración del periódico y la de la Asociación de la Prensa, a Iñaki Iriarte, Alfonso Ventura, Félix García Olano, Antonio Guerrero, Antón Eguía, Joaquín Benito, Miguel Ángel Astiz, etc.
En cuanto a las ideas políticas, ideológicas, económicas, etc., en los años en que estuve yo se respetaba la pluralidad y la independencia. El equipo que trabajábamos nunca tuvimos problemas y si había alguna duda decidíamos por mayoría o consultábamos –en casos delicados- al director, que intervenía lo menos posible, salvo en aquello que podría repercutir en el cierre del periódico o en la suerte de los otros periódicos y de la Asociación. Una anécdota divertida: “Villar agredió a Cruyf en San Mamés a los pocos días de que la Real Academia de la Lengua Española aprobara el término “ostia” (sin “h”) y tuvimos la duda de si publicar en primera página este título: “Ostia de Villar a Cruyf” con la foto. Nos juntamos “los cuatro” y por mayoría absoluta decidimos que “sí”, y ahí estará, en la colección del periódico. Otra anécdota más grave: Por unas informaciones y opiniones sobre educación universitaria, el ministerio nos amenazó con el cierre del periódico si seguíamos publicando lo que ocurría… Decidimos continuar… hasta una nueva amenaza con solución política gracias al apoyo de gran parte de la sociedad vasca…
Preguntado si tenía “La Hoja” un Consejo de Administración o algo parecido, quien lo nombraba y en función de qué criterios, respondo: El Consejo era la Junta Directiva de la Asociación y trabajaba de acuerdo con la gerencia y el presidente de la Asociación. Esa Junta la elegía la Asamblea de la propia Asociación y se encargaba de formar el equipo de La Hoja… ¿Y en cuanto a la relación con los diarios vascos?… Era económica con La Gaceta, puntual en algún caso particular con El Correo, y de consentimiento y no intervención por parte del Hierro…
Preguntado sobre
Preguntado: ¿Quién “mandaba” realmente en La Hoja del Lunes, a nivel de Redacción y a nivel Empresarial? ¿Qué papel jugaba en todo ello la Asociación de la Prensa?… Respondo: Mandaba el “equipo” y sus colaboradores. Había control administrativo por la gerencia e intervención de la dirección o de la Junta en muy determinados momentos. El “equipo” sabíamos qué podíamos y qué no podíamos publicar, pero Madrid y la censura del Ministerio (en palabras del delegado de Información y Turismo de entonces) eran conscientes de la difusión y el interés de la Hoja, y su cierre en determinados momentos hubiera sido un golpe muy fuerte a nivel de toda España. Además, las opiniones más avanzadas o las más políticas solían ser la de colaboradores con firma o seudónimo conocido, y/o la de recortes de los periódicos o revistas más abiertos e independientes. Manuel Igarreta tenía una sección semanal en la que elegía aquello que provocaba más interés de lo publicado por los medios españoles, y tampoco era justificación cerrar nuestro periódico si antes no se cerraba el primero en publicar aquella opinión o información.
¿Había discrepancias internas: políticas, educativas, sociales, , religiosas…? Entre los que hacíamos en periódico, ninguna, o si la había se respetaba la pluralidad y la mayoría… Creo que ese fue uno de los éxitos de La Hoja, la “pluralidad plural” y el escribir “entre líneas”, así como el de utilizar aperturas indirectas, por ejemplo, la labor de Miguel Ángel Astiz, a través del folklore y la fiesta vasca, el espíritu sentimental e incluso políticamente vasco; o los trabajos de Félix García Olano, por su interés social y católico…
¿Puede decirse que La Hoja tenía una línea editorial propia, diferente a los otros medios de comunicación: prensa, radio, televisión?… La Hoja no tenía editoriales, por tanto, no reflejaba su ideología institucional. Sólo publicaba editorial cuando se le obligaba –orden del ministerio- desde Madrid, que generalmente era el mismo editorial que el de otros periódicos, aunque, astutamente, el encargado de ello (Manuel Igarreta) o hacía ver que ya se había publicado en otros periódicos o justificaba su negativa afirmando que no había llegado el texto al periódico porque teníamos mal el servicio de teletipos.
Voluntaria o involuntariamente, el “equipo” de la Hoja utilizábamos alguna norma sencilla para garantizar la independencia informativa: ofrecer los hechos al lector tal y como hubieran ocurrido, llamando a las cosas por su nombre a pesar de que eso irritara e incomodara. Teníamos la ventaja de salir solamente los lunes y de que era un día más propio de opiniones deportivas que de las otras, aunque éstas las tuviéramos bien repartidas por las distintas secciones y/o páginas.
Por tanto, la Hoja se valía de la opinión, juicio o criterio de sus colaboradores (en su mayoría asociados) o de los “recortes” de la prensa española y extranjera, sobre todo francesa e inglesa. Respecto a otros medios informativamente se decía que la Hoja era prima-hermana de la Radio Popular de entonces, y prima parcial del despliegue informativo-político de la Cadena Ser… Lo que sí era muy distinta con respecto a las otras de España, lo era en casi todo…
¿En los tiempos del tardofranquismo y la transición, la Hoja estaba posicionada políticamente?… Me gusta ese término de “tardo-franquismo” porque los años de Franco obligaban a estar permanentemente en guardia, aprovechando cualquier pequeña apertura en cualquier campo, incluso el deportivo… La Hoja si no estaba posicionada, su lector entendía que estaba, sobre todo aquel que seguía leyéndola y entendiendo lo que se quería decir sin llegar a decirlo del todo… Creo que se desprendía, en casi todas las páginas, un deseo ferviente por la democracia y la libertad… Y no creo que tuviera una postura claramente nacionalista, y el equipo que la hacíamos no éramos nacionalista ninguno. Además, hubiera sido un grave error, porque la Hoja se vendía muy bien fuera del País Vasco….
¿Cómo y cuáles fueron las relaciones con el franquismo, el régimen, la iglesia, los políticos, los partidos, los sindicatos?… Creo que está contestado. Relaciones directas, ninguna. Algún enfado y amenaza de delegados, gobernadores y de ministerios, pero nada más. Hubo algún intento de prohibirnos algunas secciones concretas, pero la reacción unánime de cientos de lectores con escritos propios lo impidieron… Y con la iglesia, nuestra postura era la de los curas más avanzados (con colaboraciones de Félix García Olano y el apoyo al obispo Antonio Añoveros 1909-1987); con los políticos y partidos, ninguna, salvo la positiva que se mantenía con las asociaciones de familias y vecinos, así como las de carácter cultural; y con los sindicatos, más con los horizontales de la oposición (huelgas, convenios y unos de mayo) que con los verticales del poder, sobre todo en cuestiones sociales y educativas. Una anécdota: había un grupo de masones que sólo se atrevían a mantener contacto con nosotros, por seguridad y confianza en los que hacíamos el periódico…, y publicábamos sus exposiciones y conferencias…
Preguntado sobre si “La Hoja” padeció amenazas e incluso ataques etarras, respondo: Tanto como todos los medios informativos, sobre todo los vascos… La Gaceta y la Hoja perdieron a uno de sus mejores colaboradores, José María Portell, asesinado por ETA, por mantener estrecha “relación” con los hechos: asesinatos, amenazas, etc… Lo asesinaron una mañana al salir de su casa, unas horas después de dejarle yo en su casa… Lo cierto es que gran parte de los periodistas vascos estuvimos amenazados y con escolta… Incluso hubo algún que otro atentado además del de Portell, con heridos… A cambio respondimos siempre con amplia información…

José María Portell: el gran periodista asesinado por ETA
La pregunta siguiente está relacionada con la prensa vasca y española en general con relación con ETA y su éxito informativo. Respuesta: Lo ya indicado. La clave era la postura de determinados periódicos, que ya se ha señalado, y el peso que tenía en España la misma Hoja del Lunes de Bilbao… Recuerdo un estudio de entonces que además de las revistas nacionales semanales, “Triunfo” y “Cuadernos para el diálogo” fundamentalmente, se destacaban periódicos –por su atrevimiento e interés– como “El Norte de Castilla” de Valladolid (con Miguel Delibes de director), el “Diario de Mallorca”, y algunas cosas de “La Vanguardia”, el “Ya” y “Pueblo” (…) Pero de los lunes, sólo se destacaba una Hoja, la de Bilbao.
Una pregunta amplia fue aquella de: Temas, momentos, sucesos “estelares” de la historia de La Hoja: amnistía, ikurriña, pastoral de Cirarda, huelga de Bandas… Actitud / postura ante los hechos comparada con la de otros medios de comunicación… Respuesta: Habría que volver a ver los ejemplares, pero creo que la postura era clara a favor de la ikurriña como reivindicación justa, y mucho más clara a favor de la amnistía, la pastoral de Cirarda… Antes, el intento de expulsión de Añoveros, con amplísima información, huelga de Bandas, etc.
De la Amnistía realicé personalmente un trabajo que me sirvió para el doctorado y recuerdo que tuvimos problemas con el manifiesto y la información del 8 de julio de 1976 en Santurce a favor de esa amnistía y la libertad… Pese a que ocurrió después de la multitudinaria de Bilbao (“a favor de las libertades nacionales y la democracia”), en la “manifestación” de Santurce intervino la policía y murió Norma Menchaca, “Normi”, una mujer casada, de 45 años, madre de tres hijos, y además hubo tres heridos de bala y numerosos detenidos…
En el tema de Bandas, por ejemplo, información semejante a la que tuvo (ejemplarmente) el “Hierro” de entonces. Hubo otras huelgas que nos trajeron serios problemas, como las de la educación, alumnos de Magisterio y Escuelas, y las universitarias, en Económicas (junio de 1974) y Deusto (expedientes incoados a treinta estudiantes y amenazas a profesores de grupos “ultra”), así como en los primeros meses de la Facultad de Medicina de Lejona, y de la entonces Escuela de Periodismo en la que personalmente daba clases desde que se creó…
Además de todo eso, prestamos atención y dedicación especial a los problemas de contaminación y Margen Izquierda (en esto se distinguió José María Portell), a las Asociaciones de Familias y Barrios, así como a los temas de la Juventud, con participación activa a raíz de la I Semana Nacional de la Juventud en Valladolid y otras semanas en Baracaldo, Sestao y Getxo; y la Cultura, con promoción y apoyo a campañas concretas a favor de la educación y del arte popular (para todos), así como de “El Periódico y el Teatro en la Escuela” y de la Universidad Pública, reivindicando concretamente facultades como la de Derecho, Filosofía y Ciencias de la Información…
Recuerdo (por mi participación personal) un movimiento a favor de una Casa de Cultura en Getxo, que acabó prometiendo el alcalde; y pedimos insistentemente desde las páginas de la Hoja un Museo de Bellas Artes más abierto al público en general y otro Museo, de arte contemporáneo, al margen del existente. Eso provocó un nuevo interés, que desembocó en la oferta de Elorrio, en un palacio de aquella localidad, y posteriormente en el cubo de la Alhondiga, primero, y el Guggenheim de Bilbao, después, de los que conozco con detalle la historia, puesto que trabajaba como responsable de comunicación del Departamento de Cultura del Gobierno vasco junto a Joseba Arregui, el consejero, personaje clave junto a Juan Luís Laskurain, entonces diputado de Hacienda de Vizcaya, en la creación del acuerdo con los norteamericanos y con el museo, así como el hecho de que se levantara en Bilbao y no en San Sebastián, sobre todo por la gravísima situación económica que atravesaba Vizcaya…
Volviendo a la pregunta, en todos los casos, en la Hoja, respecto a la información, éramos fieles a los hechos, reflejando las opiniones de unos y otros… ¿Provocábamos algunas reacciones irracionales? … Pues puede que sí. Un dato: a raíz de una entrevista que realicé a un ganadero cántabro sobre la leche y la carne recibí numerosas amenazas de muerte y la escenificación de un chantaje a mi familia, no a mí…
Nueva pregunta: La Asociación de la Prensa, además de editar la Hoja, ¿tenía otras funciones?, ¿cuáles?, ¿quiénes y con qué cometidos específicos formaban la Asociación?… La Asociación cubría las necesidades asistenciales: sanitarias fundamentalmente; también de vivienda –cooperativa para casas de los periodistas en Leioa-, jurídicas y sociales, ejemplo: para los huérfanos de periodistas. Además, había otro tipo de ayuda, como una buena cesta en Navidad o algún viaje turístico (conseguidos por intercambio de “cromos” con empresas a través de la publicidad) y una ayuda monetaria a final de mes.
En la Asociación sólo estaban los periodistas que aparecían en el Registro Oficial de Madrid o eran ya licenciados en Periodismo… Aún así, teníamos que estar en nómina en el medio correspondiente (generalmente la prensa) e incluso esperar a su inclusión, al capricho o aprobación de la Junta Directiva de la Asociación. Por lo demás, los periodistas nos reuníamos oficialmente una o dos veces al año, en asamblea, misa y/ o comida de hermandad. Sin embargo, nos reuníamos con mucha más asiduidad fuera o dentro de la propia Asociación.
Hablando de ingresos, se supone que la fuente principal, además de la venta, sería la publicidad… En tal sentido, ¿la Hoja amortizaba simplemente gastos u obtenía beneficios? ¿Cuál era el destino de esos beneficios?
La publicidad era importante y cabría distinguir el trato que la Hoja dispensaba al publicitario, con más atenciones e incluso con aportaciones nuevas en sus páginas, como los anuncios inmobiliarios y de agencias de viaje que tanto se utilizaron después en los diarios. Pero además de la Publicidad, la Hoja se valía de una extraordinaria tirada, que aumentaba hasta un 50% en fechas en las que había alguna noticia extraordinaria (recuerdo el accidente del tren entre Sopelana y Plencia de un domingo veraniego) y cuando el Athletic ganaba, sobre todo fuera de casa. Y dado que la Hoja se vendía sólo en kioscos (no había suscripciones), la venta dependía mucho del día meteorológico que hiciera, bajando mucho aquellos en los que llovía torrencialmente, y subiendo cuando salía el sol.
Con respecto a los beneficios, ya he indicado que iban para los asociados (ayuda asistencial-social y ayuda económica y/o de vivienda) y la Federación de Asociaciones (FAPE) en Madrid, que se ocupaba de algunas ediciones profesionales y de algunas ayudas a jubilados y huérfanos.
Evidentemente, al menos el “trauma” emotivo, del buen recuerdo, además del profesional más que el económico, salvo la ayuda existencial, que era importante: cubría, por ejemplo, el Igualatorio Médico de la familia.
Nueva pregunta: ¿Las Hojas del Lunes eran un “privilegio” para unos cuantos (como alguien ha sostenido) o que realmente cumplían una función necesaria?…
Indudablemente creo que, sobre todo, cumplió una función y la hubiera cumplido aún mejor en estos tiempos dominados por sectores ajenos a la propia información y a la profesión periodística… Es evidente que el franquismo planificó la situación de los medios tratando de controlar a empresas y profesionales, pero en el caso de Bilbao, aunque había control no podía evitar algo que va unido a la la autonomía, así como a la ética: el éxito. El franquismo concedió, en cada provincia, un periódico diario al Movimiento, un periódico diario a la Iglesia, un periódico diario a la Empresa, y un periódico semanal a los profesionales, y en todos los casos sabía que tenía la sartén por el mango, no sólo por razones políticas y de poder, sino también económicas: con la subvención del papel y otro tipo de concesiones… Aún así, “La Hoja” de Bilbao supo utilizar trucos de manifiesta libertad, incluso con amenazas constantes de cierre o de eliminación de alguna sección, con “levantamiento” de muchos lectores… Lo cierto es que “La Hoja de Bilbao” cumplió una función muy periodística e incluso de sabia libertad…
Una última pregunta de futuro: ¿Las Hojas del Lunes serían una buena solución para evitar la crisis económica de los diarios?… Por lo que sé y he vivido, la gran mayoría de las empresas periodísticas de hoy (probablemente todas) estarían encantadas de ceder económicamente la edición de los lunes para evitar el costo añadido (algunas con otra Redacción distinta) los fines de semana, fundamentalmente los domingos. Lo harían por razones económicas, pero dudo de que lo hagan por aspectos políticos y de poder, incluso de formación de personal. Las empresas se han inventado los “Master”, consiguiendo un dinero por la matrícula y unos trabajadores baratos que le hagan tareas que hoy le saldrían muy caras, como son la de los domingos. Además, hay que tener en cuenta que los periódicos de hoy dependen de empresas mayores, multi-medis, en las que hay personas/trabajadores multifuncionales (prensa, radio, televisión, Internet, etc.) y que los diarios son muy distintos de martes a viernes que de sábado a lunes. Los fines de semana se realiza un periódico muy distinto, siguiendo el modelo que ya hacíamos con la Hoja de Bilbao: elaborado entre semana, con secciones fijas y reportajes, muchos de ellos enlatadas o, como se decía, que están en la nevera..ñ
Finalmente, ¿las Hojas tendrían que volver? ¿Por qué “sí” o por qué “no”?… Desde el punto de vista democrático, independiente y profesional, deberían volver, pero no va a ocurrir por lo ya señalado. Hay demasiados intereses en juego para ceder un solo día de la semana. Eso creo.
José Manuel Alonso